¿Estoy listo para eso?

1738 Palabras
TYLER Cuando llegamos a la sala de conferencias, está llena con casi todo el personal de oficina del edificio. Todos los asientos de la larga mesa de conferencias estan ocupados, y solo hay espacio para estar de pie al fondo de la sala. Veo a Margarita acurrucada en la esquina más alejada y me saluda alegremente con la mano. No estaba en la invitación a la reunión, pero le envié un mensaje de texto para que estuviera aquí. No hay manera de que pueda dejar que se perdiera la gran noticia. Se que está orgullosa de mi como lo estaría mi propia madre. El padre de Ximena está de pie al frente de la sala, charlando informalmente con Ron y los pocos miembros de la junta que optaron por asistir. Se que no son muy optimistas sobre los resultados que Ximena y yo prometemos. Mientras esperamos a que comience el gran anuncio, la gente habla en grupos pequeños. Algunos hablan sobre el trabajo que les apasiona, mientras que otros simplemente conversan un poco con los amigos del trabajo que han hecho a lo largo de los años. Todas estas personas que perderán sus trabajos si no tenemos éxito. Personas reales. Con problemas reales y vidas reales. Y todo eso en juego. Se me encoge el estómago. –Necesito un trago– refunfuña Ximena a mi lado. –Buena idea– murmuro. Me pregunto si todavía está enojada conmigo por dejarla abandonada esta mañana. Probablemente, ¿pero después de la forma en que rodo su pequeño y apretado trasero en la cama anoche después de ponerme duro con sus suaves y húmedos besos y pequeños gemidos de animo? ¿obligándome a ir a atender a la bestia si quería tener alguna esperanza de quedarme dormido? Si, el karma es una perra. Su mirada se dirige a la mesa auxiliar cerca de las ventanas, donde se han colocado jarras de café y bandejas de bollos daneses. –No veo té. ¿Quieres café? – pregunta, y dirigiéndose hacia él. Niego con la cabeza. –Gracias por preguntar, pero estoy bien– Momentos después, Ximena regresa con un vaso de papel de café n***o humeante. –Comencemos– anuncia Fred con voz resonante. El silencio se apodera de la sala y todas las miradas se centran en él. Da un paseo al frente. –He convocado esta reunión hoy para compartir un anuncio especial– Nos mira a Ximena y a mí y sonríe brevemente antes de volver a centrar su atención en la multitud. –Es un gran honor para mí anunciar que la próxima generación de Klein & Johnson; mi hija, Ximena, y el hijo de Will, Tyler, se harán cargo de las operaciones como co- CEOS– aplaude con entusiasmo y todos siguen su ejemplo, obsequiándonos una ronda de aplausos. Después de que el ruido se apaga, Ximena da un paso al frente con tu discurso corto pero elocuente sobre lo dedicados que estamos a tener éxito y como necesitamos la cooperación y el trabajo duro de todos en esta sala para ganar juntos. honestamente, no estoy seguro de lo que dice exactamente porque veo a Harrison mirando a Ximena con la mirada lasciva desde donde está parado al fondo de la sala, y la sangre retumba en mis oídos. Cuando Ximena termina, doy un paso al frente y tomo su mano en la mía. Ese idiota de contabilidad está a punto de saber con certeza a quién pertenece. –Tengo un anuncio relacionado, en realidad. Es mejor dejarlo todo al descubierto, ya que no tengo nada que ocultar– Le sonrió a Ximena, que parece estar lista para asesinarme. –Los rumores son ciertos. Ximena y yo estamos saliendo– –Pero eso no nos distraerá del enfoque empresarial– dice, interrumpiéndome. Maldita sea. Todo en esta mujer es rígido e impecable. Lo que necesito es que se relaje. Esta demasiado tensa. Necesita aprender a detenerse y oler las rosas de vez en cuando. Dejando el trabajo de lado, esa se convierte en mi próxima prioridad. Además, todavía tengo que averiguar cómo voy a ganar la apuesta que hemos hecho. Solo tres días más para mojarla, desnudarla y suplicar por mí. Y así, sin más…pasa a ocupar agenda. Lucho contra la oleada de excitación que me invade y sonrió mientras respondemos las preguntas de los demás empleados. ❋❋❋ Tan pronto como termina la reunión y toda la empresa deja de mirarnos, Ximena se marcha furiosa sin decir una palabra y se niega a responder a mi llamada a la puerta de su oficina. Supongo que mi pequeño anuncio improvisado la enfureció aún más de lo que pensaba. ¿Pero por qué? Estamos saliendo, ¿no? Maldita sea, si alguna vez quiero conquistarla, necesito averiguar que la motiva. No tengo reparos en pedir ayuda. ¿y quién conoce a una mujer mejor que su mejor amiga? Ya sé que Emilia trabaja en el departamento de marketing. Encontrar su cubículo es fácil desde aquí. Cuando lo encuentro, veo que, es un desastre de papeles y carpetas, uno de esos sistemas caóticos en los que estoy seguro de que intentaría convencerme de que sabe dónde está todo. Está escribiendo, y cuando me acerco, sus dedos se detienen repentinamente y sus ojos se posan en los míos. –¿En qué puedo ayudarte? – Casi me río . Es tan formal. Ella y Ximena definitivamente son del mismo palo: puedo ver por qué son tan buenas amigas. –Necesito hablar contigo sobre Ximena– digo, y Emilia frunce el ceño. Se me pasa por la cabeza que tal vez no quiera ayudarme. Decido poner todas mis cartas sobre la mesa y ver si mi franqueza la convence. Bajo la voz y me inclino más cerca. –Sabes todo sobre el contrato matrimonial, ¿verdad? – –Si, y no voy a intentar convencerla, si es por eso que estás aquí. Ximena es una chica mayor y puede tomar sus propias decisiones– –No es por eso que estoy aquí– –Bien. ¿Qué necesitas? No soy exactamente del Equipo Tyler, ¿sabes? – –Está bien, porque ambos somos del Equipo de Ximena– Gira su silla lejos del teclado y me mira. –Tienes cinco minutos– –¿Por qué Ximena se opone tanto a esto? Odio ser tan engreído, pero la mayoría de las mujeres se bajan las bragas ante mi más minino interés– –Ximena no es la mayoría de las mujeres– –Créeme, me he dado cuenta– –Entonces, ¿Cuál parece ser el problema, amante? – Cambia su peso en el asiento, mirándome con una expresión divertida. Está disfrutando demasiado de mi desesperación. –Nunca imaginé que Tyler Klein, el legendario dios del sexo, tendría problemas para seducir a una mujer– –Dios del sexo, ¿eh? – Se encoge de hombros. –¿Son ciertos los rumores o no? – –Depende a que rumores te refieras– –¿Qué tienes una polla mágica de veintitrés centímetros que sabe a fresa? – Me hecho a reír a mi pesar. Estamos en una zona de trabajo abarrotada de gente sentada al alcance del oído, y ella está hablando de mi polla como si estuviera eligiendo muestras de alfombras. –Por mucho que me duela no hablar de esto contigo, dejemos de preocuparnos por mi polla y vayamos al tema que nos ocupa– Cuadra los hombros. –Bien. Ximena– –Dime que le gusta. Aficiones. Intereses. Cosas que disfruta– Emilia se toma un segundo para pensarlo. –Trabaja duro toda la semana, lo cual estoy segura de que ya sabes. Así que si te refieres a los fines de semana, le gusta ver comedias románticas y tiene un lado romántico secreto. Se compra un ramo de peonias en el mercado de agricultores todos los sábados– –Eso está bien– saco mi teléfono y escribo peonias en la aplicación de notas. –¿Qué más? ¿Color favorito? ¿Comida? – Ya sé que le gustan los martinis sucios y el vino tinto, pero la encantadora Ximena aceptará mucho más que solo emborracharla. –Verde como el dinero– Emilia sonríe. Ximena siempre fue una mujer poderosa y superadora. –Y le encantan las tapas– –¿No son solo aperitivos para la cena? – –Básicamente– dice Emilia encogiéndose de hombros. –Entendido. ¿algo más? – Ella aparta la mirada por un momento. –Bueno, hay una cosa, pero no creo que quieras oír esto– –Cuéntamelo– –Tiene un álbum de recortes de la boda de sus sueños. Lo ha estado ampliando desde que era una niña– –¿Ximena? – mis ojos se abren de par en par. –¿La misma Ximena Johnson que protestó por casarse sueña con una gran boda? – –Exactamente. Siempre ha soñado con una boda grande y hermosa. En realidad, es muy sensible debajo de ese duro caparazón. Lo que sus padres compartieron fue especial, y en última instancia, ella busca lo mismo. La boda perfecta. El esposo perfecto– Todo me golpea a la vez. –Y este arreglo aplasta el sueño de toda su vida– –Bueno, si– Emilia parece ajena a la enorme bomba que me acaba de soltar. No importa si el color favorito de Ximena o el lugar para cenar. Ella quiere lo único que yo nunca podré darle: un verdadero final feliz. Se me encoge el corazón un poco. No importa lo bien que nos llevemos, no soy tan tonto como para pensar que podría reemplazar a su alma gemela. A menos que…Trago saliva mientras una oleada de nervios me golpea. ¡Santo matrimonio!. ¿estoy listo para eso? –Una cosa más– le pregunto a Emilia. –¿Por qué nunca sale con nadie? – no desde ese imbécil de su ex en la universidad, he visto a Ximena con otro hombre. –¿Básicamente? Es una perra quisquillosa– dice Emilia con una sonrisa cariñosa. –Está esperando a que su príncipe azul le enamore perdidamente– –Algo así– –Gracias, esto has sido de gran ayuda– –Buena suerte– dice Emilia mientras me dirijo a mi oficina. Sin decir “la vas a necesitar”. Mierda…tengo mucho trabajo por delante
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