#1-un buen día
Hace tiempo que pienso que las cosas cambiarán y que la suerte me va a sonreír, y al parecer no estaba tan equivocada en ello, porque este día empezó como cualquier otro, pero con algo que hacía sentirse diferente y bastante especial, o tal vez era yo que ya estaba algo loca.
Bueno empecemos por el principio, soy una madre soltera de 3 hermosos hijos, una pequeña niña llamada Lìa de solo siete años, y dos diablillos Alessandro de nueve y Francesco de ocho, mis más grandes orgullos y mi motor. Tengo tan solo 28 años y e vivido bastantes cosas para esta edad y me pesa bastante y más cuando tan solo veo esos tiernos ojos con amor de mis hijos.
Desperté con el sonido de mi alarma, sintiendo que necesito dormir más pero aún así me obligó a caminar hacia el baño, hago mis necesidades me labo los dientes, luego tomo una ducha rápida, salgo y me arreglo para el trabajo, y me paro frente al espejo de cuerpo completo en mi cuarto, me miró y estoy contenta como me veo,dado a qué soy bajita con 1.60 de altura, cabello castaño liso que me llega asta la cintura mi piel es color canela, dado a qué uno de mis padres es mexicano y el otro italiano, mis ojos son de color café, curvas en los lugares correctos sin ser tan exageradas, y a decir verdad tengo un buen cuerpo a pesar de que soy algo gordita, todos los días trabajo como mesera en un café que es bastante elegante, el trabajo es bueno no es pesado y me da bastante para solventar mis gastos y los de mis pequeños, no tengo lujos pero al menos lo básico no nos falta.
Salgo y tocó en las puertas de los cuartos de los niños, para que despierten y se preparen para ir a al colegio, y me dirijo a la cocina para preparar los almuerzos que llevarán al colegio, y un poco de café para despertar y estar con energía.
-Niños vamos que se nos hace tarde y aún debo dejarlos en el colegio-les grito para que se den prisa ya que siempre tengo el tiempo medido lo único bueno es que la escuela no me queda tan lejos pero mi trabajo si queda a 30 minutos en autobus y el cual por suerte pasa por la calle contigua de la escuela.
-Ya vamos mamá -me contesta Alessandro mientras camina hacia mi mientras toma a Lìa de la mano y Francesco los sigue intentando acomodarse su mochila
-Listos mis pequeños vámonos si no llegaremos tarde- los tres me sonríen y asienten con su cabeza y me siguen hacia fuera.
La ciudad se ve hermosa, o al menos a mí me parece, Sicilia es preciosa con sus calles llenas de personas, bueno yo vivo en Palermo uno de los barrios pobres, pero aún así no me desanima y siempre veo lo bello de ello, como cada mañana caminamos los 20 minutos hacia la escuela llegando a tiempo y con algunos minutos de sobra, los suficientes para poder despedirme de mis hermosos hijos, les doy un beso en la mejilla y los veo caminar hacia el interior y despedirse siempre con su mano agitada en el aire. Cuando salgo de mi entumecimiento me doy cuenta de que debo correr hacia la parada, camino lo mas rápido que posible asta esa parada y justo a tiempo, en cuanto me paro el autobús lo hace también permitiéndome a mi y a otras personas más subir para poder emprender el viaje.
Como cada mañana el chófer me saluda con una sonrisa la cual devuelvo sin mucho interes antes de pagar, una vez que logro sentarme coloco mis audífonos y pongo un poco de música que me haga el trayecto más corto, veo por la ventana y como cada vez al ver las calles me hace recordar el pasado, y sobretodo recordar a ese hombre de mi pasado del cual solo conozco su rostro, un rostro que veo a diario y que aunque me da felicidad, también me recuerda lo inocente que era.
En mi trabajo todo es común la misma rutina de siempre, en cuanto llego ayudo a mis compañeras a hacer todo antes de poder comenzar a atender. Ato mi cabello en un moño ajustado, para que ningún cabello este fuera de lugar dado que como lo tengo algo largo, aveces me estorba un poco y prefiero tenerlo atado.
El día transcurre con tranquilidad asta que mi teléfono suena, veo el identificador y veo que es mi ex esposo, solo espero no ponga escusas ya que a él le toca cuidar a los niños después de la escuela.
- Sofía podrías cubrirme un par de minutos mientras contesto esto rápido- le digo haciendo ojos de cachorro para que acepte, Sofía es mi compañera y mejor amiga desde que llegué a trabajar aquí.
-Claro Fiorella pero me la vas a deber- dice sonriendo ella es bella una castaña delgada y más alta que yo, con gran personalidad.
Asentí devolviéndole la sonrisa, y luego caminé hasta la cocina y salí por la puerta que daba hacia el callejón donde estaba el basurero.
-Pronto- conteste la llamada lo mas rápido posible.
//¿Dónde estás?- me lo dijo en un tono algo molesto lo cual no me sorprendió, siempre lo hacía así.
- En el trabajo donde más- le respondí algo irritada, odio que me hable así.
//Solo me aseguraba para saberlo- lo dijo más tranquilo.
-No vayas a salir con escusas, te toca cuidar los niños, sabes que hoy salgo más tarde y necesito que los cuides- le alce un poco la voz ya que sabía que siempre me llamaba para poner alguna escusa, para poder irse con su nueva esposa.
//Si lo sé y pasaré por ellos en cuanto salgan del colegio- lo dijo quitándole importancia.
-Entonces para que me hablaste- ya estaba más irritada no soportaba el hablar con el solo lo hacía por los niños.
//Para saber si ibas a estar en el trabajo ya que necesito decirte algo en persona, pero eso ya te lo diré en cuanto te vea- y me colgó y solo me dejó confundida porque nunca se con lo que me va a salir, su llamada me puso algo irritada.
Volví adentro guarde mi teléfono y me puse a trabajar de nuevo, seguí con la rutina y sonriendo a cada cliente que llegaba, nunca me a gustado pensar en lo que el podría decir, nunca es nada bueno o algo que vaya a cambiar lo que ya pensaba de el, lo único que logra es que me inunden los recuerdos de los malos momentos vivimos juntos, y de como cambio tanto desde que lo conocí, asta que me pude armar de valor para dejar ese tormento, y poder tomar a mis hijos y llevarlos conmigo.