La imponencia del hombre que se bajaba de aquel avión era indiscutible, nadie podría jamás decir que Mauridcio Angelucci no era un verdadero hombre en todo el sentido de la palabra. Su aterrizaje en Turquia era más que esperado, sobre todo por los negocios que, desde el matrimonio de su sobrina con el Capo, mantenían las dos familias, negocios muy productivos de los que se encargaba directamente él al estar la Regina ocupada con el proceso de su boda, él se estaba encargado de todo los tratos en el exterior mientras que Fiorella manejaba los de Italia, se habían dividido de esa forma hasta que Montserrat retomara todo nuevamente, pero por como estaban las cosas quizá ellos tendrían que ocuparse de todo por más tiempo del que estaban esperando. - Bienvenido tío, es un placer para mi

