—Buenos días.— me saludó Atlas con voz acaramelada al recoger las bolsas del maletero. —Sí... claro...— tenía que seguir el código, o mi tío encontraría la excusa perfecta para echarme. Además, mi mente ya estaba centrada en Rafael. —Esta tarde vais a una fiesta, ¿verdad?— aquella pregunta no tenía ningún sentido, era obvio que ya lo sabía, pensé que solo buscaba una excusa para charlar. —Será más bien una reunión familiar, solo se dirigirán a mí para preguntar cómo van mis estudios y porqué no he llevado pareja, como siempre.— no le deseaba esa tortura ni a mi peor enemigo. —Esta vez podría ser diferente.— alcé una ceja. Si quisiera algo realmente divertido tendría que drogar a mi abuela, pero estaba abierta a ideas.— Podrías llevarme a mí como pareja.— lo soltó como una bomba, y a mí

