Capítulo 1.- Entre cuatro paredes
CINTHYA
—¿Dónde estoy? —despierto desorientada con un terrible dolor de cabeza—. Señorita por favor ayúdeme, le pido a la enfermera que se encuentra a pocos pasos de mi.
—Mantenga la calma, se puede hacer daño. —la enfermera me ayuda a recostarme nuevamente—. Todo está bien, no se preocupe el dolor va a pasar rápido.
—¿Qué me pasó? ¿Por qué estoy aquí? —coloco ambas manos en mi cabeza, el dolor es terrible parece que me hubieran golpeado con un martillo—. No recuerdo que fue lo que me pasó.
—Solo puedo decirle que gracias a su prometido está a salvo. —informa mientras coloca tratamiento en el suero—. Ese hombre se ha desvivido por usted en todos estos días, ha estado al tanto de todo lo referente a lo que le pase. Además se nota lo mucho que la ama.
La enfermera sigue hablando cosa que no le he seguido prestando atención, lo último que escuche fue que mi prometido hizo todo lo posible por salvarme ¿Qué demonios fue lo que ocurrió? no recuerdo nada, prácticamente me devano los sesos tratando de recordar, pero todos mis esfuerzos son en vano.
La enfermera termina de revisarme y sale cerrando la puerta. Me encuentro recostada en la cama y no me había percatado de que tengo la cabeza vendada.
No entiendo que fue lo que pudo suceder, el trauma tuvo que ser tan fuerte que no recuerdo nada, tengo la mente totalmente en blanco y esto me esta empezando a preocupar.
Trato de obligar a mi cerebro a recordar lo que sea que haya sucedido, pero el terrible dolor de cabeza me lo impide, espero que con el tiempo pueda recuperar mis recuerdos y tal vez mi prometido me pueda ayudar.
Las horas pasan y mis párpados empiezan a pesar, poco a poco cierro los ojos hasta caer en un profundo sueño.
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Despierto sintiéndome mucho mejor, el dolor de cabeza ha disminuido considerablemente. Los medicamentos que me han suministrado han hecho efecto satisfactoriamente.
El doctor que se encarga de atender mi caso dice que he mejorado muy rápido. Lo que me preocupa es el no recordar nada de mi vida. Tengo muchas lagunas mentales y todo a causa del golpe que recibí en el accidente automovilístico que sufrí «Esas fueron las palabras dichas por mi médico tratante».
Según mi doctor dice que recuperar la memoria lleva tiempo, no sabe con exactitud cuánto puede tardar, se puede llevar días, meses e incluso años «Espero no estar desmemoriada por mucho tiempo, necesito saber más de mi vida. Mis últimos recuerdos son cuando bailaba en el Club y no creo que mi vida haya girado en torno a eso».
En cuanto a mi prometido no lo he visto en casi un mes de estar aquí hospitalizada. Solo nos hemos comunicado por llamadas telefónicas, cada vez que lo hace no deja de decirme lo mucho que me ama y cuanto me extraña. Tuvo que salir del país por negocios y en parte lo entiendo, no puede descuidar sus negocios por estar a mi lado cuidándome. Escuchar su voz no me hace sentir nada, siento que es un completo extraño para mi en todos los sentidos y no sé como estamos comprometidos.
Muchas veces he llegado a pensar que todo esto se debe al accidente, pero estoy segura de que con el pasar del tiempo todo se va aclarar y por fin voy a recuperar mis recuerdos.
Si todo sale bien en los exámenes que me han realizado en cuestión de días seré dada de alta. La verdad es que estar encerrada en estas cuatro paredes no es para nada divertido.
Por lo menos todo no es malo ni aburrido, he entablado una amistad con Amanda, ella es la enfermera que se ha hecho cargo de mí durante mi estancia en este hospital. Con ella converso de temas triviales y me habló de su pequeño hijo, cuenta con 2 años de edad. Saca de su bolsillo mostrándome la foto de su pequeño, es muy tierno y no se porque razón siento que mi corazón se estruja y una pequeña lágrima brota por mi mejilla.
Disimuladamente paso mi pulgar para limpiarla, no quiero que ella se dé cuenta que estoy llorando. No tengo un motivo o explicación a lo que estoy sintiendo en este momento.
—¿Por qué está triste? —toma mi mano con mucho cariño—. Acaso dije algo que te hizo ponerte así, te juro que no fue mi intención…
—Si te digo que no sé el motivo por el cual me puse así no me lo vas a creer. —me encojo de hombros—. Tan vez vas a pensar que ya me volví loca.
Ambas soltamos una carcajada a causa de lo que acabo de decir. Seguimos conversando por un largo rato en donde me cuenta que es madre soltera y que la vida para ella no ha sido fácil. No cuenta con el apoyo de sus padres, dice que ellos se decepcionaron tanto de ella que le dieron la espalda negándose a ayudarla.
Referente al padre de su hijo apenas se entero de su embarazo huyó como un cobarde para no hacerse responsable. Prefirió darle una suma de dinero para que se hiciera un aborto, cosa que ella no tenia pensado hacer.
El pequeño no tenía culpa de nada y ella no iba a recurrir a lo más fácil para deshacerse de él. Ella lucharía contra viento y marea por sacar a su pequeño adelante.
Después que me den de alta tengo que seguir guardando reposo por más tiempo, pensé que sería una gran idea decirle a mi prometido que sea ella mi enfermera y así poderle dar un ingreso fijo y darle la posibilidad de que tenga a su pequeño junto a ella y no siga gastando en un cuidado de niños.
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Finalmente ha llegado el día tan esperado, en la mañana durante la revista médica el doctor Inciarte me informó que en horas de la tarde podré al fin ir a casa. Me hace entrega de unas indicaciones, las cuales debo seguir al pie de la letra y tomar las medicinas en las horas establecidas.
También hizo incapié en cuanto a mantener una alimentación sana, nada de comida chatarra hasta que mi organismo esté totalmente recuperado. Espero que salga para poder entrar y darme una larga ducha, quiero relajar mi cuerpo, lo tengo tan adolorido por tanto tiempo de estar acostada. Hasta he llegado a pensar que lo poco que tenía de trasero me ha quedado como una tabla.
Después de darme una ducha ya estoy lista esperando la hora para salir de este encierro. Por poco me vuelvo loca entre estas cuatro paredes.
Cuando estoy desenredando mi cabello la puerta se abre y Amanda entra con una gran sonrisa.
—¿Cómo se siente mi paciente favorita? —esboza una gran sonrisa—. Debes estar feliz porque al fin vas a salir de aquí.
—En lo primero no creo que sea tu favorita. —pongo los brazos como jarras—. Referente a lo segundo no te equivocas, la palabra felíz se queda corta.
Ambas reímos mientras termino de peinar mi cabello y ella me ayuda a arreglar mi maleta. Dentro de un rato mi "prometido" vendrá por mí y al parecer no le gusta esperar.
La puerta se abre y le da paso a un hombre muy pero muy guapo, tanto que sentí que mis bragas se humedecieron «Santa madre del purgatorio, creo que estoy soñando». Pueda que parezca un poco extraño, pero la palabra PELIGRO se ilumina en mi cerebro haciendo que se active un mecanismo de defensa, el cual grita que debo tener cuidado «No se el porque suceda esto, pero debo ser precavida».
—¿Cómo te sientes amor? —camina en mi dirección y me estrecha entre sus brazos acariciando mi mejilla—. No te imaginas lo preocupado que he estado por tí…