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655 Palabras
Mi primera clase era de matemáticas, todo el mundo las odia pero para mí no son una tortura tan terrible (lo sé, qué rara soy) creo que es porque se me dan bien sin poner demasiado esfuerzo. —Kara Smith.— ella levantó la mano poniendo los ojos en blanco.—Roxane Storm.— yo hice lo mismo pero tratando de ser agradable con aquella señora vieja y amargada que iba a darnos clase. Creo que nos odiaba con toda su alma, sin motivo aparente. Siguió pasando lista, fue una decepción que Dash no estuviera en mi clase, ni siquiera había hablado con él y ya era mi crush. —Sentados por orden de lista.— gruñó ella. Odio que los profesores decidan eso, como si un apellido te definiera. Por suerte Smith y Storm íbamos juntas en los números 23 y 24 de la lista. —¿Cómo se llama la profesora?— le pregunté a Kara sacando el libro y el cuaderno de la mochila. —La sorda.— respindió al hacer lo mismo, ni siquiera tuvo que pensarlo, le salió de forma natural como cuando te preguntan cuántos años tienes.— Ah, te refieres al nombre real... no me acuerdo.— de nuevo había adivinado lo que quería decir. —¿Por qué la llamáis así?— dije yo en una ocasional fuga de cerebro. —Oh, deja que se lo pregunte.— se giró hacia ella que estaba a unos dos metros y siguió hablando al mismo volumen.— Profe, ¿por qué te llamamos la sorda? ¿Es porque eres una insoportable mente cuadrada que no nos escucha?— yo la observaba su con la boca abierta, yo podía oírla al igual que toda la clase, menos la implicada.— Sí, es por eso.— se dirigió a mí. —Empieza la clase.— la profesora empezó a copiar en la pizarra deprisa y con mala letra. No es una exageración, parecían los jeroglíficos del libro de historia (y por su edad, podría conocer el idioma). —Profe.— dije levantando la mano.—Profe.— repetí impaciente al ver que no podía copiar todo aquello y ella no se detenía.—¡Profe!— Kara y la gente a mi alrededor se empezaron a reír, pero ya había escrito dos párrafos y en mi cuaderno solo estaba apuntada la fecha .—¡Profe!— de pronto se giró con furia en sus ojos arrugados. —¿Qué?— gruñó dejando la tiza y avanzando hacia mi mesa, en mi mente oía la canción de Darth Vader en star wars. —No veo lo que escribe si está en el medio.— no se me ocurrió una manera más bonita de decírselo. —¡Está todo en el libro!— casi gritó para darse la vuelta y seguir escribiendo como si no le hubiera dicho nada. Cuando miré la página del libro que había mandado abrir juro que había muchas cosas que no coincidían. De todas formas, si pudiese aprender solo con el libro ¿para qué demonios estaban pagando a esa señora? Si no le gustaba enseñar, ¿por qué se hizo profesora? Haberse dedicado a la carpintería o a tejer calcetines y bufandas. —Copia de mi cuaderno.— me dijo Kara sin tener que molestarse en susurrar.— Ya te acostumbrarás.— entonces siguió escribiendo como si no tuviera huesos en la muñeca. Cuando sonó el timbre Kara tuvo que dejarme sus apuntes porque los míos eran un maravilloso desastre de cuatro páginas. Según mi horario la siguiente clase era la de cine, no suele ser una asignatura optativa, pero en un instituto de pago ✨?todo es posible?✨ Kara se había apuntado a cultura clásica, así que en esta clase estaría sola contra el mundo. Tuvo que acompañarme hasta la puerta porque estaba totalmente perdida y luego se fue corriendo para no llegar tarde.
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