Él es mi perdición II

Hoy comienzo a trabajar en el Holding C&O, una empresa increíble con muy buenos beneficios, aún no sé si pueda crecer aquí pero la verdad es que me encanta tener esta oportunidad después de todo lo malo que me pasó, y la verdad es que no me estoy quejando, siempre he pensado que cuando te pasa algo malo, es para traerte una enseñanza y algo mejor, así que creo que lo mejor es mi nuevo trabajo. Estoy emocionada y con todas las ganas de comenzar, voy caminando por un gran pasillo... - ¿Que no tienes ojos? ¡Fíjate!. - Un hombre choca conmigo cuando voy dando vuelta una esquina para ingresar al lugar al que me envió la recepcionista, aquí debo esperar a Gaby, mi amiga, pero este tipo me choca y me grita a mi ¿Quien diablos se cree? - ¡Tú también deberías fijarte, también tienes ojos! - Le respondo mientras estoy en cuclillas recogiendo mis documentos personales. ¿Van a creer que el tipo sigue de pie frente a mí sin siquiera ayudarme a recoger un papel? Es un cretino. - Deberías disculparte y mantener la boca cerrada. - Dice y se va, camina arreglando su chaqueta como si yo le hubiese hecho algo. Maldito idiota. - Si, claro, fíjate por dónde andas - Lo imito un momento mientras continúo ordenando mis papeles cuando un hermoso hombre se arrodilla frente a mí y me ayuda a recogerlos. - Lo siento, su actitud es un poco arrogante. No es que sea mala persona, es sólo que quiere demostrar que es el mejor y su cabeza está enfocada solo en eso. - El chico sonríe y yo caigo en cuenta de que, mientras él habla y recoge mis papeles, yo estoy babeando por él. ¡Aaah! Esta empresa me va a terminar volando la mente. - ¡Gracias! Muchas gracias. - Muevo mi cabeza en forma de saludo pero él me tiende la mano, una costumbre que en Grecia solo reservamos para cuando hacemos negocios. - Hola, un gusto conocerte, mi nombre es William Decker y soy el gerente general de C&O, tú debes ser nueva. - Demonios, no es costumbre aquí mover la cabeza por lo que tomo su mano y la estrecho. - Hola, un gusto conocerte, William, mi nombre es Leonor y hoy es mi primer día como asistente de gerencia. - Si, mi nombre aquí es Leonor González y es mejor que así lo crean todos. - Un gusto entonces. - Se para y me tiende la mano, yo la tomo y me incorporo con él mientras me entrega mis papeles. - Debo irme, espero que tengas un muy buen día y que todo salga bien en tu trabajo. - Sonríe y me provoca un buen sentimiento de inmediato. Es hermoso y tan simpático, es agradable y tan auténtico. Vuelo, como si estuviera entre las nubes. ¡No! Prohibido para ti, Helena. Ningún hombre es digno de admiración. ¡Ninguno! No estás aquí de vacaciones, estás aquí arrancando de un hombre nefasto, debes mantenerte en silencio y sólo dedícate a trabajar. Me reprendo a mi misma a veces, cuando pierdo mi norte. Diablos, el sólo hecho de acordarme de ese atychís me provoca náuseas. Continúo mi camino cuando el guapo Will se va, así que llego a una sala de estar y llamo a Gaby, una chica hermosa a la que conocí hace tres meses cuando llegué a España arrancando del Atychís. Ella me acogió y me ayudó cuando no conocía a nadie, me consiguió una nueva identidad y, debido a mis estudios en Grecia, me incorporó a su empresa como asistente de gerencia, sólo espero algún día poder devolverle el favor. - ¿Dónde estás? - Me pregunta en cuanto contesta el teléfono. - En una sala, al frente hay un letrero que dice gerencia. - Aah, voy para allá. - Dice y me corta. Ella es muy amable y muy especial, siempre está feliz, tiene un hijo y el padre desapareció, por lo que trabaja mucho para que a su pequeño panemorfi (hermoso) no le falte nada. Cuando llega a mi lado y se sienta junto a mí, le cuento todo lo que pasó, ella sonríe y me pregunta las características del tipo para regañarlo pero, en cuanto lo describo, ella abre los ojos hasta un punto en que no lo creí posible. - Era alto, tremendamente alto, espalda ancha pero delgado en la cintura, brazos y piernas muy grandes, musculosos diría yo, traje ajustado y n***o, cabello oscuro como la noche, ojos pardos, tes clara, peinado hacia un lado pero con el cabello un poco revuelto, era guapo, si, pero muy grosero y arrogante. - La veo mirarme con pánico prácticamente. - ¡Ay Dios! Helena, el tipo al que chocaste y que luego imitaste frente a William es la persona con la que debes pasar gran parte del día. Lo siento por ti, pero él es Jason Cooper, nuestro jefe. La veo notoriamente pálida, se ve que todo el mundo le tiene temor y le rinde pleitesía a ese vlákas (idiota). - Entonces ¿Ya no podré trabajar aquí? - Le pregunto a Gaby pero una voz de hombre me responde. - ¿Así que tú eres la nueva asistente? Espero que dures más que la anterior. - Si, soy Leonor, un gusto conocerlo. - Extiendo la mano y él sonríe sarcástico. Obviamente, no me responde el saludo y me deja con la mano estirada. - Aún no escucho tu disculpa. - Dice grosero y se marcha. Se aleja por el pasillo hasta una gran oficina que se encuentra al fondo. No hay ventanas, no hay forma de ver hacia adentro. Esa de seguro es la oficina de presidencia. - ¡Es un grosero! - Digo zapateando. - Si, pero es el jefe y trabajar aquí es un milagro, así que no hagas eso y sólo sonríe. - Me dice Gaby, pero ya no soporto el egocentrismo de los hombres. Camino rápido hasta su oficina y abro la puerta sin llamar. - ¿Que carajos...? - No lo dejo hablar y lo reprendo. - ¿Le mataría mucho saludar? ¿Se puede caer de su nube si es un poco más simpático? ¿O acaso el tremendo ego que tiene no le deja espacio a la cortesía? Lo miro molesta y con mis manos en mi cintura mientras él corre un mechón de cabello rebelde de su frente, su oficina es tan fría como él, en blanco y n***o, pero no pretendo quedarme dónde no me quieren y, además, me dicen desde el primer momento que no soy bienvenida. Lo veo pararse y acercarse a mí con una sonrisa nefasta en el rostro, pero un recuerdo de Dorian haciendo lo mismo me deja paralizada, quiero pelear y decirle que no se acerque, pero comienzo a temblar sin remedio y mis ojos se llenan de lágrimas. - ¡No por favor! - Pido bajito en cuanto llega frente a mi. - ¿Que diablos te pasa? Eres sólo una asistente, no tienes derecho de hablarme así. - Gracias, muchas gracias, el no me va a golpear como Dorian. - Yo lo... - No puedo continuar, aún estoy completamente estremecida. - ¿Que? ¿Que lo sientes? Ahórrate tus palabras y sal de aquí. - Me dice molesto. - ¿Sentirlo? - Recién puedo recuperarme del mal trago y ya prometí no dejarme amedrentar por nadie. No voy a retroceder ahora. - Lo siento, no iba a disculparme, no sé porqué te dió esa sensación, pero vine aquí para presentarme y para que me saludes como yo acabo de saludarte. Si voy a trabajar para ti, al menos tenme un poco de respeto, no puedes exigirlo si no lo das a cambio. - Si, me prometí ser Leonor, y a Leonor nadie la golpea. - ¿Que yo te salude? Me chocaste y no te disculpaste conmigo, yo no lo haré contigo. - Vuelve a decir mirándome con odio, él y yo empezamos mal. - Eres un Atychís. - Se me sale la palabra pero el me responde en griego. - Mi me aseveís. - Que significa "no me faltes el respeto". - ¿Xereis na milas ellinika? - ¿Hablas griego? Eso quiere decir la frase y es lo que mi mente está pensando ahora. - Si, y muy bien, así que piensa antes de insultarme en griego, ellinída. - (chica griega). Me mira y la intensidad de su mirada me acaba de trastocar, me muevo un poco para estar más lejos pero alguien abre la puerta y me golpea la espalda haciéndome caer en los brazos del imbécil. - ¿Jason Cooper? ¿Interrumpo algo? - Ambos volteamos mirando hacia la persona que sonríe mientras nos observa abrazados. ¡Mierda! Es sólo mi primer día, esto no debería estar pasando.