Mis años de preadolescencia fueron los mejores, a mi vida llego Hugo quien se convirtió en mi mejor amigo de inmediato, luego apareció Luis, jugamos en el mismo equipo de futbol de la escuela y Hilary, hermana melliza de Hugo, quien venía a animarnos a todos los partidos, mi compañera de clase, mi amiga, también era hermosa, con sus mejillas sonrojadas y esos ojos verdes, su cabello largo y n***o azabache, yo la miraba siempre de lejos, nunca dije o hice algo que la enojara, nos sentábamos juntos en clase y por las tardes iba a mi casa y hacíamos la tarea juntos, así conocí a Enmanuel, a quien le encantaba tocar la batería y hacia videos para sus r************* tocando canciones famosas, era casi una celebridad de internet, de vez en cuando yo lo acompañaba en la guitarra eléctrica que mis abuelos me regalaron cuando cumplí 12, con una nota que decía que yo debía de ser una estrella del rock y salvar a toda esta generación que solo escuchaba Trap.
Una tarde de principio de marzo, casi un mes para mi cumpleaños número 16 iba a grabar un video en el estudio fotográfico de mi madre, Hilary estaba allí y nos rogo que la dejáramos cantar, al principio no quisimos, no hasta que la escuchamos cantar, tenía una voz tan armónica como Birdy y Lana del Rey mezclada, con unas notas de voz tan altas como si hubiera nacido para cantar Rock a todo volumen. Creo que allí me empezó mi fantasía con ella, yo estaba locamente enamorado de Remy desde los 10 años, puede que esta más joven, ella seguía siendo una niña y yo jure que la iba a esperar, lo estaba intentando, pero las hormonas me jugaban sucio, quería besar chicas como mis amigos hacían en las fiestas, había visto a Hilary besar a chicos también y eso me enloqueció a gran escalara. Mi corazón estaba dividido y no sabía cómo iba a funcionar así. Remy y yo hablábamos todos los días por las noches, nos contábamos nuestras vidas y nos decíamos todo lo que nos queríamos, muy en el fondo mis sentimientos no traían nada s****l, era la paz que me daba el escuchar su voz con su acento extranjero, por las mañanas y en las tardes tenía a Hilary quien me acompañaba en todo. Mi cabeza era un lio total.
Volviendo al punto inicial, aquel video era para grabarle a mis padres la canción que siempre se cantaban uno al otro, yo iba a tocar la guitarra y a cantar, pero al escuchar a Hilary decidí que hiciéramos un dueto, su hermano Hugo iba a tocar el teclado. Quería darles ese regalo, pues las cosas estaban cada vez peor con la enfermedad de papá, ya no podía ni ir a trabajar. Este iba hacer mi regalo para ellos, le pedí a Hilary que se aprendiera la canción de Birdy, una artista que mis padres amaban y la cual me pasaron su amor, esta canción se llamaba Evergreen, nuestras voces encajaron a la perfección, ella sabía cómo armonizar su voz y yo le hacia el coro y algunas notas altas, unimos nuestras voces en el coro, casi siempre deje que ella se luciera. Mi hermana Laly nos ayudó a grabar el video, mis ojos no abandonaron el perfil de Hilary y lo que se emocionaba mientras cantaba, sonreí cuando ella me miraba de reojo. Estaba jodido, hasta el fondo.
–Porque no forman una banda– exclamo Laly cuando apago la cámara. –ustedes suenan genial juntos– la mire, la idea no era descabellada. – puedes decirle a mamá que te deje usar el estudio, ella ya casi no lo usa– recorrí con mis ojos por todo el lugar, habían fotos por todas partes, principalmente de mi hermana y de papá, a los 11 aprendí a usar la cámara y no podía alejarme de ella y usaba a Laly de modelo, mamá se emocionó tanto cuando le dije que quería ser como ella, me enseño todo lo que sabía, juntos captábamos a los demás integrantes de nuestra familia en todo momento, luego veníamos aquí y revelábamos las fotos, me enseño como se hacía antes de la tecnología. Sonreí para mí cuando mis ojos se toparon con una foto de las niñas en el patio trasero, tenían 8 años y posaron para mí todo el día.
–Estaría genial– grito Hilary, miro a su hermano y luego a mí, con sus enormes ojos verdes dilatados y sus mejillas sonrojadas, Hugo se encogió de hombros.
–No lo sé, ¿Dónde iríamos a tocar?
–Eso no importa, lo que importa es tener la banda.
–Ahora estamos muy ocupados, la escuela, el futbol– Hugo se alejó del teclado.
–¿Y qué música vamos a tocar? –hablo por primera vez Enmanuel, quien estaba sentado detrás de la batería.
–Podríamos hacer covers de canciones famosas de diversos géneros, pero llevándolas al rock. – hasta yo mismo me sorprendí por lo que dije.
–Yo puedo grabarlos y subirlo a Youtube– todos miramos a mi hermana. Nos mirábamos unos a otros, estábamos pensándolo, en el fondo nos encantaba la idea.
–Podría enseñarle a Luis a tocar el bajo y así se podría integrar– volví a hablar, Hilary asintió frenéticamente.
–Está bien– dijo Hugo al final, encogiéndose de hombros–Hagamos esto.
–Solo hay que elegir un buen nombre– dije cuando todos nos dirigíamos al patio.
–Por supuesto– me respondió Hilary quien caminaba a mi lado, le dedique una sonrisa sin mostrar mis dientes– será fabuloso, yo elijo la ropa–me dio un beso en la mejilla a modo de despidida– nos vemos en la escuela– asentí embobado.
Laly me dio un empujo para que entrara a la cocina y la vi desaparecer, debía de hablar con mamá por dos importantes razones, casi caigo en medio de la cocina y ella miro sobre su hombro.
–¿Cariño, sucede algo? – me trague el nudo de la garganta.
–Mamá, necesito decirte algo… bueno, mejor pedirte dos cosas– ella dejo lo que estaba haciendo y se dio la vuelta para mirarme, se cruzó de brazos.
–Te escucho– mi madre era hermosa, de ese tipo de belleza que puede volver loco a un hombre, con sus ojos cafés te atrapa y su delgada figura, sus labios rellenos. Me eche los rizos hacia atrás, los había heredado de ella, antes no me gustaban, pero en el último par de meses me los estaba dejando crecer.
–Veras…– sentí como la cara se me calentaba– los chicos, Hilary y yo queremos formar una banda de rock y nos gustaría que nos dejaras el estudio para ensañar algunas tardes. – vi como su rostro se suavizo, yo compartía muchas características físicas con mi mamá, cosa que amaba y cuando sus ojos se iluminaron supe que me diría que sí.
–Eso es genial, Rey.
–¿En serio? –asintió– pues lo otro que te iba a pedir–me adelante a decirlo porque se veía excitada– es que me dejes dar una fiesta en el patio por mi cumpleaños– su rostro estaba serio de repente. Me mordí el interior de la mejilla.
–Cariño, ¿de dónde te ha salido eso?
–No lo sé, la mayoría de mis amigos han dado fiestas por sus cumpleaños y yo también quiero hacerlo.
–Bueno–camino en mi dirección– lo de usar mi estudio te lo permito, solo que tenemos que guardar algunas cosas para que no le vayan a estropear, lo de la fiesta…– se detuvo, me agarro por las mejillas y me hizo mirarla, era como si me estuviera mirando a mí– pregúntale a tu padre.
–Pero mamá…– me queje y no porque pensara que el pudiera decirme que no– si le digo no se acor…–me calle de repente, mi madre no sabía que Laly y yo teníamos conocimiento sobre su enfermedad. Ella se alejó de mí.
–¿Qué ibas a decir? – estaba seria ahora, ni una pizca de emoción había en su rostro.
–Nada, mamá– me encogí de hombros.
–Cariño…– lo solté, porque en aquel momento me parecía estudio seguir guardando el secreto.
–Laly y yo sabemos sobre la enfermedad de papá.
–¿Qué? – estaba pálida.
–Lo sé desde que tengo 7 años y Laly se enteró poco tiempo después, se despertó asustada una noche y vino a mi habitación así que le conté.
–¿Tú como lo supiste? –se quedó mirándome fijamente, ahora yo era mucho más alta que ella, gracias a Dios y al futbol había crecido bastante en los últimos años.
–Una noche escuche un sonido cuando tenía 7 años y me desperté, salí de la habitación y los escuche hablar, tú tratabas de que papá se recordara de algo, me quede escuchando luego volví a mi habitación y busque en internet sobre las cosas que estaban hablando y los síntomas.
–Cariño, yo…
– Está bien, mamá– la interrumpí, esta vez fui yo que la abrazo– no tienes que disculparte, sabemos exactamente porque no lo han ocultado, ustedes querían que siguiéramos tratando a papá de la misma forma y eso hemos hecho a lo largo de los años, vamos a seguir haciéndolo hasta que ya no esté. – sus lágrimas me mojaron la camiseta blanca que llevaba– no llores, mamá o yo también lo hare.
–Mi niño– alejo de mí para poder mirarme a la cara– ¿Cuándo te hiciste tan mayor? – le sonreí mientras le limpiaba la cara húmeda por las lágrimas.
–Creo que siempre lo he sido– me dio un beso en la mejilla.
–Yo te doy permiso de hacer la fiesta, pero como quiera habla con tu padre, ¿sí?
–Gracias, mamá. Voy a verlo ahora–le dije y salí de la cocina en dirección al estudio de papá, donde ahora pasaba las tardes. Toque suave la puerta.
–Pase– lo escuche del otro lado.
–Hola, papá– asome la cabeza por la puerta– ¿podemos quedarnos hoy hasta tarde? Mañana no tengo escuela. – me miro por un minuto, sus ojos azueles estaban fijos en mí.
–Sí, esta noche. – dijo un rato después. Detrás suyo había una enorme foto de los cuatros cuando yo apenas tenía 5 años. Como de rápido pasa el tiempo.
–Después de cenar–hable, él asintió – te dejo para que continúes. – me quede un rato observándolo, desde hacía unos meses que no iba a trabajar, pero tampoco salía mucho de su estudio. Me dolió muchísimo verlo encerrado, sabía con exactitud porque no salía y eso hacía que doliera más. Yo necesitaba encontrar la forma de volver a conectar con él de alguna forma, me quedé un rato de pie en la puerta, mirándolo, escribía a toda prisa, di un paso dentro de la oficina con determinación, mas no pude entrar por completo. Cerré la puerta en silencio y me marché de allí.
….
Después de la cena papá y yo fuimos al sentarnos al patio trasero, mañana tenía clases por lo que nuestra charla no iba hacer larga. Nos encontrábamos en silencio, mirando las luces que colgaban.
–¿Cómo sabes que estas enamorado? – él no me respondió de inmediato, lo mire de reojo.
–Lo primero es que no piensas con claridad, sientes que no te llega el oxígeno a la cabeza, piensas todo el tiempo en esa persona, en qué estará haciendo, cómo le ha ido en su día, si pensara en ti. Cuentas los minutos para volver a verla o escuchar su voz. ¿Por qué lo preguntas, hijo? – sus palabras me calaron, las repetí en mi cabeza una y otra vez.
–Creo que estoy enamorado y de dos personas a la vez – le confese, y era la primera vez que lo decía en voz alta. Porque era lo que me pensaba con Remy y con Hilary. Me encantaba estar con las dos, escucharlas hablar, cuando estaba con alguna de ella el oxígeno no me llegaba a la cabeza y nunca pensaba con claridad si me encontraba en presencia de ellas.
–Hijo mío, estas verdaderamente jodido si ese es tu caso – nos quedamos callados por unos minutos y luego ambos nos echamos a reír a carcajadas. Cuando dejamos de irnos me atreví a decirle para qué lo había ido a buscar esta tarde.
–Papá, tengo que pedirte dos favores.
–Bueno... ya veremos – lo mire, su cara se tornó serió, no era propenso de mí pedirle cosas.
–La primera es que quiero hacer una fiesta para mi cumpleaños y la segunda que me dejes estar en una banda. –lo solté todo rápido y sin pausa.
–¿Una fiesta? – me miro serio. –¿Aquí en la casa? – Asentí con la cabeza –¿y que dice tu mamá?
–Que te pregunte a ti.
–Ya veo, la vieja técnica. – se quedó callado unos segundos, pero luego asintió. –Puedes hacerla – sonreí de oreja a oreja.
–Gracias, papá –salte de mi silla y me lance sobre él. Riendo me devolvió y el abrazo – y... ¿sobre la banda?
–Respecto a eso, te doy permiso solo si tocas música de Pink Floyd.
–Eso no tienes ni que mencionarlo.