La ropa de aquel hombre de ojos ambarinos quedó distribuida por toda la habitación igual que la suya en la noche anterior, solo que había quedado solo en los boxers n***o que aquel día llevaba puestos. Kyle se sintió nervioso cuando lo vio subir a la cama, él sin poder moverse, colocándose sobre él. Todo su cuerpo se tensó al tenerlo tan cerca y ser capaz de incluso, sentir la respiración del moreno sobre él, como tambien sus ojos sobre el suyos.
-En verdad que me dan asco las personas como tú- escupió cada palabra susurrándolas, sintiendo cada una de ellas, clavarse en lo más profundo de su corazón.
¿Por qué le habían dolido aquellas palabras si ya más de una vez se las habían dicho?
Lo sintió acomodarse entre su cuerpo y luego ver cómo con esfuerzo, intentaba levantar la sabana y el cubrecamas para cubrir su espalda y hacer que esta llegara hasta mitad de esta.
Kyle solo se quedó allí. Helado, como si aquellos ojos ambarinos, que parecían absorberlo, fueran capaces de incluso, detener el tiempo.
Un grito ahogado lo sacó de su ensueño, provocando que dirigiera su mirada nuevamente hacia la puerta, donde una mujer de unos treinta y cinco años, parecía que había visto un fantasma por lo pálida que estaba.
-¡Harrison!- exclamó llevándose una de sus manos a la boca- ¿Cómo…?
El hombre que se encontraba sobre él, que supuso, se llamaba Harrison, la observó igual que él y con un leve movimiento, rozó sus partes con las de Kyle, quien jadeó ante aquel contacto.
-¿Qué quieres?
-¿Tu…?- comenzó a preguntar la mujer sin dejar que sus ojos verdosos volvieran a su estado natural, pues los tenía abiertos de par en par- ¿Qué…?- parecía impactada con aquello.
-Si no tienes nada que decir- comenzó a decir con voz fría y brusca- Es mejor que te marches por dónde has venido.
La mujer pareció afectarse ante tales palabras, lo que provocó que de un momento a otro, sus ojos de pescado, se volvieran dos rendijas casi cerradas y su mano, que había tapado su boca por la impresión, se dirigiera hacia adelante y lo señalara.
-¿Cómo crees?- preguntó enfadada y se irguió provocando que sus grandes pechos salieran más de lo que ya estaban fuera- ¡Soy tu madre!
El moreno rodó los ojos y la fulminó con la mirada.
-¿Madre? ¿En serio crees que podría considerarte mi madre cuando apenas nos llevamos diez años de diferencia?- se sentó en la cama, manteniendo el acolchado cubriéndolo desde su media espalda hacia abajo, y apretándose contra los muslos de Kyle, quien parecía alucinar con aquella escena. Se giró levemente para poder verla mejor- Y cambiando de tema… ¿Qué mierda haces aquí?
-Yo…- la mujer se vio sorprendida ante la pregunta y comenzó a titubear- Yo… bueno… yo…
-¿Creías que mi padre estaba aquí?- le preguntó levantando una de sus cejas completamente negras y tupidas.
La mujer se sonrojó levemente y desvió la mirada del imponente hombre. El vestido verde esmeralda que llevaba con lentejuelas y los zapatos negros, le dieron un indicio a Kyle de que aquella mujer era de la “alta sociedad”, por lo que dedujo tambien que aquel hombre sobre él y el otro tambien lo eran. No era que dudara que el hombre con el que se había acostado muchas veces, tantas que ya ni podía contarlas, no lo fuera, nunca hubiese dudado con la suma que le daba cada vez que se encontraban, pero entonces…
Kyle miró de hito en hito a cada uno de los participantes de aquella ridícula actuación y analizó cada facción del hombre en concreto. Se parecía a su cliente y demasiado cuando lo miró mejor, así que… aquella mujer… de una edad mucho menor que el hombre con el que se había acostado, debía de ser la mujer y… el que estaba sobre él, llamado Harrison era… ¿el hijo?
¡Joder! ¿En que se había metido? Se preguntó mientras veía como aquel hombre sobre él fulminaba con la mirada, de una manera horrible, a la pobre mujer que parecía ponerse más y más nerviosa.
-Lo… Lo siento…- fue lo último que le escuchó murmurar antes de tomar el pomo de la puerta y cerrarla de un fuerte portazo.
Harrison sobre él suspiró cansado y se bajó de él.
-¿Sabes dónde están las llaves?- le preguntó mirándolo de reojo mientras buscaba su ropa que se encontraba distribuida y con intentos fallidos, intentaba alisarla.
-En… En la mesita de luz del otro… lado- le contestó en un susurró que creyó el otro no lograría oír, pero lo hizo, pues lo vio dirigirse hacia allí y sacar un juego de pequeñas llaves.
Lo vio subirse a la cama y aún con el torso desnudo, lo vio estirarse para, segundos después, quitarle las esposas con las que parecía, perdería la circulación de las manos.
Cuando se vio libre de aquellas esposas se sobó los lugares enrojecidos en las muñecas, que encima le dolían horrores. Quería llorar y encogiéndose sobre sí mismo, intentó que el hombre que se encontraba tambien en la habitación no lo notara.
-Toma- le escuchó decir minutos después y lentamente levantó la mirada, encontrándose así con el hombre ya vestido y con sus ropas en sus manos, extendiéndolas hacia él.
-Gra… Gracias- fue lo único que pudo murmurar antes de tomarlas y comenzar a vestirse bajo la atenta mirada del otro.
Se sintió cohibido ante aquella mirada tan penetrante, pero intentado ignorarlo, logró cambiarse y verse… “decente”.
-¿Cuántos años tienes?- la pregunta lo agarró de sorpresa y se tensó ante aquella.
Nunca le habían preguntado la edad.
-Por tu reacción doy por sentado que ni siquiera eres mayor de edad- bufó y lo vio llevarse las manos hacia los bolsillos de sus pantalones.
Kyle intentó mirarlo, pero aquella penetrante mirada lo obligó a bajarla de inmediato. Parecía enojado.
-Yo… yo…- ¿por qué se sentía tan fuera de sí? ¿Por qué estaba nervioso con su presencia?
-Le dije a ese vejestorio que por lo menos averiguara mínimamente la edad con los que se acuesta- suspiró y se acercó a él, robándole por completo su espacio personal- Llego a saber que extorsionas a mi padre con que irás a hablar con la policía y sabrás con quien te has metido, ¿has entendido?
Kyle solo se limitó a asentir con la cabeza.
-Nunca… Nunca haría algo…
-Más vale- le cortó él y se alejó nuevamente- Ahora- su voz se sintió menos fría y distante- ¿Cuánto te da el viejo?
Kyle levantó la vista, consciente de que el hombre no le había dejado el dinero, y miró hacia los ojos del imponente hombre.
-No… No importa- contestó finalmente luego de varios minutos en silencio y se giró para poder dirigirse hacia la salida de aquel lugar. No podía decirle a aquel hombre cuanto le debía su padre.
-¡Oh! ¡Vamos!- exclamó- ¿Cuánto te pagan por dar un mamada o que te la metan? No es tan difícil.
Kyle se detuvo en seco. Se sintió herido ante aquellas palabras bruscas y carentes de emoción. Como si poco le importara. Porque no le importa se dijo mientras intentaba mantener la compostura y no largarse a llorar allí mismo.
-Cincuenta y cien- le contestó lo más frío que pudo- ¿Lo quieres?- le preguntó solo para molestarlo.
Sintió como unos pasos rápidos y sonoros se acercaron a él y lo obligaron a voltearse. Lo hizo retroceder hasta que su espalda golpeó contra una de las paredes.
-Dime- comenzó a hablar clavando sus ojos ambarinos sobre él- ¿En verdad eres así de fácil?- lo acorraló más contra la pared donde lo había empujado segundos atrás por rabiarse por su contestación.
-Es mi trabajo- le contestó tragando fuertemente, sintiendo algo de temor, no porque sintiera miedo de la situación, sino porque poco a poco se veía absorbido por esos ojos pocos comunes- Si pagan- se encogió levemente de hombros para intentar relajarse y hacer, como siempre, que nada le importaba- Lo hago.
-Entonces, si yo te doy ahora cien dólares- colocó una de sus manos dentro de uno de sus bolsillos, sacando así, un billete con el número cien impreso- ¿Puedo hacerte lo que se me dé la gana?
-Si- le contestó con temor, preguntándose cuando había caído tan bajo.
Sintiendo como su corazón se empequeñecía viendo reflejado en aquellos ojos que tanto lo cautivaban, el asco y repugnancia hacia su persona. Le dolió.