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La Madre

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Descripción

Carolina una mujer con un pasado marcado por las decepciones amorosas, lucha cada día junto a su par de gemelos Andrés y Camilo, dos trabajos y múltiples horas entregadas a ellos solo por garantizarles una vida digna, dejo a un lado su niñez y juventud, decisiones que no fueron tomadas de manera consiente desencadeno una vida llena de trabajo. Pero no todo es malo, ella vive feliz con su par de guardaespaldas como los llama. Un día ingresa a una gran compañía como aseadora que la llevara a vivir situaciones inesperadas, siempre existen oportunistas pero también personas de buen corazón dispuestas a ayudarla. Su templanza será su mayor estandarte, no dejara que la humillen, se ha jurado a si misma ser fuerte y lo hará.

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Yo soy la madre
“Decisiones buenas o malas, eso es lo que nos define, nada sucede por causalidad, siempre nuestras acciones tienen reacciones, elige bien” Pues yo no lo elegí bien, al menos no era el momento, una niña de catorce años que deseaba ser vista como grande comete un gran error, embarazarse de quién sería su novio de secundaria. Los gritos del alumbramiento suenan por el cuarto blanco, los ojos de todos están sobre mi, algunos me ven con desagrado, otros sienten compasión, ¿como una niña podrá criar dos niños? Por qué así es, Dios me concedió la fortuna de tener un par de gemelos, dos varoncitos sanos y salvos pese a mi corta edad. Se ha tomado una decisión, ellos serían entregados a servicios sociales, una familia espera con ansia, no quiero verlos, temo que la conexión se establezca, pero el corazón tiene mente propia, él me impulsó a regalarle una última vista, tan solo una, no sería nada más pero si lo fue. -¿Quieres ver a tus hijos?- preguntó una enfermera, ella posee una sonrisa encantadora, con cuidado acaricia mi cabeza, ha dejado un beso en mi frente, creo que es la única que entiende la complejidad de mis sentimientos en este momento.- -No debería, es mejor que se los lleven.- escucho al doctor.- -¡Esperen! Yo quiero verlos, tengo el derecho.- -¿Derecho? irresponsabilidad diría yo, una niña trayendo bebés al mundo.- menciona el hombre.- -Doctor salinas le recuerdo por qué nosotros hacemos esto, en ningún momento se nos permitió opinar sobre la vida de los demás.-recalcó la enfermera, ella trajo a mis hijos, con cuidado los puso en mi pecho, no sabía qué hacer así que ella acomodó mis manos para que los sujetara.- -Hola…- dije en un susurro.- Ese par de niños me vieron fijamente, sus ojos eran como piedras preciosas, los veía hacer pucheros, querían llorar así que por instinto los bese, no puedo descifrar lo que sentí, su piel tibia y el olor más delicioso del mundo inundó mis fosas nasales, ellos eran míos. -Suficiente, deben llevarlos con sus padres.- mencionó el doctor, lo vi tratar de arrancármelos de los brazos.- -¡No! Ellos son mis hijos y no se los daré a nadie.- -¿Qué dices niña? Ya todo está arreglado, una familia de verdad los espera.- -Yo soy su madre así que digo que no los daré en adopción.- -¿Ahora te crees valiente? Respóndeme como los vas a criar, ni siquiera pudiste contigo misma.- -Creo que eso no le importa a usted.- mencioné abrazando aún más a mis hijos, ellos son míos, no dejaré que me los quiten.- -Cariño entrégame a los bebés, ellos deben pasar a revisión y tú también.- -Pero me los quitarán.- mencioné entre llanto.- -Yo los cuidaré, lo juro.- mencionó la enfermera, asentí mientras se los llevaban, sentía que mi corazón se estaba rompiendo, me los quitarían estoy segura.- Terminaron con mi limpieza, me dejaron en una habitación, mi padre entró corriendo a verme, pude notar lo angustiado que estaba. -¡Princesa!- mencionó llegando a mi lado, yo me envolví en sus brazos, él fue el único que me apoyó en este tiempo, siempre me decía que estaría para mí y así fue.- -Papá…- susurré entre llanto.- -Tranquila mi nena que papá está aquí.- -¿Cómo es eso que no entregarás a los mocosos?- escuché decir, ella es mi madrastra Nancy, una mujer alta, muy pálida de cabello n***o bastante encrespado, sus ojos son oscuros como la noche y supongo que el alma, llegó a mi vida cuando tenía cinco años, papá se enamoró y se casaron, ella nunca ha podido concebir.- -Caro hija nos han dicho que te quedarás con los bebés ¿es así?- preguntó mi padre sin dejar de besar mis manos.- -Así es papá, ellos son mis hijos y no los voy abandonar.- -¡Estás loca! Ya se hizo un acuerdo con la familia Montes, quedaremos como unos tontos.- exclamó Nancy -Nancy por favor cálmate, la decisión es de la nena, si ella dice que se los quedará está bien.- -¿Qué te pasa Ramiro? Primero le alcahueteaste que tuviera novio, después que se embarazada y ahora le aplaudes que se quede con esos mocosos, ¡son dos bocas más para alimentar no lo ves! -Eso no importa.- -Pues ya lo habíamos hablado, Carolina se va de la casa, no voy a permitir que ella ponga un pie con esos bastardos.- -Nancy cariño no puedo abandonarla.- -Si la eliges a ella pediré el divorcio, eso sí te digo te quitaré ¡todo!.- mencionó cruzando de brazos.- -No te preocupes papá, me iré donde la abuela, ella me ofreció hogar hace tiempo, creo que estaré bien.- -¿Segura princesa?- -Si, solo visítanos de vez en cuando.- mencioné, se muy bien que papá termina haciendo lo que Nancy le ordena, no sé si la ama demasiado o le tiene miedo.- Ese día fue un caos, los supuestos nuevos padres estaban furiosos, habían esperado por meses a mis hijos y ya no los entregaría, eran míos y no me podían obligar a entregárselos, al final terminé en la puerta de la abuela con dos bebés en mis brazos, mi padre no pudo traerme así que el señor taxista fue quien me ayudó con todo, mis lágrimas salían, me sentía abandonada por el hombre que debía protegerme y cuidarme, también por el tonto que me embarazo, pero al menos sentía una fuerza de voluntad por sacar a mis bebés adelante. -¡Caro!.- mi abuela Abigail abrió la puerta, ella es la madre de mi fallecida mamá, es lo único que me queda de su familia.- -Abue.- mencioné entre llanto.- -Entra mi amor, yo te voy a cuidar.- mencionó besando mi frente.- Y así fue, compartimos diez años juntas, una mañana oscura de abril falleció a causa de un cancer de estómago, ella luchó hasta el final pero la enfermedad le ganó, solo me quedó agradecerle por todo, aprendí tanto de su vida, lo más importante es que cada uno de los seres valemos más de lo que pensamos, jamás me dejaría humillar de nadie, yo soy mejor que muchas personas y debía creerlo. Ahora estoy en su casa, me la ha dejado a mí como herencia, es un lugar grande y muy hermoso, rodeado de vegetación, mis pequeños diablos están creciendo demasiado, dos gemelos algo locos corren por todos lados. Mi padre ha enviado ayuda mes a mes, todo escondido de Nancy, al menos su dinero mes ha servido para la educación de mis hijos. De su verdadero padre ni hablemos, él jamás estuvo de acuerdo con que tuviera a los gemelos, insistió en que abortara, como no lo hice terminó conmigo, dice que soy una ofrecida que quería su dinero, él estaba mejor económicamente que yo, la ley le obliga a responder por sus hijos, pero solo eso recibo de el, no hay un gesto o palabra de amor para ellos. Sé que Roberto es un hombre exitoso, fue a la mejor universidad, se graduó con honores en administración y se casó con una modelo muy bella. La última vez que nos vimos en persona fue cuando los gemelos cumplieron un año, vino a conocerlos, insistió que debíamos darlos en adopción, al ver mi negativa mencionó que le pasaría una mensualidad pero que jamás estaría involucrado y así fue, yo tenía quince años para ese entonces, solo hay consignaciones mensuales de algo irrisorio debo decir por su manutención. Ahora estoy aquí sentada en la cocina de la casa buscando un nuevo trabajo, los gemelos están en la universidad, Camilo estudia administración mientras que Andrés licenciatura en deportes, dice que será entrenador. De mí debo contarles muchas cosas, he pasado por altibajos, inicié la universidad hace un par de años de manera virtual, debía trabajar por mis hijos, los gastos son altos y yo no soy millonaria. Tengo un empleo en una cafetería pero no es lo suficiente, Roberto cortó toda la ayuda cuando los gemelos cumplieron la mayoría de edad y también mi padre, Nancy lo descubrió y ahora ella controla su dinero, mis hijos me ayudan, hacen trabajos para sus compañeros en la universidad y ganan algunos dólares pero no es suficiente. Un empleo llamó mi atención, veo que es una gran compañía y la paga es buena, necesitan una nueva aseadora, alguien responsable y con buena referencias y esa soy yo, llevo 10 años limpiando casas, oficinas y restaurantes, ya tengo un Máster en eso, también dice que es de lunes a viernes en un horario adecuado, justo lo que necesito. -¡Mama! ¿Estás en casa?- escucho a Camilo gritar.- -En la cocina bebé.- mencionó sirviendo un vaso de jugo, sé que viene por eso.- -Aquí esta la mujer más bella del mundo.- mencionó abrazándome -Por eso eres mi consentido.- -¿Quién es el consentido?- escucho decir, es Andrés quien llega.- -He dicho que los dos son mis consentidos, ¿cómo les fue en clases?- -Bien, he pasado por la biblioteca y te traje el libro que pediste.- mencionó Andrés.- -¡Gracias amor! Tengo un examen la próxima semana.- -No te imaginas cómo me ve la señorita Halls cada vez que voy por un libro de derecho, pregunta cómo es que un chico que estudia deportes lee tantos códigos civiles, yo solo le respondo que quiero ser un buen entrenador, aprender de todo.- -Perdóname amor que tengas que mentir, pero sabes que no tengo cómo acceder a esos libros.- -Lo sé mamá, no te preocupes, mejor ponte juiciosa a estudiar para que seas una gran abogada.- -Bien, pero los dos harán la comida.- -Si si ve.- Pase a la sala, saque el libro y mis libretas, actualmente estoy en el último semestre de derecho, solo me queda un par meses y de exámenes, después buscar una empresa para realizar la práctica y poder graduarme. Observo a mis hijos, sé que son gemelos pero son tan diferentes, Camilo es un poco más alto, un rubio que usa anteojos, tiene apariencia de hombre recto y serio, por el contrario Andrés posee el físico de un deportista, es bastante tonificado, es un rubio de encantadora sonrisa. Son igualitos a mí, al menos eso me hace sentir orgullosa, ya ellos están grandes y pronto se irán de casa, por mi lado me quedé para vestir santos, no he podido encontrar una pareja estable, cuando se es una madre soltera todos los hombres que se te acercan solo quieren una aventura de noche, nadie en su sano juicio se hará cargo de dos hijos, solo le queda esperar que me depara el futuro.

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