CAP. 24 - PARANOIA
. Emma llegó al colegio de su hijo y al no verlo se le aceleró el corazón. El sol ya empezaba a descender entre los árboles otoñales, tiñendo de naranja los frentes de ladrillo. Porque su hijo no estaba. Ni en el patio, ni en el aula, tampoco en la fila de salida. Una maestra, con voz trémula, le dijo que “alguien lo retiró hace una hora”.
Fue cuando la paranoia de Emma se disparó.
· “¿Quién? ¿Cómo? ¿Por qué no me llamaron?” Su mente empezó a construir escenarios negros, cada uno más desolador que el anterior. ¿Fue Evelyn? ¿Un desliz administrativo? ¿Algo más terrible?
Emma ya no distingue entre el miedo real y el imaginario. Las intimidaciones que recibió semanas atrás -anónimas, turbadoras, precisas- se habían cimentado en su mente como espinas. Y en este momento,
