Capítulo 1
Primer día de clases. Corrección, día en que vuelvo al infierno conocido como escuela. Lo peor de regresar a la escuela y tener que volver a lidiar con problemas de adolescentes es despertar por un horrendo ruido de despertador al lado de tu oreja, entonces suelto un suspiro y empiezo a apartar el sueño de mis ojos restregándolos un poco con mis manos. Apago el despertador a tientas con mi mano derecha y me levanto de mi cama lista para una ducha nada relajante con agua fría para despertar. Después empiezo la aburrida rutina matutina para ir al colegio, tomó una blusa gris de manga larga, unos jeans y mis converse, para después tomar mi mochila del piso de mi habitación y salir de esta con dirección a la escuela. Es raro pero ir a la escuela lo considero un tipo de m********o, ya que vas sabiendo que la gente te va a hacer daño y no le importará sí lo hace, a menos que ese daño también les haga daño entonces sí, ahí si se detienen. Cobardes.
Pero lo peor de todo es que volveré a ver a John.
Camino en dirección a mi coche y subo en el cerrando la puerta detrás de mí, arranco y me dirijo a la escuela. Al inicio de mi último año en preparatoria. Algo que jamás he logrado entender es el por qué debemos regresar de vacaciones un Lunes, es como si nos pidieran a gritos odiar y maldecir este estúpido día, pero también he pensado en que si entráramos en martes maldeciríamos el martes. Si entráramos el miércoles, maldeciríamos el miércoles y así sucesivamente, por lo que me he dado cuenta que no odiamos el Lunes, si no que odiamos el trabajo que se nos es asignado a este día, en mi caso y en el caso de muchos adolescentes, preadolescentes y niños, odio la escuela a tal grado de querer ver como se incendia lentamente. No soy sádica ni nada por el estilo, pero vamos, ¿A quién no le gustaría faltar a clases un día?, o quizás un poco más.
Al llegar estaciono mi coche en uno de los cajones del estacionamiento, y antes de salir tomo mi mochila del asiento del copiloto, colocándola en mi hombro, al salir de él cierro la puerta detrás de mi, tomo las llaves de este y oprimo un botón del pequeño control para ponerle seguro a las puertas, camino en dirección a la puerta principal del colegio, la fachada es típica de una preparatoria, creo que es una de las fachadas más simples de la historia, atravieso la puerta con la mirada ya en el suelo, para mi encanto nadie voltea a verme, ya no atrapo las miradas rabiosas de las admiradoras de John, sino que simplemente vuelvo a ser yo. Vuelvo a ser ignorada por el mundo, y de alguna manera me gusta. Camino y te inmediato alguien me abraza por la espalda,
-Te extrañe tanto- me dice la voz de Carla a mis espaldas, ambas gritamos y sonreímos ya que en si las vacaciones fueron un infierno sin ella, debido a que fue el mayor tiempo que hemos pasado separadas, gracias a que ella junto con toda su familia se fue de vacaciones a quien sabe donde como todas las vacaciones,
-Yo también te extrañe- le digo girándome para verla, ambas nos sonreímos y la rodeo con mis brazos al igual que hace ella para darme un abrazo, cuando nos apartamos ambas empezamos a hablar de todo lo que nos ocurrió en vacaciones, prácticamente ella habla de lo interesantes que fueron las suyas y pues yo le cuento lo ordinarias que fueron las mías, ambas volvemos a estar abrazadas hasta que alguien nos pone una mano a cada una sobre el hombro,
-¿No hay abrazo para mí?- pregunta Joseph, no hablamos y lo abrazamos, algo que me resulta raro es que Carla lo menciono en lo que hizo en vacaciones, dijo que todos los días hablaba con él, cosa que cualquier mejor amiga interpreta como un "él me gusta",
-¿Qué tal las vacaciones?- nos pregunta el al separarse, en momentos guía una mirada discreta a Carla, ambos sonríen y ambos se dan pequeñas miraditas discretas,
-Ella tuvo unas vacaciones geniales y yo estuve en casa la mayoría del tiempo- le digo acortando la historia demasiado, como si fuera sólo un pequeño resumen,
-Eso explica el por qué estas tan pálida- me dice Joseph, provocando que Carla ría a carcajadas y yo suelte una pequeña risa. Los tres empezamos a caminar para ver las listas de los casilleros para saber cuales nos toco y donde están. El casillero que me toca no está del todo mal, por fortuna a Carla como siempre le toco a mi lado y a Joseph tres casilleros más a la derecha, no muy apartado y eso supongo que es bueno para Carla, los tres dejamos las cosas dentro y nos dirigimos a la primera clase, aunque a Joseph le toca en el lado contrario de la preparatoria opta por acompañarnos. Los tres vamos riendo, prácticamente por los chistes de Joseph y Carla, quiénes parecen disfrutarlos más que yo, en el pasillo se escuchan gritos y risas por lo cual alzo la vista, no es sino hasta que damos vuelta cuando veo a John, pero no está solo. Claro están todos sus amigos del equipo, pero también hay porristas, Sarah está ahí junto con Derek, y John abraza a una de ellas, con pelo castaño claro y ojos azules, con piel pálida y de complexión delgada, lleva puesto el uniforme de porrista y el pelo en una cola de caballo. Creo que simplemente me quedo en shock, cuando John empieza a darle besos que hacen parecer que se la va a comer completa ahí,
-Ven. Dev, camina- me dice Carla poniendo sus manos sobre mis hombros, simplemente no puedo evitarlo y pequeñas lágrimas salen por mis ojos, pero las aparto de un movimiento fugaz impidiéndoles completar su recorrido, Carla empieza a guiarme por otro pasillo, pero los tres nos quedamos en un silencio incomodo, pero bueno, este momento en serio no puede ser más incomodo,
-¿Quien era ella?- pregunto al aire, no me importa quién me responda pero en serio quiero una respuesta que me ayude un poco, tampoco es que la quiera hacer mi enemiga y dedicarme a hacerle bromas pesadas, pero es algo que no puedo evitar preguntar,
-Es Nubia, la co-capitana de las porristas, la verdad es una gran persona- dice Joseph, los tres entramos en el salón pero puedo apostar que nadie esta tan devastada o devastado como yo,
-Yo me encargo, gracias- dice Carla, después Joseph pone su mano sobre mi hombro y sale del salón, por curioso que sea no quiero llorar, pero una pequeña parte de mi exige que rompa en llanto. Mientras que simplemente me limito a suspirar en momentos y a tener la mente absuelta en pensamientos inútiles como el hecho que pensé que quizás pudiéramos componer las cosas, cuando la verdad es que no pueden estar más rotas. Ni siquiera me doy cuenta cuando estoy sentada en uno de los lugares desparramada por el escritorio,
-Hey, Dev. No te preocupes, ¿Recuerdas las pijamadas que hacíamos de pequeñas?, donde te hacia un cambio de imagen, puedo intentarlo- me dice ella sonriendo y poniéndose de cuclillas a mi lado. Su sonrisa en serio no puede revelar más lástima por que es de verdad imposible,
-No sé qué pensar- le digo pasando mis manos por mi rostro y apoyando mis codos sobre el escritorio,
-Quizás ese es el problema, tal vez piensas demasiado- me dice ella.