Capítulo 1

2117 Palabras
Mis días estaban notoriamente contados y eran establemente aburridos. No tenía mucho más que hacer aparte de trabajar y de intentar cuidarme a mi misma. Solía tener a alguien que me dijera: “bienvenida a casa hija”, pero hoy no tengo a nadie y eso se vuelve agobiante a veces. Mis padres murieron en un accidente hace cinco años y desde entonces, no tengo más opción que encargarme de mi misma y mantenerme a pesar de mis trabajos complicados. Crecí en un orfanato gran parte de mi infancia y tengo pocos recuerdos de ese periodo, solo se que tenía un hermano, pero no recuerdo mucho de eso. Solo recuerdo, que me adoptaron dos años después que el y que no pude tener mejores padres en la vida. La verdad es que no hay mucho de lo que pueda quejarme, excepto que se fueron demasiado pronto. Salí del edificio y tomé mi coche para recoger a Magna e ir a trabajar al supermercado y toda la jornada laboral pasó normal e interesante. Pero fue cuando llegué a casa, que las cosas se pusieron extrañas. Dos hombres vestidos de n***o y una galante mujer, esperaban en el recibidor del edificio. —Helen, la mujer está esperando por ti —dijo el conserje del edificio y yo comencé a preocuparme. Permití que la desconocida ingresara en mi departamento, solo porque tenía la suficiente seguridad en el edificio como para hacerlo y porque se notaba que ella tenía algo serio y privado que compartir conmigo. Aunque fue bastante incomoda la forma en que me observaba y me estaba haciendo pensar si fue buena idea hacerla entrar. —Discúlpame si te pongo incomoda, es que tu y el tienen un increíble parecido. Es impresionante —Lo último lo dijo con bastante sorpresa y yo me quedé observándola, ¿con quien tengo un increíble parecido? —¿De quien estamos hablando? —pregunté confundida y ella sonrió. —Mi hijo, falleció recientemente —contestó ella y lamente haber hablado. —¿Quién es usted y que quiere de mi? —pregunté, mientras me sentaba frente a ella. —Soy Catalina, la reina Catalina para ser precisa y necesito tu ayuda urgentemente —contestó ella y de inmediato me preocupe, espero no haber sido demasiado grosera con la realeza. Ahora entiendo porque su rostro me era tan familiar. —¿Qué es lo que necesita de mi majestad? —pregunté tranquila y ella sonrió con nostalgia. —Mi hijo fue asesinado hace dos días y lo hemos mantenido en secreto por miedo. Tememos lo que podría pasar, si el país y nuestros enemigos se enteran de este suceso —comenzó a explicar ella— Yo sabía que mi hijo, tenía una hermana gemela y estoy aquí para rogarle a esa hermana gemela. Ayúdame Helen —terminó de decir y me observó suplicante. —¿Usted fue quien adopto a mi hermano? —pregunté confundida, jamás habría esperado esto. Mi hermano fue adoptado por la realeza, ¿quien imaginaría que el príncipe era mi gemelo? —Si, así lo hicimos. Te lo suplico Helen, ayúdame a ocultarle a mi esposo y a todo el mundo sobre lo que ocurrió con Bruno —volvió a pedirme y yo no entendía a que se refería. —¿Qué es lo que quiere que haga? —Quiero que ocupes el lugar de Bruno, que te hagas pasar por el y protejas con tu vida la corona —contestó con la mirada perdida, claramente perder a su hijo le había afectado— Se que es mucho pedir, pero realmente necesito esto. Mucha gente va a morir, necesitamos que Bruno vuelva al palacio y acate sus obligaciones —su voz se había quebrado, la reina parecía tener una vida difícil. —No hay manera de que yo haga eso —solté de repente. Definitivamente jamás lo haré, no me haré pasar por hombre y seguiré mi vida como el hermano que no veo hace muchos años. Se que dije que jamás lo haría, pero de alguna manera estoy aquí. Por algún extraño motivo que desconozco, estoy viajando rumbo al palacio, para tomar el lugar de mi gemelo muerto. Si hay un talento que yo tengo, es de que pasen cosas realmente extrañas, definitivamente esto no pasa todos los días. Y no es como si quisiera que me pasaran todos los días. Una vez en el palacio, me entraron de forma secreta y fugitiva a la habitación de mi gemelo y se comenzó mis transformación. Esto solo lo sabríamos unos pocos y no esperábamos que nadie más se enterara. Pero de forma rápida e instantánea no me reconocí. De un momento a otro, mi cabello estaba corto y lucía un perfecto traje sobre mi pecho vendado y maltratado. Claramente este no es mi día. —¿Realmente cree que esto funcionará? —pregunté a la reina, ella se paró detrás de mi. —Por supuesto, te ves identica a el, no hay diferencia. Pero a partir de ahora, debes verme como tu madre y eso es definitivo —contestó ella con calma. No me sentía totalmente segura con esto, abandonar mi vida, mi libertad y mi realidad. Mi verdadera identidad estaba desapareciendo, mi vida estaba desapareciendo, mis padres se irían al olvido, mientras tomo a otros en su lugar. ¿Realmente quería esto? No lo se, pero todos sabemos que las leyes del país son rudas y crudas. No hay otro heredero para este país que no sea mi hermano y si el no asume el trono, este podría ser conquistado por otro país y dejar de ser independiente como lo es, todas nuestras vidas cambiarían permanentemente. No se otros, pero no estoy dispuesta a dejar que eso pase. Esos que probablemente podrían tomar el mando de mi país, son en realidad los que mataron a mi hermano y yo me aseguraré de hacerles pagar por ello. Estaba dispuesta a tomar el mando de todo, incluso a dejar de ser una mujer hasta para mi misma. Pero jamás estaré dispuesta a que todo acabe. Es una tontería, que me siga llamando en femenino hasta en mi mente, creo que es momento de cambiar eso y comenzar a tratarme en masculino, de está manera no se me escapará mi verdadera identidad ante los demás. —¿Por qué dudas Helen? —preguntó la rei… mi madre, a una distancia prudente. —¿Qué va a pasar con mi verdadera identidad madre? —pregunté yo también, está vez haciendo evidente lo evidente, que ya estaba lista para dejar ir a Helen. —Bruno murió, pero no podemos tirar su cuerpo por ahí, tampoco dejarlo en una tumba sin nombre y el merece una sepultura digna. Decidimos que mataremos tu identidad con el y lo enterraremos bajo tu nombre. De está forma el cambio de identidad estará concretado —explicó ella y yo me sentí mejor de saber que nadie me buscaría, todos pensarían que estoy muerto. Me pone triste por mis primas, van a echarme de menos y me sufrirán bastante. Pero me alegra saber la verdad, me pone infinitamente feliz saber que no me buscaran. No quiero que vivan pensando que pasó conmigo, prefiero que piensen que fui a hacerles compañía a mis padres. Eso me llena el alma de una forma que nadie tiene idea. —No te preocupes Bruno, todo va a estar bien —murmuró ella y yo asentí. De repente me vi rodeada por cinco sirvientes y me quedó claro, que eran personas aparte de la reina, de los dos guardias y de mi, que sabrían este secreto. Ella miró a cada uno de ellos, se notaba que les tenía mucha confianza para desvelar este secreto y tras explicar la situación, dijo algo que me hizo ver, que mi vida como Helen había terminado. —A partir de hoy, ella no es Helen, no es una mujer. De hoy en más, es un hombre, es el príncipe Bruno y así debe ser tratado, incluso cuando no haya nadie y solo estéis vosotros con el —todos acataron la orden de la reina y aunque aún me causa raro decirle madre, se que me acostumbraré pronto. Lo primero que haría en mi día como príncipe, cosa que ya estaba cesando, porque el día estaba a nada de acabar. Era conocer a mi padre, el rey Kevin y si el no notaba que no era el verdadero príncipe, claramente nadie más lo notaría. Según mi madre, no hay nadie que conozca mejor al príncipe que el rey, ellos siempre fueron extremadamente unidos e inseparables. Es bueno saber que tengo bastante presión en mi primer día. Conocer al rey fue bastante extraño, me recibió con un abrazo en cuanto me vio y me pidió ayuda en la mañana, parece que tendré un día ocupado. Mientras estabamos en la cena fue incomodo, tenía una presión en el pecho y me costaba digerir la comida por las vendas. Era raro, estaban en mi pecho no en mi estomago. Aún así me costaba comer, me dolía bastante y generaba malestar. En mi mente solo tenía volver y recostarme. Quería dormir toda la noche y que nadie me molestara, quería despertar y pensar que todo esto había sido una pesadilla. Anhelaba que me dijeran que mi hermano estaba vivo, que el estaba feliz con su familia de clase media y que no era un príncipe. Eso era lo que anhelaba, pero no iba a pasar, por nada en el mundo iba a pasar. —Bruno, debes prepararte temprano en la mañana —dijo de repente mi padre y yo lo observé con cuidado. —¿Ocurre algo importante mañana? —pregunté, mientras intentaba imitar a un hermano que no veo hace años. —Si, mañana pasan muchas cosas importantes. Una de ellas, es que conocerás a Annabelle —contestó el y mi cara de confusión alerto a mi madre. —Tienes suerte hijo. Tu prometida es asombrosa, la mejor esposa que podrás tener —dijo ella sonriendo, pero sabía que me estaba dando la respuesta que necesitaba. Comencé a toser de inmediato y el secretario del rey me sobó la espalda. Eso no me lo habían dicho nunca, jamás estuve en vía sobre que tendría una esposa. Nunca me dijeron que tendría una esposa. Si sabía que podría pasar en un futuro, pero en mi mente jamás apareció de forma urgente. Hay que tener en cuenta, de que Bruno solo tiene veinticuatro años, no hay razón para casarlo a está edad. —¿Estás bien hijo? —preguntó el rey y yo asentí con la cabeza. —Pido permiso para retirarme padre, necesito descansar para recibir a Anabelle mañana —dije de repente y el asintió. Me fui rápidamente de ese lugar y me aventé en la cama con temor. Podía casarme si hiciera falta, pero no va a funcionar. Esa mujer querrá besarme, tener relaciones intimas y también hijos. Las que se casan con la realeza siempre tienen ese pensamiento en mente y no va a ser posible. En la intimidad no podré ocultarle que soy mujer, no puedo tener hijos con otra mujer, no hay manera de que esto funcione. Tengo que intentar retrasar el matrimonio, a lo mejor madre puede hacer algo. Debo hablar con ella e intentar encontrar una solución lógica a todo esto. Realmente me está matando. Estos pensamientos me matan por completo y me tienen completamente dudando, no encuentro una manera de arreglarlo. Se que hacerme pasar por Bruno, me traerá grandes dolores de cabeza en el futuro y tendré que indudablemente, sobrevivir aunque se vea difícil. ¿Qué fue lo que pasó? ¿Cómo murió Bruno? ¿Quién lo mató? ¿Por qué lo querían muerto? Son tantas las preguntas que me agobian día a día y por más que lo intento no se que hacer, no se como solucionarlo. Tampoco se que haré respecto a esa mujer, pero si se que no podré retrasar esto toda la vida y que tarde o temprano tendré que casarme para reforzar las apariencias. No se que hará mi madre, algo tendrá que hacer para ocultar el hecho de que no puedo tener hijos con otra mujer, pero me esforzaré por ayudar y solucionar estos obstáculos que nos agobian. La vida es difícil, realmente lo es. Pero te prometo Bruno, que cuidaré de tu país, de tus padres y de tu prometida, no importa cuanto me cueste. Prometo descubrir quienes te asesinaron, les haré pagar y prometo que algún día nos volveremos a ver. Tu promete que visitaras a mis padres, que cuidaras de ellos y les dirás cuando los amo, cuanto los extraño y anhelo volver a verlos
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