—Parece como si el lobo te hubiera comido la lengua— Jennifer observó como Clarisa aún no salía de sus pensamientos—si, en definitiva el lobo te comió la lengua—dejo de limpiar la mesa y se acercó a la pelirroja para chasquear sus dedos en su cara, Clarisa parpadeo y regresó a la realidad. Una que comenzaba a temer. —Lo siento yo... — Jennifer coloco uno de sus dedos en los labios de la pelirroja, tal vez eran compañeras de trabajo, pero Jennifer le tenía mucho cariño a Clarisa, así como la pelirroja la escuchaba cuando estaba en aprietos, Jennifer tenía que saber que la tenía de esa manera desde hace días. —Se que algo te pasa—Jennifer arrastró una silla y se sentó en la barra de la cafetería. A esta hora nadie entra a al restaurante hasta después de las cinco de la tarde—tú me has e

