Me siento en el sofá prendo mi portátil y comienzo a revisar unos informes que tengo que entregar el lunes, cuando miro el perrito lo tengo en frente sentado viéndome moviendo la colita y con la lengua afuera, sonrió y le digo - ” ya termino y nos vamos a dormir estoy cansada y tengo sueño" – luego de un rato cierro el portátil, me levanto, me dirijo al baño y el perrito me sigue, - “no no no usted me espera aquí" - salgo - “ven conmigo vamos dormir y por favor no te orines en el cuarto".
Cuando iba entrando, mira el cachorro que se detiene y se vuelve a orinar - “hay nooo… que voy hacer contigo, así no podemos seguir”, - lo limpio, ahora tendré que andar con el limpiador en la mano, colocó una pequeña manta en el suelo y le digo - “te prohíbo que duermas en mi cama, ¿me has oído?” - el muy sínico mueve la colita y saca la lengua, suelto una carcajada de lo cómico que se ve, me acuesto y apago la luz, al rato lo escucho llorar, no me deja dormir, me desarropo, me levanto, me agacho y lo subo a la cama, al instante nos quedamos dormidos.
A la mañana siguiente me levanto, le coloco comida, - “te toca otra vez leche con galletas hasta que salga en un rato al supermercado, a realizar las compras del mes, también para ver que consigo de comida de perro para ti amiguito”.
Después de llegar con las compras, desayuno arepita con queso, huevos revueltos y mi respectivo café con leche con un toque de sal típico de mi región, luego me siento a llamar a los albergues de animales, tras varios intentos sin éxito, logro contactar uno, me informan que el horario de recogida era de lunes a viernes, que lo lleve el lunes para revisión y posible aceptación, - “qué hago contigo el fin de semana amiguito”- me produce rica esa forma encantadora de mover la colita y saca la lengua, - “como eres n***o como el Azabache, mientras te busco un hogar te llamaras Azabache" - le gustó su nombre porque empiezo a dar vuelta y ladrar como un loquito.
El día con azabache fue diferente, salí de la rutina, mayormente me traigo los informes de algún cliente por culminar a la casa, algún caso complicado sin revolver o al algún contrato por revisar, con la tranquilidad y la mente despejada le encuentro solución; los domingos salgo a caminar por la cuadra, hay parque con muchos árboles verdes, donde los niños juegan, corren, saltan, me siento en una banca a observarlos, cerca hay unos puestos de comida rápida, venta de helados son muy buenos, en otras ocasiones cuando me da pereza salir me quedo acostado viendo televisión por cable, series como Chicago Med, Chicago Fire, Chicago Police, ya las películas románticas no son de mi agrado, con Azabache me siento acompañada, pero lo que no me gustaba es tener que andar con un limpiador en la mano.
Me quedó mirando Azabache y con cara de preocupación, pienso - este cachorro tiene que bañarse, como voy hacer para bañarlo, tendré que improvisar en la tina, - voy al baño, prepare la tina con jabón de fragancia, lo agarro y lo introduzco en el agua, como que no le gusta bañarse, empieza a moverse ágilmente queriendo salir, no se queda quieto, el agua chorrea fue de la tina, - "me pusiste a trabajar" – con rapidez le coloco jabón y se lo saco, con un paño la empiezo a secar, allí descubrí que era una perrita, con una sonrisa le digo - "quedado limpia y reluciente, eres una preciosura pero desastrosa y ahora me toca arreglar tu desastre".
El lunes antes de ir al trabajo, cargo Azabache salgo de mi hogar y me dirijo a la casa de Elba una vecina que la estimo mucho, en seis años que llevo conociéndola la considero como una segunda madre, es viuda, vive sola, tiene dos hijos que emigraron al extranjero y ya tienen familia, por cuestiones de trabajo pocas veces vienen al país, pero están pendiente de su madre, ella siempre está viajando a visitarlos constantemente, una mujer de amabilidad pura, que no se queda callada cuando tiene que decir las cosas.
Voy con la perrita entre mis brazos, cuando Elba me ve comenta - “Dios mío que cosa más linda, ya era hora que tuvieras compañía, ven aquí, precioso” - me la saca de las manos, le empiezo narrar de como conseguí al cachorro, le pido el favor de llevarla al refugio de animales donde la están esperando.
La mujer, al escucharme, me mira con una mirada penetrante, con esos ojos café claros, frunciendo el ceño, me dice - “Mariana ¿cómo puedes negarte a tener esta preciosidad?, yo te ayudaré, mi cielo estaré con él durante el día, y a partir de las seis de la tarde, te lo llevo o lo pasas buscando".
Respire profundo, después de analizar los pro y los contra de porque no me puedo quedar con el animal, le conteste - “No me puedo quedar con ella, yo me levanto muy temprano, me voy a la oficina, no vengo a casa a comer y sabes que hay días que regreso muy tarde, ¿cómo me voy a ocupar de ella?”.
Elba: con cara de asombro, me mira, - “¿ella? ¿es perrita?”.
Mariana: "Sí, el día que la bañe descubrí que era hembra".
Elba: con voz alegre - "¿qué nombre le has puesto, a esta preciosura?".
Mariana: con cara de tristeza, susurro - "Azabache pero ya te he dicho que no me la voy a quedar".
En ese momento Azabache se volvió a orinar, antes de pudiera moverme, ya Alejandra con una sonrisa estaba con el limpiador en la mano, desinfecto rápido el piso.
Elba: "Solucionado" - dijo la mujer, y con los brazos cruzados me comenta - “yo te ayudo a educarla, tu hermano te visita esporádicamente, tu familia está lejos, yo estoy para cuando me necesites, quédatela para que te acompañe en las noches de soledad, se lo que es sentirse sola pero yo tuve una vida llena de amor, tengo familiares que me visitan y me hacen sentir útil, tu eres joven esta lindura te hará la vida un poco mas alegre”.
Elba al ver mi cara con expresión levantada, supo que estaba molesta, pero no le importa decirme las cosas, los años que llevamos conociéndonos le permito que me diga lo que piensa, me aconseja y a veces me regaña.
Elba: “eres joven y hermosa, tienes 28 años, tienes una mirara que cautiva, estudiada, educada, deberías de salir más a menudo, conocer gente de tu edad y quien quita que te consigas a tu príncipe” - mi cara se transformaba por segundos, continúa. “sé que no te gusta que me meta en tu vida y sabes que no me meto, pero ya hace tiempo que pasó lo de Kevin y creo que ya es hora de que encuentres a alguien que te amé como tú te lo mereces, sabes que eres como mi hija, te trato igual que mis hijos, aunque se encuentren lejos y ya tengan familia igual los aconsejo y los reprendo cuando les toca”.
Elba: “ante de que me digas algo, déjame decirte que no todos los hombres son iguales, los hay buenos y malos, mejores y peores, guapos y feos, pero hay que conocerlos, voy a rezar por ti y pedirle a Dios que te cruce en el camino a ese hombre que formará parte de tu vida, quien quita sea abuela pronto".
Mariana: aunque tiene razón, en este momento no me siento preparada para salir y conocer a alguien, menos enamorarme, enfadada susurro - "sabes que no necesito, ni quiero ningún hombre a mi lado, tengo pocas ganas de discutir contigo y voy a llegar tarde al trabajo, te dejo Azabache para que por favor la lleves a su nuevo hogar, si no puedes me avisas y veo como hago para llevarla”.
Agarro mi cartera que había colocado en la mesa, me giró hacia la perrita está sentada, con la mirada fija hacia mí, pareciera que estaba atenta a la conversación, me acerco, la acaricio, y nueve alegremente el rabo, le digo - “Chao azabache, espero que te encuentren un hogar bonito, hasta pronto”, - vuelvo a mirar a la dirección donde esta Elba, me despido, - nos vemos en la tarde, cualquier incoveniete con la perrita no dudes en llamarme, hasta luego”, - le doy un beso en la mejilla y salgo de su casa con los sentimientos encontrados , saco las llaves del carro, camino hacia él, entro lanzo la cartera en el asiento del copiloto y empiezo a conducir.