Capítulo 3

2648 Palabras
Pasaron dos semanas luego de la boda de Deshi y yo aún seguía en shock, no podía creer que el realmente había jugado con mis sentimientos de esa manera y con la vida de mi bebé. A mi padre casi le da un infarto cuando se entero y mis hermanos mayores no me hablaron por una semana, todos excepto Kai me ignoraron por completo, al final lo aceptaron y nos volvimos todos mas unidos que antes. Mi familia estaba preocupada por lo que podría pasar ahora que dos personas poderosas se unieron en matrimonio, realmente estamos preocupados por las personas. En medio de esa preocupación decidí visitar a los ciudadanos de la secta, habían muchos niños jugando con espadas de madera y diciendo que querían convertirse en discípulos de la secta y protegerla de las personas malvadas, es hermoso ver que los niños desde pequeños quieren defender la bondad. Luego había señoras vendiendo cosas y otras haciendo las comprar, ancianos, hombres e incluso soldados ayudando a las personas a cargar bolsas y cosas así. Mi padre siempre dice que cuando estás desocupado, mejor te dediques a hacer buenas obras y de esa forma nos ganamos el amor de los Dioses supremos que nos protegen de sectas como lo es la secta Shan. Me gustaba mucho ver a todas las personas ser felices, es algo realmente hermoso. Cuando terminé de pasear y comer un montón de cosas, me senté a admirar todo el paisaje en la montaña Wunan, está es la montaña mas alta de nuestra secta y solía ser usada como defensa en las guerras, unos soldados se paraban acá y no solo veían cuando se acercaba el enemigo sino que los mataban con una lluvia de flechas, espadas o misiles, todo desde la montaña mas alta de la secta. Pero ahora no es mas que un lugar donde venir a dormir, leer, comer y tener momentos románticos con tu pareja. —¿Qué tanto haces Lis? —Escuché a la distancia que preguntaba mi tercer hermano. —Kai —Murmuré y el se sentó a mi lado. —¿Aún sigues pensando en ese hombre? —Preguntó con una extraña mirada en el rostro. —No, solo estoy pensando en mi bebé —Murmuré y el sonrió mientras ponía su mano en mi vientre. —¿Será niña o niño? Según tu criterio claro —Preguntó este y yo solo me reí negando con la cabeza. —No lo se, aún no estamos tan conectados. Realmente no quiero saber porque quiero que sea una sorpresa. ¿Tu que quieres que sea? —Mis palabras lo hicieron desviar un poco la mirada, se quedó pensando varios minutos y yo sonreí. —Si es niña; la celare hasta el fin del mundo como todo tío y la educaré muy bien. Si es niño; le enseñaré artes marciales para que sea un digno soldado de la secta Wei —Explicó y yo me quedé pensando en lo último que dijo. —¿Si es niña no le enseñaras artes marciales? —Pregunté y el me sonrió al notar de lo que hablaba. —Si ella quiere, por supuesto. Es solo que las mujeres tienen que aprender mas cosas que los hombres, las artes marciales serían una carga para ella, pero si quiere; encantado le enseñaré todo lo que se —Dijo muy contento, al principio esto fue horrible pero ahora ya se está haciendo a la idea y hasta se está emocionando. —Vas a ser un gran tío —Murmuré y el asintió con la cabeza. —Sea niño o niña, será el pequeño consentido de la secta —Contestó el y yo le sonreí, esté me abrazo rápidamente. La relación que tengo con mi hermano siempre ha sido muy estrecha, no me cansó de decirlo porque es la verdad. Así nos quedamos un rato, mirando el hermoso paisaje frente a nosotros y pensando en que no podríamos vivir sin el otro, eso es lo bueno de tener hermanos; sabes que ellos siempre estarán para ti como tu siempre estarás para ellos. Recuerdo que luego de la boda, yo me sentí bastante indispuesta y no quise volver a casa, me sentía adolorida y avergonzada, muy avergonzada. Al final me quedé en una posada con mi hermano toda la noche, al otro día nos fuimos directo a la casa del líder y hablé con papá y mis hermanos, al final todo terminó bastante bien. —¿Qué es eso? —Preguntó de repente mi hermano sacándome de mis pensamientos. Miré hacía la dirección a la que apuntaba mi hermano y vi a un montón de gente vestida de blanco caminar hacía nuestra secta, me levanté para ver mejor cosa que mi hermano también hizo y vimos que eran un montón de soldados de la secta Shan y detrás de ellos venían soldados de la secta Lan. Todos venían marchando con espadas, mire a mi hermano y su rostro se desfiguro. Yo en ese momento no pude procesar la verdad, pero el peor temor de mi padre se estaba haciendo realidad, ellos iba a atacarnos y nosotros no estábamos preparados para defendernos. —Soldados de las sectas Shan y Lan. ¿Nos van a atacar? —Pregunté yo aunque la respuesta era obvia. —Hay que avisarle a papá, no tenemos mucho tiempo —Dijo el y ambos salimos corriendo a la casa del líder. Papá estaba jugando al ajedrez con mi hermano mayor y mis otros dos hermanos; estaban apostando por quien ganaría y perdería. Ambos tardamos en llegar porque chocamos con mucha gente en el camino, incluso los sirvientes parecían no querer dejarnos pasar, el tiempo corría junto al ritmo de un reloj invisible que causaba enorme estrés en mi mente. Papá nos observó y todas las miradas se posaron en nosotros, debemos estar pálidos o tener una mirada aterradora; de esa manera me exponía la cara de papá, quien nos veía como si estuviéramos enfermos. —¿Qué les pasa? Parece que los muertos hubieran salido de sus tumbas —Dijo papá medio riendo medio enserio y yo no podía hablar del shock. —No se si los muertos salen de sus tumbas, pero lo que si se es que les haremos compañía muy pronto —Murmuró mi hermano, en ese momento llamó la atención del único que no nos miraba; el primer hermano. —¿Qué pasó Kai? —Preguntó esté levantándose, parecía alterado. —Las sectas Shan y Lan están en camino, vienen a atacarnos y no están muy lejos, llegarán pronto muy pronto —Terminó de decir con la voz temblando y en ese momento; todos salieron a la montaña donde se podía ver claramente a los soldados acercarse a las puertas. —No hay tiempo —Espetó papá de golpe— Manden soldados a proteger las puertas y vayan todos a buscar a los niños, mujeres, ancianos y hombres no guerreros; hay que llevarlos a los escondites subterráneos de la casa, ahí estarán a salvo —Ordeno papá y todos nos pusimos en marcha. Mis tres hermanos y yo nos fuimos a rescatar a los ciudadanos, mientras papá y mi primer hermano protegían las puertas para que estás no se abrieran. Todas las personas obedecían sin quejarse en absoluto, un hombre decidió que se quedaría peleando aunque no fuera soldado y su mujer decidió quedarse a su lado, al final acabé llevándome a los dos hijos de ambos directo a los escondites que papá hizo en caso de emergencia. Eran alrededor de treinta personas las que pudimos meter en los túneles, el problema es que la cantidad de habitantes sobrepasaban los cien, pero muchos de ellos se negaron a esconderse y aseguraron que morirían protegiendo su secta. Algunos tuve que convencerlos, les dije que si la secta no podía sobrevivir, necesitábamos que personas lo hicieran para que no dejáramos de existir, en base a eso algunos hombres accedieron a esconderse y las mujeres en su mayoría por sus hijos. Muchas personas estaban alteradas porque sus esposos, hijos, nietos e incluso hermanos; eran soldados por lo que se iban a quedar fuera para proteger la secta. Una vez la gente estuvo escondida, decidí ir a la sala principal de la casa a encontrarme con mis hermanos que me estaban esperando. Mi primer hermano apareció al instante después de mi y parece que papá aún sigue en la entrada de la secta protegiendo las puertas, ellos se estaban preparando para pelear por lo que en unos minutos; las puertas colapsarían y habría que pelear con toda la fuerza. Yo no era experta en artes marciales pero estaba lista para pelear por mi secta, por mi hogar, por mi gente y por mi familia. —Vete al escondite hermana —Dijo de repente el tercer hermano tomándome de los hombros. —¿Qué estás diciendo tercer hermano? —Pregunté yo sin saber si lo que había escuchado estaba bien o era mi cerebro jugándome una broma. —Vete al escondite Pyralis —Espetó el primer hermano con su rostro molesto. —No, no voy a abandonarlos. Me quedaré y pelearé codo a codo con la gente, con ustedes, no dejaré a mi familia —Comencé a intentar convencerlos pero parecían no querer escuchar, Kai me tomó de los hombros y me dio un fuerte sacudon. —Lis, probablemente la mitad de la gente muera hoy y puede que hasta la mayoría. Esa gente que está escondida en los túneles; necesitan alguien que los guíe, alguien que los llevé a un lugar seguro, necesitan un líder —Explicó el pero yo no quería dejarlos— Además tienes un bebé en el vientre, no puedes dejarte caer, la gente te necesita —Finalizó su discurso pero yo me negaba rotundamente. —No, no voy a abandonarlos. Qué otra persona se haga cargo de los sobrevivientes, hay muchos hombres capaces —Espeté yo pero el negó con la cabeza. —Hoy la secta será aniquilada y solo si uno de los herederos sobrevive; nuestra secta podrá resurgir de las cenizas y salir adelante. Nuestra obligación como hijos del líder es pelear codo a codo con la secta, tu obligación como su única hija es convertirte en la nueva líder de la secta y guiar a lo que quedé de nuestra gente a un lugar seguro —Dijo el y pude ver como todos mis hermanos le daban la razón— No te preocupes por nada, usa la piedra de siete colores con la que naciste para forjar un escudo protector en esa nueva tierra y que así puedan reconstruirse sin miedo —Terminó de explicar y yo realmente no quería, me eche a llorar y el me abrazó. —Promete que protegerás a nuestra gente y que estarás bien —Dijo de repente el cuarto hermano y yo asentí con la cabeza. —Ellos me necesitan no puedo dejarlos, haré todo lo que pueda. Deben sobrevivir, no somos nadie sin ustedes; por favor hermanos mayores, no soy nadie sin ustedes —Murmuré en medio del llanto y mis cuatro hermanos acabaron abrazandome. —Pasé lo que pasé; nunca te dejaremos sola —Dijo por última vez mi hermano, mi mejor amigo, mi querido Kay. Esa fue la última vez que me dijo una palabra, esos sueños de que sean los tíos de mi bebé, se desvanecieron para siempre. Me quedé encerrada un par de horas con toda la gente, intenté calmar a los niños que estaban angustiados con cuentos, teníamos que mantenernos en silencio para que nadie supiera que estábamos acá o nos asesinarían. Gracias a Dios todo estuvo bien, tuvimos que vendar la boca de los niños menores de dos años para evitar ruido y así mantenernos a salvo. Pero todo estuvo bien durante bastante tiempo. Llegó un momento en que todo se silenció y supe que era momento de salir y ver como estaban las cosas. —Ya vengo, iré a ver como está todo. No salgan, no hagan ruido y esperen por mi —Les pedí y todos asintieron en silencio. Mientras caminaba en silencio por los pasillos que me llevarían a la sala principal; pude ver un montón de cuerpos en el suelo, la mayoría de los soldados habían muerto, pero nos ocuparíamos de eso cuando todos se hayan ido y podamos salir a buscar algún sobreviviente. Cuando llegué a la sala principal me escondí para que no me vieran y vi al líder de la secta Lan, a Deshi y su ahora esposa. Delante de ellos estaban mis cuatro hermanos dentro de una bola de magia, era un escudo que suprimía los poderes y habilidades de quien está dentro, eso evita que puedan atacar. Me alegró saber que mis hermanos habían sobrevivido a la masacre, me preguntaba que pasaría ahora con ella y como mi papá no está, deduzco que esta muerto pero no quiero deprimirme en esa idea, quiero esperar a que todo esté claro. Solo lloraré sus muertes cuando vea los c*******s, solo así me convenceré. Los tres que estaban ahí parecían querer divertirse y yo me preguntaba si ese hombre era realmente la persona que tanto ame por años. —No puedo creer que alguien como tu salió de nuestra secta, un asqueroso vendido, no eres mas que mierda —Espetó molesto mi tercer hermano dirigido directo a Deshi. —Tu cállate —Dijo el líder de la secta Lan— Solo deberíamos matarlos y listo. ¿No te parece querido yerno? —Preguntó dirigiéndose a Deshi y esté se quedó quieto. —Mejor déjalos que se maten entre ellos, me gustaría saber que tan leales pueden ser estos cuatro hermanos —Murmuro sonriendo la mala mujer de Mei Ling. —Que buena idea hija —Dijo el sonriendo— Las reglas son simples, solo uno sobrevive y los otros tres morirán. Si se niegan a hacerlo los cuatro mueren —Terminó de decir sonriendo y mis hermanos se miraron entre ellos. —El cielo se nubla en invierno y brilla en verano, nunca al revés —Murmuró el primer hermano, ellos no entendían pero yo si, es el matra que se le enseña a todos los soldados de la secta. —La muerte es la continuación de la vida y la vida el comienzo de la muerte —Continuó diciendo mi segundo hermano. —Solo el cobarde le teme a la muerte, el valiente baila sobre ella —Siguió diciendo el tercer hermano. —No le temo a morir, solo le temo a no ser fiel a lo que me enseñaron —Terminó el cuarto hermano y yo sabía que venía después. —Muero valientemente con fuerza y lealtad y tu cobarde pronto me vas a acompañar —Dijeron los cuatro a la vez, la última estrofa del matra y se pusieron sus espadas en el cuellos. Los cuatro uno al mismo tiempo se cortaron el cuello, se suicidaron. Prefirieron morir que quitarle la vida a sus hermanos y mas específicamente, prefirieron morir que dejar que otros los maten. —Se mataron —Murmuró de pronto la mala mujer y pude ver que los tres estaban en shock, no se lo esperaban. —Quien diría que la lealtad de los Príncipes de la secta Wei sería tan fuerte —Fue lo último que dijo el sujeto— Lastima que la Princesa no está, tenemos que buscarla o nos dará problemas algún día —Terminó de decir a lo que la mujer asintió. Use todas mis fuerzas para llegar a los túneles secreto y entre lágrimas, refugiarme entre mi gente. —Lo que ha pasado hoy no quedará impune, nos volveremos fuertes y les haremos pagar por sus crímenes —Dije yo esperando apoyo, el cual lo recibí de inmediato. —Por supuesto mi señora —Murmuró con una reverencia el doctor de la secta y todos los demás copiaron su reverencia.
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