Ángela no dijo ni una palabra. La emoción la ahogó repentinamente en el pecho y la garganta. Empezó a llorar suavemente. Asintió suavemente a su esposo mientras lágrimas de alegría le corrían por las mejillas. Tomó sus manos y asintió de nuevo. "Es difícil creer que hayan pasado cinco años desde que me jubilé", respondió con un ligero temblor en la voz. "Pero esta noche, cuando estaba en la habitación de Larissa, me di cuenta de lo afortunada que fue mi jubilación". Él ahogó un suave sollozo. "Te conocí solo unos meses después." Contuvo otro sollozo. "A pesar de mi decepción por renunciar a mi carrera antes de lo previsto, una bendición me esperaba aquí. En esta casa. Una hermosa esposa y cuatro hermosos hijos." Angela asintió entre sollozos. "Si no hubiera tenido ese accidente de coc

