-Acaso tenías que hacerme quedar como una nenita histérica y caprichosa en ese lugar de mala muerte? Siempre lo mismo Ian, siempre soy yo la que esta equivocada no? - decía gritando tanto que hasta los vecinos podían escucharla
-Ana no tenías ningún derecho de tratar así a la pobre, solo estaba haciendo su trabajo y te desquitaste con ella la furia que traías contra mí. - dije intentando que entre en razón- siempre lo mismo, siempre estamos discutiendo , Ana no crees que es mejor que cada uno siga por su lado ? que no es sana la relación que estamos teniendo?- insinué ya mucho mas calmado y tomándola entre mis manos nos sentamos en la cama. Era la conversación que esperaba tener hace muchísimo tiempo, pero sabía que no iba a salir como yo esperaba.
-No Ian, yo te amo, y aparte esto es lo que nuestros padres quieren , y lo que estoy esperando desde que tenemos 5 años, cuando jugábamos en el parque, ¿recuerdas? que decíamos que cuando seamos grandes íbamos a casarnos- sus ojos comenzaron a llenarse de lagrimas, y yo me sentí el peor del mundo.
-No llores preciosa, no llores. Es que Ana, ya no somos esos niños, y no tenemos que hacer lo que nuestros padres digan, ya somos adultos, podemos tomar nuestras propias decisiones.
-Una oportunidad más Ian, por favor , prometo que cambiaré, que ya no seré más esa nenita odiosa, pero no me dejes te lo ruego!- mientras lloraba desconsoladamente en mis brazos, no sabía si era una buena decisión, pero decidí darle una última oportunidad.
- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - -
Lola
Llegó el día, hoy tengo que ir al estudio de abogados, quién sabe para qué, pues solo por teléfono me dijeron que tenían que darme una noticia y que me esperaban hoy a las 16 hs. Así que pedí salir antes del trabajo para poder estar puntual, al menos una vez en mi vida.
Decidí no contarle nada a mi madre, no quería preocuparla, y después de todo yo ya soy mayor y no necesito que nadie me ayude ni me diga lo que tengo que hacer.
Me di un baño, planché mis rubios cabellos, me puse un jean n***o y una camiseta roja, con mis zapas del mismo tono, pinte mis ojos, puse un brillo suave en mis labios y salí rumbo al trabajo, con mi amiga fiel, mi bicicleta. Llegué a tiempo por suerte y me puse a trabajar, la Sra Andrews estaba feliz de que haya llegado a horario.
Comencé a limpiar las mesas que estaban desocupadas, cuando por el ventanal veo que en la mesa de afuera, se sienta el chico guapo que había estado discutiendo con la colorada insoportable, pero esta vez estaba solo. Sacó su laptop y levantó la mano llamando a mi compañera, para que le tome el pedido.
-Celia, Celia- chisté por lo bajo- ves ese chico que acabas de atender? déjame que yo siga por fa si? después te explico- le di un beso y me dirigí a preparar su pedido.
Me acerco a su mesa con su café y su tostado en la bandeja
-Buenos días, acá tiene su pedido. vino solo hoy el caballero? o a la bruja no le apetecía maltratar a nadie? - dije irónicamente
-Oye siento mucho lo de la otra vez, espero no te haya dado problemas con tu jefa, mi novia no tenía un buen día - susurro y mostró su perfecta dentadura en una sonrisa que me dejó sin aliento. Es hermoso, tiene un cabello castaño claro, una barbita pequeña que lo hace ver como todo un empresario , unos ojos azules que hacen juego con su corbata y su amabilidad lo hace increíblemente perfecto.
-Bien, espero que no la vuelvas a traer por acá, por que la próxima no respondo de mí- hablé riendo para disimular mis nervios
-Soy Ian, un placer conocerte - me extendió su mano para que la estrechara y no dejó de sonreír ni un solo momento
-Lola - dije tomando su mano- y sí, claro que es un placer conocerme- bromee mientras me alejaba de la mesa , para seguir con mi trabajo.
El día transcurrió con total normalidad, a Ian lo terminó de atender Celia ya que adentro había muchísima gente y no pude volver a salir. Moría de nervios por saber que tenían que decirme los abogados, terminó mi turno y fui directo a la cita.
Un cartel enorme en la puerta del lugar indicaba que había llegado
Estudio de abogados Mintz
Siempre me caractericé por ser una chica arriesgada , que no tiene miedo a nada, pero hoy estaba asustada, nerviosa, no sabía que tenía que hacer ahí, tome coraje y toque el portero
-Adelante - respondieron del otro lado, y pasé.
Ni bien entré había un sillón grande blanco con una mesita en el medio que tenía un par de revistas de chismes, y dos puertas más que estaban cerradas, me senté y al instante salió un hombre mayor, parecía tener unos 45 años
-Debes ser Lola, pasa por favor- dijo invitándome a entrar en una de las oficinas, y para mi sorpresa no estábamos solos, había dos hombres mas, sentados frente al abogado.
-Toma asiento por favor, al lado de los caballeros- me senté y lo que comencé a oír fue para mí, un nuevo comienzo.