Me rechazaste, ¿recuerdas?

"Yo, Miles Walter, el futuro Alfa de la manada Dark Howl, te rechazo, Cassandra Williams, como mi Luna y compañera". Escupió en mi cara. Sentí cómo mi corazón se rompía en un millón de pedazos mientras mis sollozos incontrolados se volvían más fuertes, resonando en la habitación bloqueada de la casa de la manada. "Acepta ese maldito rechazo y NUNCA vuelvas a aparecer frente a mí. ¡Me das asco, humana! Tus padres deberían haberte dejado morir sola en el bosque. ¿Por qué te salvaron? ¡Quizás me hubieran concedido otra compañera!" La cantidad de desprecio que sentía hacia mí hizo que mi corazón se desgarrara. No sabía qué dolía más. Su rechazo o el hecho de que acabara de decir que hubiera sido mejor si yo muriera. Agarré mi blusa con fuerza mientras me doblaba de dolor. Rechazada. Me rechazó. Nunca en mi vida había pensado que en realidad tendría que vivir esto. Puede que sea humana, pero ser rechazada era demasiado doloroso de soportar. "¡Ya te dije, acepta ese estúpido rechazo! Deja que viva mi vida. Quiero una Luna fuerte. ¡No una humana débil como tú!", gruñó mientras me agarraba violentamente del pelo y lo tiraba hacia atrás. Grité de dolor, pero eso no le importaba. "Yo... yo acepto..." tartamudeé entre jadeos. "¡No así! ¡Perra! ¡Acéptalo correctamente!", su gruñido amenazante resonó en el aire. Se había asegurado de que toda la manada estuviera ocupada con la barbacoa anual antes de invitarme adentro para que nadie nos oyera. Al principio, pensé que finalmente iba a aceptar nuestro vínculo. Habíamos descubierto que éramos compañeros hace un mes, en su cumpleaños número diecinueve. Sabía que estaba decepcionado. Pero como nunca me había rechazado, siempre mantuve la esperanza en alto. Sin embargo, en realidad nunca lo aceptó tampoco. Siempre me evitaba, así que nunca le dije a nadie que éramos compañeros. Y hoy, cuando me llamó y me pidió que nos encontráramos por separado, estaba extasiada pensando que finalmente quería aceptarme como su compañera. Pero estaba equivocada. Estaba completamente equivocada. Estremecí cuando su agarre se apretó en mi pelo, intensificando el dolor. Sabía que solo me lastimaría más, así que decidí que sería mejor si aceptaba el rechazo. "Yo... Cassandra Williams, acepto tu rechazo". Jadeé, y él me soltó. "Bien. Ahora vete antes de que alguien te vea aquí. Mis padres podrían volver del terreno abierto. Y para cuando eso suceda, quiero que te hayas ido" dijo a través de dientes apretados y salió de la habitación. Me sentía destrozada. Esto era peor que mi cumpleaños número quince. Ese fue el día en el que me di cuenta de que era diferente de los demás en mi manada. El día en que descubrí que no era la verdadera hija de mis padres. Ese día descubrí que no era más que una humana. Cuando mi lobo no salió a la superficie, mis padres decidieron finalmente responder a mis preguntas. Las preguntas que les había estado haciendo desde la infancia. ¿Por qué los otros niños tenían un mejor sentido del oído y el olfato? ¿Por qué podían correr más rápido? ¿Por qué eran mucho más activos que yo? Y por qué, sin importar cuánto lo intentara, parecían destacar en deportes y estudios, mientras que yo parecía quedarme atrás. Ese día, mi corazón se rompió en un millón de pedazos cuando revelaron que era una niña que habían encontrado abandonada en el bosque. Estaba envuelta en una manta rosa y colocada en una cesta. Me acogieron y, con el permiso del Alfa Sam, el padre de Miles, me cuidaron como si fuera suya. Fui aceptada en la manada y me integré bien. Hice amigos a pesar de ser peor en prácticamente todo en comparación con ellos. Lloré desconsoladamente ese día. Si no hubiera sido por mis mejores amigas, Sarah y Olga, me habría escapado. Y si no hubiera sido por Nolan, a quien veía como un hermano, habría logrado escapar. Lograron hacerme entender que mis padres estarían desconsolados si me fuera. Además, me amenazaron con olisquearme y arrastrarme de vuelta a la manada si alguna vez huía. Así que me quedé. Al menos tenía grandes amigos y una familia amorosa, aunque no estuvieran relacionados conmigo. Pensé que nada podía ser peor que descubrir que era el diferente en la manada. Pero estaba equivocada. Ser rechazada por tu compañero es peor. Se siente como si te arrancaran el corazón del pecho y lo arrojaran por un acantilado. Me levanté lentamente y salí de la casa de la manada. Sería mejor que me fuera. No quiero descubrir qué podría hacer Miles si me encuentra aquí cuando regrese. Sabía que toda la manada estaría celebrando y festejando la luna llena esa noche. Solía disfrutarlo con mi familia y amigos todos los años. Sin embargo, esta noche solo necesito estar sola. Caminé por el bosque, evitando con destreza las ramas bajas y los troncos caídos. La luz de la luna era suficiente para ver a través de la parte no demasiado densa del bosque. Como solo soy humana, no tengo el don de la visión nocturna. Así que tuve que confiar completamente en la luz de la luna. Caminé hasta llegar al enorme acantilado que estaba a quince minutos de distancia. Miré fijamente la impresionante belleza natural. La suave brisa y el sonido del agua que fluía desde la cascada cercana siempre traían paz a mi corazón. Pero esta vez no. Mi alma gemela me había rechazado. ¿Qué podría ser peor que eso? ¿Quién querría vivir con una humana débil? Tal vez debería abandonar esta manada. Estarían mejor sin mí. He visto numerosas veces cómo mis padres luchaban por mantenerme a salvo durante los ataques de los renegados. Mis sollozos poco a poco se hicieron más fáciles de controlar mientras me daba cuenta de que les resultaría más fácil sobrevivir sin mí. Entonces, serían más fuertes si yo no estuviera en su camino. Cuando el débil de la familia se haya ido para siempre. Miles tenía razón. Debería haber muerto. Mis padres deberían haberme dejado morir en lugar de llevarme aquí para vivir en una manada. Me di la vuelta. Vi la luz anaranjada de la hoguera. Sabía que estarían celebrando. Sonreí. Fui bendecida al haber experimentado el amor de una familia y tener grandes amigos. Esta manada era muy servicial e incluyente, excepto por los pocos matones que decidían meterse conmigo. Siempre tenía a alguien que me defendía. Ya sea mis mejores amigas o Nolan, el hijo real de mis padres, que es mayor que yo. Gracias mamá y papá por todo el amor y cuidado. Gracias Nolan por el amor fraternal. Gracias, Sarah y Olga. Son las mejores amigas que podría haber pedido. Gracias por estar a mi lado. Y gracias a todos por los maravillosos recuerdos. Pero ahora es hora de que me vaya. Me soné la nariz y contuve un suspiro en un intento de ser valiente. Han hecho tanto por mí. Y ahora, es mi turno de hacerles la vida más fácil. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras daba pasos tímidos hacia atrás hasta que finalmente empecé a caer del acantilado. Sentí el frío aire nocturno en mi piel. El cielo estrellado me sonreía de alguna manera. Sabía que aterrizaría en el agua fría del río. Y quizás esta caída sería lo suficientemente brutal como para borrar los problemas de quienes se preocupaban por mí. Adiós a todos. Adiós, compañero.