No eso nunca, si sus vecinos se enterasen eso sería lo peor del mundo, las cotillas no pararían de rodar por los corredores.
—¡Para poder abrir debe mover el pie!
—¿Qué me consta que no cerrara la puerta?
—La verdad es que no deseo que haga un escándalo fuera de mi apartamento.
—Si no me abres, me voy a quedar aquí, en algún momento debes ir a trabajar.
Amelia traga saliva debido a la determinación de ese hombre, la joven asiente mostrándose sincera.
Así que Erick movió el pie, pero coloco la mano sobre el borde para que no cerrara del todo, finalmente, ella abrió la puerta con expresión de vergüenza y al instante el CEO contemplo su increíble inocente belleza.
Pensó que, con razón en la oficina había visto la inocencia en su mirada la llevaba gravada en cada parte y aspecto de su v
