El Desafío de la Atracción.

Un hermoso día soleado!. Parecía que su nueva vida prometía. De mañana, al llegar al aeropuerto de Málaga se sentía agradablemente cálido, ya luego en ruta en el auto de alquiler, el sol comenzó a calentar con más intensidad. Un nuevo inicio, un cambio necesario, para tomar nuevamente las riendas de la vida. Lyz avanza por la carretera subiendo por el terreno montañoso, hacia el hogar de su hermano, el sitio base, su nueva base, para los próximos meses, mientras su hermano trabajara en el extranjero. A esa hora de la tarde a medida que subía, el camino parecía mas solitario, le había llevado mas tiempo de lo pensado, resolver las cosas en la ciudad antes de emprender esa última parte del viaje. Demasiados inconvenientes e imprevistos. Aun le quedaba el recuerdo amargo de la última novedad. El maldito Rob, también había querido interferir en el último lazo que les quedaba. Rob, tan agradable al inicio de la relación, tan educado, tan lindo, cómo pudo convertirse en eso? Aun rondaban en la mente todos los proyectos que surgieron luego de ese encuentro, tantas cosas en común, parecía una novela mágica. No contento con querer abarcar y controlar su vida, al final pretendió quedarse con todo su trabajo, y casi lo hizo. Subió el volumen de stereo y quedó atrapada de la belleza del lugar como siempre que llegaba a las sierras. El camino ya mas angosto requería mas atención de lo normal, pero parecía sola en el mundo en ese momento justo ante ella la puesta de sol mas absolutamente hermosa la atrapó por unos segundos de más, justo cuando cerca de la curva apareció un voluminoso vehículo que parecía ocupar todo el espacio disponible. Presionó el freno, no lo suficientemente rápido como para evitar la colisión. El susto, y la sorpresa la dejaron momentáneamente paralizada, hasta que la adrenalina y las frustraciones acumuladas explotaron como un gran volcán. Pero qué demonios! Se soltó del cinturón de seguridad y salió del vehículo como un resorte. El otro conductor ya estaba saliendo del todoterreno, mientras ella avanzaba hacia el. Al estar frente a el, contemplo tamaña anatomía delante suyo, se detuvo con brusquedad, porque todo en ella quedó paralizado, incluso sea lo que sea que pensaba decirle se perdió en el éter, ya que quedó como boba mirando al mas bello espécimen masculino que jamás haya visto antes.  Su mirada artística recorrió luego cada milímetro de esa perfección y se detuvo en las manos apoyadas en sus caderas estrechas.  -Ya miró suficiente?. Dijo el entre divertido e irritado. Esa voz! Nadie tenía derecho a ser tan perfecto.  En el momento en que fue consiente, del significado de las palabras detrás de esa preciosa voz de trueno. Si era posible su mandíbula cayó mas.  Algo estaba pasando. Nunca antes su mente quedó en esa parálisis tan embarazosa! Volvió la vista a su cara para encontrarse con que se lo veía muy impaciente. Maldita mujer, esa mirada penetrante recorriéndolo, y mirando fijo lo estaban enervando. Se miró para comprobar que todo estaba en orden y luego siguió contemplando las variadas expresiones que pasaron por su rostro. Abstracción, desconcierto, dolor, dolor? Si eso pareció, aunque fue fugaz, para dar paso a una irritación extrema. Le daba mucha curiosidad y por lo visto ya estaban iguales. Se miraban como contendientes prestos a atacar y esperando que el otro diera el primer paso. Finalmente, fue el quien rompió el silencio. - Es tu costumbre conducir de ese modo invadiendo la totalidad del camino? - Soltó. No pudo evitar la provocación. Por algún motivo le gustaban mucho los cambios variados de expresión de su rostro. Lyz, esta vez pudo recuperar el uso de se cerebro dormido.  Que descaro! - Dificilmente con un vehículo compacto podría invadir la totalidad de camino, algo que si puedes hacer tu, con ese monstruo que conduces. En todo caso, podríamos obviarnos las recriminaciones, ocurrió, y es algo que no podemos cambiar, voy por los papeles. Pongamos las cosas en orden de una vez. Y fue por sus documentos. El observó con toda atención sus movimientos, su gesto seguro, la forma en que ondeó su cabello al girarse y el contoneo de sus caderas mientras se alejaba unos pasos hasta el interior del vehículo. El intercambio de información fue sencillo, y rápido. Lyz observó que no había errores y agradeció que su vehículo era alquilado, por lo tanto ya no vería a este extraño nunca mas. Esto terminaba aquí y ahora. Cuando estaban finalizando los últimos arreglos, el no pudo evitar una última observación antes de despedirse. Intentó parecer muy serio en el proceso. - Cualquiera diría que como tu vehículo es alquilado no volveremos a encontarnos.- Tuvo que morder sus dientes para no reír. Luego de una breve sorpresa fingida Lyz le responde: - Cualquiera diría que me lees el pensamiento. - El rostro de el, al fin, se iluminó con una sonrisa que como si fuera posible hizo mas apuesto ese rostro Dioses!. Sus ojos tenían una chispa de diversión y de promesa.  Luego de ponerse serio, algo apareció en sus ojos que Lyz no pudo descifrar. El se inclinó hacia ella y en una voz baja y profunda le dijo muy cerca. - Si tu me los leyeras a mi… -Dejó la frase inconclusa. La miró profundamente a los ojos y luego de un suspiro giró sobres sus talones para dirigirse a su todoterreno. Al partir, la saludó alegremente por la ventanilla abierta. -Que tipo tan apuesto y excéntrico! Que habrá querido decir con eso? - se dijo. Lyz quedó inquieta parada en el mismo sitio donde el la dejó. Ya estaba bien de parálisis por hoy. Se sacudió mentalmente, y se aprestó a guardar todo para reiniciar su camino hacia la casa de su hermano. Este último año le estaba pesando demasiado y este incidente debía de coronar su mala fortuna.  De verdad esperaba que las cosas cambiaran de rumbo… Y emprendió la marcha nuevamente. Mientras tanto, Vicente aun pensaba en Lyz. Reconoció la dirección registrada en el compañía de seguro, era la casa de su vecino Martin, así que ella debía ser la hermanita que estaba esperando para entregarle la casa. Iban a ser vecinos por muchos meses, aunque tenía planeado verla lo antes posible.  Si era posible antes de Martin partiera.  Por primera vez en muchos meses sonreía y sentía la promesa de algo, ese algo que haría que su vida vacía, saliera de esa monotonía sin esperanza. Sin buscar, la había encontrado.