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Risthaserol: Historias sin fin

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Descripción

Esta no es una antología cualquiera, "Risthaserol" es un libro que te llevará a conocer historias y relatos jamás contados. El suspenso, misterio, terror y el dolor, son los temas abordados en cada historia con toques basados en hechos reales.

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El castillo abandonado
Introducción: Muchos dicen que el final perfecto no existe, y sí lo hay, es artificial. Los caminos largos suelen desvanecer al caminante, quien muchas veces se siente como en el desierto, donde si cae el agua al suelo desaparece en un abrir y cerrar de ojos. Allí el pensamiento del hombre es arrastrado a un agujero donde corre la voz que no hay fin, y que el camino es tan largo que nunca llegará a su destino, esperando encontrar la puerta para salir de ese hueco y no ahogarse del calor que lo puede matar, esperando encontrar el final abierto. Querido lector, he aquí el camino de historias sin fin, finales abiertos a los que tú le darás voz y voto, y que con tu imaginación harás un camino para terminar las historias a tu gusto. Busca lo que debía ser y deja volar tu imaginación. Prefacio Así como un estudiante no es malo sin mal profesor, no hay mala historia sin mal autor. La mente a veces juega con la persona que hace real sus ideas, y eso, te acarraza tanto que hace sentir sacará tus órganos dejando solo el corazón. En un espacio ambientado de malas lenguas y malas acciones, viví cosas que ahora me han inspirado a escribir historias que lectores llaman originales. No es nada de otro mundo escribir sobre un príncipe y una princesa, pero, ¿Es de otro mundo escribir sobre el dolor y el miedo?. “EL CASTILLO ABANDONADO” “Ignorar un consejo para prevenir un mal es terquedad del ser humano, en ocasiones por desconfianza preferimos ignorar el mensaje que nos transmiten personas conocidas o tal vez desconocidas. Pero a veces, escuchar un consejo y tomarlo en cuenta nos puede ayudar a prevenir algo de lo que nos podemos arrepentir si lo ignoramos” . Había una vez, un grupo de cuatro estudiantes universitarios que decidieron ir a un bosque en busca de aventura. Uno de ellos había perdido a su padre en un accidente automovilístico y aceptó la propuesta de su novia introvertida de ir al bosque para escapar de su tristeza durante siete días. Sin embargo, lo que esperaban que fuera un viaje divertido y lleno de risas se convirtió en su peor pesadilla, ya que ignoraron un consejo que era su destino. El personaje principal, Kevin Sae, llevaba una cámara y comenzó a tomar fotos del hermoso paisaje natural. Sin embargo, se dio cuenta de que no había sonido de aves ni animales, lo cual era extraño. A pesar de esto, decidió tomar fotos de sus amigos y capturar la belleza del lugar. En ese momento, se les acercó un extraño señor asustado y tembloroso que tenía la ropa rasgada. Manuel González, el mejor amigo de Kevin, le preguntó si necesitaba ayuda, pero el señor solo los miró extrañamente y se acercó a ellos temblando como si estuviese muriendo de frío. Apenas y podía mantenerse de pie. —Hola señor, ¿Se encuentra usted bien? ¿Le podemos ayudar en algo? —preguntó Kevin —¡Presten atención! —gritó el extraño enérgicamente—, ¡Nunca entren en lo más profundo del bosque! —¿Qué? ¿Por qué? —preguntó Manuel confundido. —No entren, y si llegan a hacerlo... —respondió, mirándolo fijamente—, ...y ven un castillo, ¡corran sin parar! —indicó. El hombre salió corriendo rápidamente y, mientras lo hacía, decidió voltear para mirar el rostro de uno de ellos, que parecía reconocer con gran temor. —¿Qué ha dicho? —expresó Carolayn Machado riendo. La novia de Kevin y quien organizó la idea de ir al bosque. Carolayn era una joven hermosa pero muy irrespetuosa, aunque para Kevin era como una princesa. —¡Carolayn! —le advirtió Kevin llamándole la atención. —¿Qué? Me dio miedo ese señor. Ese señor está muy loco, eso es seguro. —Podrías tener un poco de respeto. No sabemos lo que ese pobre hombre ha pasado —le dijo Sara Mendes, una chica hermosa y cariñosa, que a pesar de ser la mejor amiga de Kevin, lo veía de otra manera y lo quería de otro modo. —Ja, ja, ja, ja, sigamos adelante, no hay por qué preocuparse ¿verdad? Tal vez ese tarado se haya perdido —respondió Carolayn, sugiriendo que dejaran de preocuparse. Y continuó caminando tomada de la mano de Manuel, quien la acompañaba riendo. Para Kevin, el gesto de su novia fue grosero, pero para Sara fue más que grosero. Aún no entendía por qué estaba con ella. Tal vez esa era la razón de su mirada triste y abatida. Sara, mirando lejos y preguntándose por qué no veía ni oía a los pájaros cantar, se preocupó de repente por Kevin. —¿Te ocurre algo? —le preguntó al verlo pensativo, mirando el camino por donde había huido aquel hombre asustado. —Lo que dijo el señor me perturbó. ¿Qué nos querría decir? —respondió nervioso. —Quizás solo estaba asustado —dijo ella. —Tienes razón. ¡Dios! No puedo dejar de pensar en tantas cosas, siento que todo me da miedo. Tal vez nunca supere la muerte de mi padre. —No digas eso. Aquí estoy yo, siempre estaré para ti. Para escucharte, soy tu amiga, Kevin, y sé lo doloroso que debe ser, sabes que yo también perdí a mi mamá —le dijo ella un poco triste. —Gracias, gracias de verdad, Sara, eres la mejor amiga del mundo —sonrió y la abrazó. Sara también lo abrazó con fuerza, diciéndole que lo quería mucho. —Yo también te quiero mucho. Después de ese abrazo, que quedó grabado en la memoria de Sara, decidieron continuar. Mientras el sol se ocultaba entre nubes oscuras, una sombra placentera caía sobre ellos. Aunque no le dieron importancia a las palabras del extraño hombre, Kevin estuvo pensativo y angustiado durante el viaje. Sentía una extraña sensación en su cuerpo, que lo hacía temblar constantemente, y se preguntaba qué era esa extraña sensación que lo invadía. La tarde avanzaba y los cuatro continuaban caminando en busca de un lugar para acampar. Kevin, todavía pensando en las palabras que le habían inquietado, creía escuchar una voz en el viento que le decía: "no vayan al fondo del bosque". La voz le recordaba a la del hombre asustado, así que se detuvo por un momento, sintiendo cómo su cuerpo temblaba, para escuchar atentamente y aclarar si eran imaginaciones suyas o voces en el viento. Carolayn también se detuvo un instante porque vio algo que despertó su curiosidad, y se acercó para investigarlo. Al parecer, había un arbusto que parecía marchito, pero eso no fue lo que la dejó intrigada y sorprendida. Lo que realmente la sorprendió fueron las espinas que estaban sobre el arbusto, pero permanecían intactas a pesar de que el arbusto estaba muerto. Manuel la observaba mientras también observaba a su mejor amigo, luego miraba hacia el suelo para ver las hormigas caminar y pensar en qué hacer con algo que le dolía el corazón. —¡Auch! —exclamó ella mientras se chupaba el dedo. —¿Qué te pasó? —le preguntó Manuel acercándose. —No es nada, sigamos, pronto lloverá —respondió ella, mirando al arbusto de manera extraña. En ese momento, comenzó a llover y los cuatro corrieron hacia un gran árbol que les sirvió de refugio. Estuvieron allí durante horas hasta que anocheció. A un kilómetro de distancia, Sara observó un enorme castillo que parecía estar abandonado. Dada la situación en la que se encontraban, sin refugio y con poca comida, decidieron dirigirse hacia allí. No pensaron en otra cosa más que entrar, sin importar si alguien vivía allí o si tenía una historia aterradora. —Qué castillo tan grande —expresó Manuel. —Enorme y feo —dijo Carolayn. El castillo era efectivamente enorme, como había mencionado Manuel. Tenía dos grandes árboles a cada lado, se veía oscuro y tenía arbustos llenos de espinas como el que Carolayn había visto antes y en el que se había pinchado el dedo. Al verlos, ella sintió miedo y le daba escalofríos la niebla que los rodeaba y las rejas oxidadas que rodeaban un jardín lleno de plantas marchitas que emitían un espeluznante sonido. Al llegar, encontraron un sombrero gigante en la puerta. Carolayn no dejaba de sentir escalofríos en todo su cuerpo y tenía un fuerte dolor de cabeza. El castillo estaba completamente vacío, no había sillas, muebles, camas, nada... Las paredes estaban a punto de caerse y había un horrible olor a sangre impregnado en ellas. Fue entonces cuando decidieron separarse para buscar una habitación donde pasar la noche y algo que les abrigara del fuerte frío que congelaba sus sentidos y órganos internos. En una de las habitaciones polvorientas, Kevin se encontraba solo. Al darse cuenta de que no había nada útil para ellos, decidió sacar su cámara y comenzó a grabar mientras observaba detenidamente las paredes de color n***o. —Qué asco —dijo al percibir el repugnante olor y la apariencia espumosa y pegajosa sin saber que era sangre. Cuando volteó a mirar por una ventana rota, decidió grabar la lluvia, que era tan hermosa que le hizo soltar una suave risa. Recordó los momentos en el parque con su padre, cuando solían ir a comer helados y la lluvia llegaba. Luego de recordar ese bello momento, miró el jardín para tomar una foto y en ese instante vio una sombra entrar al castillo. Esto lo dejó tan sorprendido y asustado que cayó al suelo sin decir una palabra. —¡Amigos! ¡Amigos! —gritaba aterrorizado, tartamudeando. Nadie lo escuchaba. Por otro lado, en una habitación grande y polvorienta, Carolayn se encontraba junto a Manuel, quien la besaba apasionadamente, olvidando que su mejor amigo estaba en el mismo lugar. —Espera, espera —le decía Carolayn tratando de detener los besos. —¿Qué pasa? ¿Qué ocurre? —Kevin. —¿Qué hay con él? —¿Cómo que qué hay con él? ¡Estoy con él, Manuel! Acaba de perder a su padre. —¿Y qué? ¿Acaso te has enamorado de él? —le dijo él enojado. —¿Qué? ¿Cómo puedes decir eso? ¿Crees que si estuviera enamorada de él estaría aquí besándome contigo? ¡No! Es solo que... es tu mejor amigo, Manuel. No sé si puedo lidiar con esto. Te amo a ti, pero sabes que lo quiero mucho, siempre ha estado ahí para mí y no quisiera hacerle daño. Manuel la miró fijamente a los ojos y se acercó a ella. —Carolyan, fue tu idea venir al bosque, aceptar ser su novia mientras tú y yo estábamos juntos. —Lo nuestro no era serio, venía y iba. —¿Y ahora sí lo es? ¿Ahora que estás con él y andamos a escondidas, esto es en serio? ¡Por Dios! —le dijo él mirándola fijamente, sin parpadear. —Vete, por favor —le dijo ella seriamente, bajando la cabeza. —Sabes qué, Carolayn, no lo quieres a él, solo quieres su dinero. Mírate, actuando como alguien que no eres. Nunca has hablado bien de Kevin como lo has hecho hasta ahora. Lo haces ahora porque tienes todas las de ganar, casarte con él cuando terminemos la universidad y ser millonaria. Podrías pudrirte —le dijo él llorando y salió estrellando la puerta. —Ja, idiota, maldito idiota —expresó ella con una sonrisa—. ¡Auch! —exclamó y miró su dedo. Asustada, vio su dedo que seguía goteando sangre por donde se había pinchado con aquel arbusto. De repente, sintió un fuerte dolor de cabeza y todo comenzó a dar vueltas. Sus dedos se estiraron y se convirtieron en uñas largas y afiladas, sus brazos se alargaron como tentáculos alienígenas, su cuerpo comenzó a tomar una forma aterradora y su sombra se multiplicó en terror. Dio un grito de miedo al ver su propia apariencia escalofriante. Kevin seguía buscando a sus amigos con desesperación, sintiendo que ya no estaban solos. Abrió todas las puertas para encontrarlos, deseando escapar de allí lo más rápido posible. El estrés lo llevó a detenerse un momento y, al escuchar un grito, corrió rápidamente. Antes de hacerlo, decidió grabar con su cámara para tener una prueba de lo que estaba sucediendo. Al abrir una puerta hacia otro pasillo lentamente, vio la sombra de una aterradora criatura y encontró a Manuel muerto en el suelo, con grandes rasguños en su espalda. Asustado, cayó al suelo, comenzó a vomitar y sus piernas temblaban mientras su corazón latía descontroladamente. En ese momento, el castillo comenzó a moverse y se escuchaban rasguños en las paredes. La enorme sombra se acercó y Kevin, con tanto miedo, arrojó la cámara, viendo cómo la criatura la tomaba y se la tragaba entera. En ese instante, Sara llegó y lo levantó, también impactada y sin poder decir una palabra. Ninguno pudo ver el rostro de la criatura, pero sí sus largos brazos. Corrieron rápidamente para intentar salir, pero la puerta y las ventanas se cerraron, dejándolos atrapados en el castillo. Mientras la lluvia se intensificaba y los relámpagos caían sobre los árboles, se escuchaban los gritos de Sara y Kevin, pidiendo ayuda, pero nadie los escuchaba. Al llegar el amanecer, los pájaros empezaron a silbar y el sol iluminaba el bosque. El castillo quedó en silencio, como si no tuviera vida. De repente, se escuchó un rugido y algo salió por una ventana, asustando a los pájaros. Más tarde, un hombre caminaba por el jardín y encontró una cámara manchada de sangre. Al reproducir el video, vio cómo una enorme criatura con brazos largos asesinaba a tres jóvenes. Logró ver su rostro y sintió una extraña presencia observándolo. El hombre estaba aterrado y no podía hablar. De repente, la puerta del castillo se abrió y un largo brazo lo jaló hacia adentro. Gritó desesperadamente por ayuda y, milagrosamente o gracias a su valentía, logró escapar. Corrió con su ropa rasgada y los ojos llenos de miedo, como si una corriente eléctrica bloqueara su sangre y no pudiera parpadear. Después de correr sin mirar atrás, se encontró con cuatro jóvenes, dos chicos y dos chicas, y les advirtió sobre el bosque profundo y el castillo, instándolos a correr sin parar si se encontraban con él. Aunque uno de los chicos preguntó por qué, el hombre les dijo que no entraran y, si lo hacían, que corrieran sin parar. Se alejó corriendo y volteó al sentir una mirada conocida, encontrándose de nuevo con la criatura antes de una horrible transformación. La chica que antes se había burlado de él preguntó qué había dicho, pero el grupo continuó su camino, olvidando por completo las palabras del hombre asustado, excepto uno de ellos: Kevin. Todo fue igual que el principio —“¡Escuchen! ¡Nunca entren a lo más profundo del bosque y si ven un castillo corran sin parar!”. —¿Qué? ¿Por qué? —preguntó uno de los chicos —No entren y si llegan a entrar… —le respondió mirándolo a los ojos—, …y ven un castillo, ¡Corran sin parar! —les dijo, y salió corriendo Una mirada reconocida lo hizo voltear, pues de lo que se había liberado se lo había encontrado nuevamente antes de una fea transformación. —¿Qué es lo que ha dicho? —expresó la chica que riéndose, le había causado a aquel hombre terror. El grupo continuó su rumbo, olvidando por completo lo sucedido, excepto uno de ellos, las palabras del hombre asustado.

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