Sofía. Al abrir los ojos, lo primero que vi fue la ancha y tatuada espalda de Oscar. Me volteé y encontré a Marius pegado a mí, tan cerca como yo lo estaba de Oscar. Me sentía tan pequeña en medio de ellos. Marius tenía un brazo bajo mi cabeza, usándolo de almohada, y el otro me apretaba a su cuerpo. Oscar me sujetaba el brazo, y mis piernas estaban enredadas con las suyas. Intenté no reír. Era muy diferente despertar con ellos que con Marko y Samuel; los menores duermen tan mal que amaneci adolorida. Me liberé de su agarre y bajé con cuidado de la cama para no despertarlos. Fui al baño, hice mis necesidades y tomé una ducha rápida. Sonreí al ver una sudadera de Marius en el lavamanos, seguro la había dejado intencionalmente para mí. —Mmm, me gusta —dije al oler su perfume. Me vestí y

