Después de esa rara tarde, seguí mi día como venía acostumbrando pero con mayor libertad ya que no tenía las restricciones por mi tobillo, ahora me podía mover con más libertad lo cual, me tenía demasiado feliz.
Me dediqué a pasar tiempo con mi pequeño hijo, que sin darme cuenta, a crecido muchísimo desde que llegamos aquí, de hecho mañana cumple 4 meses, justo el día cuando nos veremos con Philip.
Es increíble como pasa de rápido el tiempo, como uno no se da cuenta de lo rápido que avanza la vida sin poder evitarlo.
Quisiera detenerme en tantos momento que han sido importantes en mi vida, solo para nunca olvidarlos, revivirlos y recordar lo feliz que fui en cada uno de ellos.
Pero como eso es imposible, lo mejor que podemos hacer es avanzar y vivir la vida de la mejor manera posible
