Capítulo 5

1614 Palabras
Brooke –Diablos– maldije, apagué el motor de mi auto, mirando por el retrovisor, Adam estaba estacionándose. Esta noche yo pensaba acabarse nunca. Pensé en quedarme en el auto e ignorarlo, pero eso seria darle mucha importancia. Salí del coche intentando controlarme, él me llamo. –Brooke– las manos me temblaron cuando intente abrir la puerta, respira, Brooke. Lo sentí estar detrás de mí– Brooke. –Adam, es tarde quiero irme a dormir– al fin pude abrir la puerta, ente en casa tan rápido como pude y traté de cerrar la puerta, pero él puso el pie– Adam, por favor– le rogué. –Déjame entrar, necesitamos hablar. – empujo la puerta y entro en casa. –Nosotros no tenemos nada de que hablar– deje el bolso y las llaves en la primera mesa que encontré, apoyándome en la pared me quite las zapatillas. Moria por sentir el piso bajo mis pies. Adam estuvo junto a mí en pocos movimientos, estaba demasiado cerca. –¿Por qué has hecho eso? –¿Hacer qué, Adam? – puso sus manos en mis caderas, no tenía a donde huir. –Adam, por favor. No me toques. – se inclino y me ayudo a quitarme la zapatilla. –Ponerte ese vestido y salir así a la calle– ahí iba otra vez. –Tienes que dejar de decirme que hacer. –No te estoy diciendo lo que tienes que hacer. No te imaginas lo sexy que te ves en ese vestido y lo que me costo no tocarte toda la noche. – sentí una gota de sudor bajarme por la espalda. –Adam– susurre, mirándolo a los ojos. –Tienes que perdonarme, Brooke. No puedo vivir sin ti en mi vida, no sé que hacer. –Adam, no puedo. Tienes que dejarme. Me has hecho mucho daño. –Lo siento. Lo siento. –Con pedir perdón no solucionamos nada. –¿Quieres que me ponga de rodillas? ¿dime qué quieres que haga? Y eso hare. –Necesito que te vayas. –No, somos una familia, Brooke. –Dejamos de ser una familia hace mucho tiempo. Me has engañado, maltratado por años y no puedo seguir aguantando así. –Por favor, Brooke. Voy a hacer todo lo que quieras para que me perdones. – se puse de rodillas y se abrazo a mis caderas. –Perdóname, perdóname– intente contener las lágrimas, puse mis manos sobre sus brazos para que me soltara. –No puedo, no puedo. Tienes que soltarme e irte. –No, Brooke. No te dejare ir, nosotros estamos destinados a estar juntos para siempre. –Adam, por favor. Es tarde– se puso en pie y me puso las manos alrededor de la cara y me beso sin verlo venir, patalee y lo empuje como pude. –Vamos, Brooke. No te resistas, sé que me amas, nosotros nos amamos desde siempre. –Adam, no. Me estás haciendo daño– seguí empujándolo lejos, él me agarro las manos, yo era pequeña e indefensa contra él. Las lágrimas me saltaron por los ojos– No. –Sé que me deseas, siempre lo has hecho. –En este momento no te deseo, para nada. – me estampo contra la pared, todo el aire de mis pulmones se me escapo, dejando salir un gemido de dolor continúe luchando contra él. –¿Qué has dicho? ¿Es por que te gusta el niño eso? ¿Es por Jack? ¿Eso es lo que intentas decirme? – gruño, volvió a intentar besarme, pero aparte la cara a tiempo y sus labios quedaron en mi mejilla, me beso por el cuello y me mordió, grite de dolor. Lo golpee en la pierna con mi pie, pero aun así no se alejó. –No, no me gusta ningún otro, Adam. Solo quiero estar sola. Estas haciéndome daño– la voz se me entrecorto. –¡Papá! – me quede frisada de golpe. No, Katy. Adam me soltó– papá, será mejor que te vayas antes de que llamé a la policía– dijo con la voz tan dura que ni la reconocí. Aquella mujer no era mi niña risueña y alegre.   –Kat. No está pasando nada aquí– no pude sostenerme, apoyándome en la pared me dejé caer al suelo, llevándome la mano al cuello, sentí la marca de sus dientes en mi pie. No quería que ella me viera así, que nos viera así, en lo que nos habíamos convertido. –Papá, vete. –Kat, cariño. Yo… –Papá que te vayas o llamo a la policía. –pasaron algunos segundos en silencio, donde solo mis sollozos se escucharon. –Está bien, me iré– hablo calmado. –Y no vuelvas– Katy seguía con su voz dura y pausada. Los pasos de Adam retumbaron por la casa, luego se escucho un portazo. Me congele allí. –Mamá– Katy me rodeo los hombros con sus brazos y apoye su mentón en mi cabeza. –¿Estas bien? – negué con la cabeza, el llanto no me permitía hablar. –Esta bien, ya paso. Estoy aquí y no voy a dejarte sola– la abrace, nos quedamos en esa posición por un largo rato. No podía dejar de llorar, por más que lo intentara. –Ven, vamos a recostarte– nos pusimos en pie– vamos para que te pongas algo cómodo para dormir y luego las dos dormiremos juntas como cuando yo era pequeña y te quedabas conmigo hasta que me durmiera porque era una miedosa. –intente reírme, pero no me salió. Katy me ayudo a ponerme un pijama y a desmaquillarme. –Voy a pasarte un poco de alcohol por la herida– asentí, seguía estando aturdida y no dejaba de llorar. Era la primera vez que Adam me había atacado físicamente, era lo que más miedo de daba de todo, me decía que podía soportar todo lo demás, ¿pero esto? No creo que pueda mirar a mi propia hija en este momento. Me llevo a su habitación y nos acostamos en su cama. –Gracias– le susurre con la voz ronca. –Todo esta bien, mamá. Ya paso, no tienes porque darme las gracias. Estamos para protegernos. –Mi niña– la sostuve cerca de mí, ninguna madre quiere que sus hijos sean testigo de algo así. Yo había fallado en eso, en protegerla. –Lamento que hayas tenido que presenciar algo así. –No tienes que disculparte, mamá. … Cuando desperté a la mañana siguiente Katy ya no estaba así que refugié bajo las sábanas, no quería levantarme, solo quería quedarme en cama y llorar hasta no aguantar más, pero no podía seguir llorando por él. No lo podía dejar ganar. Ignorando el dolor de mi espalda me puse en pie y baja a la cocina, mi hija esta sentada en el desayunador, con su celular en la mano, lo miraba fijamente. –¿Sucede algo? – le di un beso en el cabello al pasar por su lado. –No, solo que papa me llamo… quería disculparse por lo de anoche, dijo que había tomado y que estaba un poco altera– asentí, vi que había café en la cafetera. –No tienes que odiarlo, es tu padre y por lo único que no puedo culparlo es de ser un mal padre. –Ya, Boo, pero lo que te hizo anoche no se lo perdonare nunca. Esta mañana he llamado a Aaron, mamá y se lo he contado todo. –abrí la boca para responderle, pero siguió hablando– sé bien que no querías que se enterara de nada, pero no podía seguir creyendo que aquí estamos todos bien, no después de lo de anoche. No me trago las disculpas de papá y tengo miedo de que vuelva y se ponga violento nuevamente, tal vez si mi hermano está aquí por unos días, las cosas se calmen con él. –¡AY! – gemí, cuando hice un movimiento brusco, la espalda me dolía muchísimo. –¿Estas bien? – asentí, con cuidado me llevé la taza a la boca. –Solo me duele la espalda. –¿Papá te pego en la espalda? – no quería responderle a eso, porque ella había visto los restos de sus dientes en mi cuello. –Desgraciado. –Sin maldecir. –Lo siento, mama, pero es la verdad. ¿te molesta si invito a Nick a comer? –¡Oh, cariño! – me fui a sentar a su lado. –Es su día libre, ¿también quieres que este con nosotras en su día libre? –asintió. –¿Cómo voy a pasar tiempo con él antes de irme a la universidad? –trague el nudo de la garganta al recordar el beso y la forma en la que me había tocado, si ella supiera lo que paso anoche, las cosas que me dijo, eso le destrozaría el corazón. –Tal vez deberías de asegurarte que le gustas antes de ilusionarte con él. –Ah, mamá. No me mates las ilusiones. –Cariño, solo no quiero que salgas lastimada. –Esta bien, no voy a hacerme más ilusiones hasta saber que él siente. –Así esta mejor. –tome la taza en mis manos– voy a ir a darme una ducha, Jane vendrá a comer y le prometí hacerle pollo frito. –Delicioso. Tomate algo para el dolor– asentí y me fui a mi habitación. Frente al espejo estire el cuello para verme la mordida, estaba poniéndose fea, tomando un color oscuro. Iba a necesitar utilizar suéter de manga larga por unos días en pleno verano.    
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR