Clarisa parpadeo tratando de analizar de lo que pasó. Su cuerpo no reaccionaba ante lo sucedido. No se había imaginado que fuera un hombre tan apuesto, como lo había visto haca unos minutos en la televisión, si que se veía diferente.
No fue que en realidad entró razón si no hubiera sido que Jennifer chasqueo los dedos.
—Tierra llamando a Clari... ¡Oye que te pasó! ¿viste a un fantasma?
—No, es solo que— Clarisa estuvo a punto de decirle que vio al hombre que la traía loca, pero recordó como el príncipe le pidió que guardará el secreto.
—Mejor olvídalo, Jenny— la pelirroja sonrió hacia su compañera y continuó con su trabajo.
Cuando salió de su trabajo, directamente fue a su departamento, uno pequeño en donde podía pasar el resto de la noche novelas románticas.
Se baño, cenó y optó por irse a la cama, pero la aparición del príncipe heredero la dejó con las ganas de saber más de él.
Tomó su pequeña laptop e inserto en el buscador su nombre, busco una página de confianza y apareció parte de su biografía y artículos de los eventos y noticias sobresalientes.
— Príncipe Eduardo con nueva conquista—leyó el título del artículo.
Mientras buscaba por Internet, más se dio cuenta de que en realidad si era un completo casanova. La mayoría de los artículos eran de varias chicas que salieron con él, otros eran de como ayudaba a algunas causas y organizaciones y los últimos pero muy poco eran de los eventos a los que asistía con la familia real.
Volteo a ver su reloj, eran pasadas de la medianoche, guardo su laptop, se cambió e inmediatamente se acostó en su cómoda cama. En mente empezó a formarse un rompecabezas de todo lo que había encontrado del Príncipe. Sabía que no todo lo que hay en Internet llega a ser falso, sin embargo, comenzó a poner las cosas en orden. Su madre y su padre por supuesto que eran la difunta princesa Rose y el también difunto Príncipe Henry, tiene una hermana menor, Anastasia y un hermano menor, Eric y por supuesto a su abuela la reina Katherine y el también difunto Rey Carlos.
Clarisa comenzó a encajar como se conformaba su familia, pero se preguntó al igual que todo Moldavia, ¿Quién sería la mujer que va a estar a su lado? Pues simplemente nadie lo sabía, el salía con demasiadas chicas, pero ninguna era la indicada, ella se imaginó que solo estaba gozando de su vida antes de casarse y ser rey.
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En el palacio todo estaba en movimiento. A pesar de ser ya más de media noche se seguía trabajando.
—¡No puede ser! — El heredero arrojó los papeles hacia la ventana, aunque esta estuviera cerrada.
—Su majestad... —su mano derecha del príncipe, Patricio, se sorprendió ante la actitud del heredero.
—¿Qué acaso no lo entienden? ¡Yo no quiero casarme!
—Su alteza, de verdad que intente convencerlos, pero la corte real y la reina siguen pensando en que debe casarse para así tener un heredero lo más pronto posible.
—La reina... tan enferma que la veía y aún sigue metiéndose en mi vida-.
—Pero su alteza, ella es la que aún reina a Moldavia, todo esto lo hace por su bien.
—¿Por mi bien? Si fuera por mi bien ella me dejaría tomar mis decisiones.
—Solo digo lo que opino su alteza, y no es por ponerme del lado de la reina, pero la entiendo perfectamente, ella ya está muy mal, y lo único que busca es que en estos últimos momentos su país esté en buenas manos y eso lo incluye a usted y a sus hermanos.
Eduardo medito las palabras de Patricio, tener una esposa en tan poco tiempo era algo que él no veía en su vida, por eso mismo postulo un papel en el que el proponía que un vez que la reina fallecería tomaría la corona, pero tomaría las riendas de Moldavia solo, sin ninguna mujer a su lado.
Jamás en la monarquía europea había sucedido algo así, sin embargo, al leer la respuesta de la corte esta fue denegada ocasionando que el príncipe se pusiera furioso y más con las palabras de Patricio.
Ahora estaba entre la espada y la pared.
—Retírate Patricio, ya colmaste mucho mi paciencia y ahora lo que necesito es estar solo—el príncipe tenía la mirada fija en la ventana que daba vista al enorme laberinto que se encontraba.
—¿Qué no escuchaste que te largaras? —Patricio se sorprendió por la contestación, así que sin que el heredero viera, hizo una pequeña reverencia y salió del despacho real.
El príncipe estaba sofocado, su noche no pudo empeorar.
Para el esto era un juego, desde pequeño fue un niño muy serio, pero siempre busco tener el control de todo y este era el caso, pero él no iba a controlar a sus amigos, a sus hermanos.
Él quería el control de Moldavia, la corona.
Ahora tendría que pensar cómo hacer que la corte aprobará la orden que el mando.
Tomó asiento en el sofá de piel, desabrochando los primeros botones de su camisa, tomó la botella de whisky que estaba en la mesa de a lado junto con un pequeño vaso. Tomó el primer trago y por fin se sintió relajado después de este momento tan exaltante que paso.
Se puso de pie y camino hacia uno de los papeles que tiro unos minutos atrás, leyó la respuesta y negó con la cabeza.
Ninguna mujer se pondría en su camino, así fuera lo último que hiciera para tener la corona y poder para él, solo para él.