Divorcio. Una doble traición.
Eva salió del baño dando pasos cortos, tomó un sorbo de la taza y los nervios se habían apoderado de su cuerpo y mente…
Las personas cometen errores y cuando llegan los fuertes desenlaces no son capaces de afrontar las consecuencias de sus propias acciones.
Ella tenía una prueba de embarazo en su mano y el resultado que tenía frente a sus ojos era contradictorio, pues no sabía si estaba feliz, triste, angustiada o totalmente loca.
Los pensamientos jugaban a llevarse su cordura y eran cada vez más frecuentes. ¿Qué hacer? ¿Cómo hacerlo? Estas eran algunas de las preguntas que parecían no tener una respuesta.
—¡Aquí estás! —entró un hombre alto de cabello n***o y empezó a besuquear su cuello, mientras acariciaba sus piernas y sus pechos.
—¿Estás loco? ¿Qué diablos haces aquí?
—“Si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a la cama de Mahoma”
—¡No! ¡Aquí no, por favor!
Él no la escuchó y no paró de besarla, al tocar su punto débil mientras la sometía, no le fue difícil conseguir que cediera a sus encantos. Así muy pronto estaban uno sobre el otro teniendo sexo en la alfombra, ya que ella se oponía a hacerlo en la cama matrimonial.
—¿Por qué pones resistencia si yo soy el dueño de tus pensamientos y de cada gemido que emiten tus labios…?
—Esto no puede seguir. —expresó decidida a terminar con toda esa locura.
Él la hizo girar para quedar cerca de sus labios —Hicimos un pacto ¿No lo recuerdas?
—Yo estoy casada y ahora estoy empezando a sentir afecto hacia…
—¡Shhh!
Él no la dejó terminar de hablar y la lanzó sobre la cama, abrió sus piernas e inició a recordarle quién era él y por qué debía de tener todo su afecto. Llevaban años de ser amantes y perderla no era algo que estaba en los planes de Carlos.
—¿Qué diablos es esto? —Se escuchó la voz de un hombre que había entrado sin tocar la puerta.
Eva sintió cómo su corazón se lanzó al vacío y se llevó con él su respiración —Te lo puedo explicar todo…
—No hay nada que explicar, desde aquí lo puedo apreciar todo con mis propios ojos.
Adán en todo momento estuvo grabando con su celular y cuando llegó al punto de no poder soportar más dolor al ver a su mejor amigo con la mujer que llevó al altar en su propia cama, salió de aquella habitación y sin importar los llantos y los ruegos de perdón, jamás volvió a mirar atrás.
Decidido a olvidarla, bajó a la sala y rompió todas las fotografías de la boda. Él se había enloquecido debido a la rabia y el intenso dolor. Ella, envuelta en una sábana, bajó de inmediato y se arrodilló en medio de la sala.
—¡Perdón! Reconozco que estuve completamente loca y esto me llevó a reaccionar de esta manera, perdón.
—¿Con él? ¿En mi cama? ¡Eres una perra!
—Los años nos hacen conocer nuestros errores y estoy arrepentida. Yo lo quiero todo contigo.
Adán apretó sus ojos sintiendo un caudal en su corazón que amenazaba con inundar su vida por completo. Estaba destruido, pues fue una doble traición. Esa mujer fue su primer amor y la mujer que eligió cuando ella solo tenía 12 años y él. Él era su mejor amigo y a quien llamaba hermano ¿A dónde se escapó la lealtad?
Él se giró cuando escuchó los pasos de su supuesto amigo, bajar las escaleras y lo miró a los ojos. En su rostro no había expresión de arrepentimiento, ni culpa. No podía creer que después de impulsar a alguien que creció a su lado y lo quiso como a un hermano, su pago fuera la traición…
—No los quiero volver a ver jamás en mi vida y espero que esto les haya quedado más que claro a los dos. A partir de este momento son mis enemigos y los trataré como tal.
Esas fueron sus últimas palabras antes de salir de esa casa. Ella de inmediato tomó sus cosas y se marchó en compañía de Carlos.
Una semana después:
—Que bueno que me diste la oportunidad de hablar contigo mi amor.
Adán colocó la mano al frente para que no se atreviera a acercarse. Luego caminó a su escritorio y le presentó el documento.
—Firma este documento y sal de mi vida para siempre.
—¿Es el divorcio?
—No, un regalo por puta y traidora —Él no la miraba a los ojos y mantenía una distancia prudente.
Ella leyó el documento y su rostro cambió de color mientras lo hacía. —Aquí dice que no tengo derecho a nada.
—Te demandé por abandono de hogar y por ser infiel en mi propia cama. No lo puedes negar porque presente pruebas de lo que digo.
—Adán.
—Eva.
Ella se acercó y lo abrazó provocando que él volviera a sentir esa estúpida sensación que lo hacía débil ante ella y fue cuando se alejó.
—Amor, este no eres tú. Te recuerdo que estamos juntos desde adolescentes ¿Dónde quedó todo el amor que siempre decías sentir? ¡Esto es injusto!
—Injusto es de todo lo que me he enterado, iniciando por el triángulo amoroso que siempre existió entre nosotros.
—¿Nosotros?
—¡Lo sé todo, maldita sea! Solo firma ese documento y sal de mi vida de una pu*ta vez.
Ella no se quería dar por vencida y se arrodilló y besó sus zapatos —¡Perdón!
—No me obligues a tomar medidas extremas.
Él fue por el documento e hizo que lo firmará y luego la mandó a sacar con los de seguridad, arrancando su corazón y viviendo el dolor en carne propia.
Un mes después:
—Permiso señor Thompson —se presentó uno de sus abogados y puso sobre la mesa un documento.
—¿Es lo que estaba esperando?
—Así es, señor… Usted está oficialmente divorciado y gracias a las pruebas de infidelidad que presentó, el proceso fue más rápido y la señora Eva se quedó sin derecho a reclamar un peso.
—Gracias —colocó la mano para que no siguiera hablando sobre el tema. El abogado lo entendió de inmediato y se marchó sin pronunciar otra palabra.
Adán quedó sentado en su enorme oficina, estaba completamente solo, no valió el dinero, el amor, los lujos, el tiempo de espera y todos los años que duró convertido en un maldito payaso. Lo más doloroso para él, fue la excusa tan básica e insignificante que recibió después de una doble traición.
Ese día se fue a un bar y allí permaneció por tres días, tres días que le bastaron para convertirse en un nuevo hombre, uno a prueba de todo, pues aprendió a guardar sus sentimientos y disfrutar del sexo, mientras solo pensaba en sí mismo…
4 Meses después:
—¿Me envió a buscar señor Thompson?
Se presentó Ángel: Un hombre que sabía lo que era disfrutar de la vida.
—Me dijeron que me puedes ayudar con un perfil.
Con su dedo arrastró un pequeño papel para darle los detalles de lo que estaba necesitando en ese momento.
Nota: NECESITO UNA SUMISA DISPUESTA A PASAR UN FIN DE SEMANA CON EL AMO. NO QUIERO PREGUNTAS, SOLO QUIERO COMPAÑÍA Y SUMISIÓN EN SU MÁXIMA EXPRESIÓN..
—Un poco de dinero y lo podré ayudar con su petición. —expresó Ángel sin hacer pregunta y convencido de saber lo que el señor Thompson necesitaba.
Adán lo entendió de inmediato y colocó una buena suma de dinero sobre su escritorio.
—Aquí lo primordial es la discreción, si me complaces con eso seremos muy buenos amigos.
Ángel no perdió tiempo y se lanzó y empezó a coquetear. —Yo me puedo unir a la diversión, me encantan estos tipos de juegos eróticos.
—No me interesa —respondió de inmediato y Ángel se marchó sin hacer más preguntas.
A solo meses del descubrimiento más duro que recibió en su vida, a sus 33 años de edad, la vida lo había convertido en un hombre frío. Él había enterrado sus sentimientos y sentía tranquilidad al recordar a su exesposa con rencor, pues eso solo confirmaba que la estúpida flecha de cupido había desaparecido.
En cambio, Eva lloraba cada día arrepentida de haber perdido a su marido. Todo su mundo se derrumbó y Carlos también la abandonó. ¿Había valido la pena cambiar la tranquilidad y la estabilidad por unos revolcones? Ella no lo sabía, pero habían pasado meses y era momento de regresar.
—¿Qué son esas maletas, hija?
—Me voy de regreso, iré a buscar a mi esposo y a recuperar mi vida.
—¿Qué harás con el problema que no has resuelto?
—Presentarlo con Adán y juntos resolverlo. Necesito informarle que en mi inmadurez cometí este error, pero que me arrepiento y solo quiero a mi esposo de vuelta.
—Llámalo, habla con él antes de ir de regreso.
Ella negó de inmediato —Él no va a responder a mis llamadas. Yo iré y hablaré con él, le pediré perdón de rodillas y no me voy a ir hasta conseguir su perdón.
—Recuerda lo que pasó la última vez.
—Todo estaba reciente. He aprendido que cuando estamos heridos no podemos pensar con claridad. También sé que aún me ama y la gran suma de dinero que depositó en mi cuenta para evitar que me quedara en la calle lo de deja más que claro.
—Bueno, ya entendí, hija…
—Ven conmigo, así no estaré sola durante mi estadía en Miami.
—No. Yo no regresaré, pero quiero que sepas que estaré aquí para ti en todo momento.
La distancia y el tiempo hicieron que Eva reflexionará y tomará la decisión de ir de regreso. Ella había madurado y era momento de recuperar el amor de su vida…
Esa misma tarde compró un vuelo para ir de vuelta por el único hombre que la había amado y respetado.