Alessandro y Verónica disfrutaron de las siguientes semanas en compañía de sus nietos. Habían tomado unas vacaciones para poder compartir y recuperar el tiempo que se habían perdido desde su nacimiento hasta el día de hoy.
—Cielos es maravilloso —Bella casi lloro al ver a los niños correr con Sandro y Matteo en el jardín
—Nuestros maridos se olvidaran de nosotras a este paso —Verónica sonrió
—Es increíble cómo pasa el tiempo Verónica, cuando te casaste con Sandro nunca llegue a imaginar que mi felicidad venía incluida en la tuya —Bella se mordió el labio
—Sinceramente tampoco lo hubiese creído si alguien me lo hubiera dicho. Hemos pasado por tanto y merecemos la felicidad que ahora tenemos. Aunque vivamos en departamentos diferentes nuestra amistad ha sobrepasado todo.
—Gracia Verón
