Despierto recostada en un bosque oscuro, el mismo que visito cada vez que tengo una pesadilla. Intento moverme, pero no puedo, mi cuerpo no responde. Me siento observada por algo o por alguien. La luna está preciosa, enorme y amarilla, pero de pronto, empieza a teñirse de color rojo sangre: una luna de sangre. Un mal presentimiento se apoderaba de mi ser, aunque soy consciente de que se trata de otra más de mis pesadillas y eso me tranquiliza dejando a un lado mis dudas. Siento que la temperatura empieza a descender cada vez más y aparece una neblina; escucho risas, como si se tratara de niños. Cantan, en coro, una canción que me pone la piel de gallina. Sale de la oscuridad, tu noche acaba de empezar Tu vida será arrancada por un cruel criminal Tienes que esperar. Tic, toc, mira la l

