El sonido de la alarma hizo que saltara de mi cama, miré la hora y. ¿qué? ¡LAS SIETE! Me levanté, busqué el uniforme. Rápidamente me puse la falda negra, luego la camisa blanca dentro de la pollera, la corbata negra y los borcegos negros, dejé mi cabello suelto y salí.
-Buen día- dijo Amber lista para salir
-Igual para ti- dije.
Salimos del edificio y fuimos a la cafetería donde había una gran fila para comer.
- ¿Qué hay de los chicos? - pregunte.
-Están en la cafetería de al lado- señaló ella.
-Wow. La directora si hablaba en serio- avancé en la fila.
-Ella no quiere ver a ningún adolescente feliz- suspiró.
-Es obvio- me doy vuelta y veo que una chica de pelo rosa (teñida) estampa su bandeja en mi camisa blanca. Oh cariño, estas muerta.
-Lo siento- se disculpó.
La observé sintiendo cada fibra de mi cuerpo arder- ¿de verdad? Porque creo que no fue accidentalmente
- ¿Eres nueva? - preguntó de repente.
-Sí
Sonrió- Entonces no lo siento- mi puño salió disparado a su nariz de plástico, esta se la cubrió chillando por el dolor.
-Lo siento- dije siendo hipócrita.
-Ya verás...- salió de la cafetería con los ojos curiosos de todas las chicas clavados en ella.
Nuestra primera clase fue religión...mierda.
-Chicas hoy tenemos a una alumna nueva- dijo la profesora. ¿Enserio? ¿Acaso quiere que le queme el cabello?
Me paré de mi asiento y me presenté- Mi nombre es Natalie Thompson
En el salón éramos todas mujeres y solamente nos cruzábamos con los chicos en el receso y cuando salíamos de clase.
-Señorita Thompson- s**t la directora- a mi oficina
La seguí hasta su oficina, la cual quedaba cerca de los salones de los varones, abrió la puerta y entré, tomé asiento.
-Natalie. -comenzó, pero la interrumpí.
-Sé lo que me va a decir y créame lo he escuchado cientos de veces- idiota ¿cómo le vas a decir eso?
-Veo que la delicadeza y el respeto no van contigo- estupendo, tiene un diez- eres una chica bastante ruda y con energía.
-Vaya al grano- dije cruzándome de brazos.
-Darás clases en el salón B- ¿¡Qué!? ¡en el salón de los chicos! ¡no!
-Le agradezco su oferta, pero no- me levanté y fui hacia la puerta.
-Usted misma me dijo que no se iba a enamorar, no le veo el problema al asunto- piensa Natt...
- ¿Qué clase daré?
-Historia- mi favorita- los días viernes en su hora libre- hija de...
-Vale- acepté.
-Si necesita algo puede llamarme- ¿Okay? Esto es raro. Nunca jamás un directora me dijeron esto.
Abrí la puerta- Lo haré
Fui a mi segunda clase, ciencias en donde estuve tentada en ponerle una tachuela a la profesora en su asiento para ver si su gordo trasero se desinflaba. Tengo algo bueno en mí, se los aseguro. Muy en el fondo, pero lo tengo.
En el receso me senté bajo un árbol, necesitaba calmar mis nervios ya que llegaba cuatro horas sin hacer ninguna maldad, lo cual para mí es una droga que nunca podré dejar.
A lo lejos vi a Aspen riendo y hablando con sus amigos, siento algo por él. Pero ¿qué? Ah sí, odio. No sé por qué, pero algo me dice que detrás de toda esa imagen de niño rico y malo hay un chico que busca el amor verdadero.
- ¡Thompson! ¿Qué observas? - me pregunto.
- ¡lo hermoso que está el día! - mentí.
Amber llegó a mi lado con una caja, sonrió y se sentó junto a mí, yo la miré con misterio y ella lo que tenía en manos.
-Se que estas echa un manojo de nervios porque no hiciste ninguna maldad, así que te traje esto- dijo, dentro de la caja había una lata de aerosol. Sonreí.
-Gracias Amber- cogí el aerosol y me acerqué a unos de los bancos que estaban afuera, miré para todos lados para comprobar si alguien me estaba viendo y comencé a pintar la banca. Pobre del que se siente ahí, tendrá su espalda verde.
-Ahí viene Aspen- señaló mi amiga.
Aspen se sentó en la banca y yo estaba conteniendo la risa cuando éste se levantó.
- ¡Aspen tu camisa! - le gritó uno de sus amigos. Aspen se la quitó para verla y... Oh por dios nunca vi un torso tan perfecto como el de Aspen ¿Qué?
-No creo que salga- dijo muy tranquilo mientras observaba su camisa y me pregunté si era consciente de mi mirada en su torso desnudo.
Mi última clase fue literatura y después teníamos hora libre.
Amber entró a mi habitación, vestida para salir- ¿vienes?
- ¿A dónde?
-Al lago, ahí es donde nos vemos con los chicos. Es el único lugar donde la directora no puede vernos- Asentí y comencé a vestirme.
El lago no estaba muy lejos de los apartamentos, solo había que atravesar un pequeño bosque. Al llegar observé que había algunos chicos fumando, otros hablaban y otros simplemente se miraban. Para mi sorpresa Amber era amiga de Aspen, Theo (el chico rubio) y Rocco (el chico pelirrojo)
-Amber- dijo Rocco a modo de saludo.
-Hola- saludó ella.
- ¡Hey! aquí está Natt- dijo Theo, alegremente.
-Thompson ¿todo bien? - me preguntó Aspen.
-Bien y ¿tú?
-Mejor que tú- juego de palabras. Interesante.
-Por cierto, tú camisa quedó hermosa pintada de verde
Parpadeo- ¿Fuiste tú?
-No fue mi intención, yo sólo pinté la banca para que cualquiera que se sentara en ella quedará pintado de verde- sonreí inocentemente. Aspen se quedó en silencio durante unos segundos como si estuviera pensando en algo.
- ¿Ves ese lago? - señaló con la cabeza el agua azul cristalina- te apuesto diez dólares a que no aguantas más de treinta minutos en el
- ¿Es un desafío? - me encantan los desafíos.
-Si
-Hecho