Luego de encontrar una farmacia y comprar lo que necesitaba, decidí tomar el camino más largo para llegar a mi casa: por el parque. Hacía un día precioso, y parecía como si todo el mundo hubiese decidido salir a disfrutar de un hermoso aire fresco.
Mientras caminaba, decidí que grabaría un blog, pero para eso necesitaba llegar a mi casa y buscar la cámara. Ni el celular había llevado conmigo como para improvisar algo.
Me reprendí mentalmente por eso y continué perdiéndome en mis pensamientos.
Cuando llegué a mi casa, decidí tomarme un buen trago de agua (junto a la pastilla que había comprado), y luego de servirle comida a mi gato, me dispuse a buscar la cámara y mi celular, el cual tenía varios mensajes y un par de llamadas perdidas de mi padre.
Decidí llamarlo como primera cosa.
*Papá*
-¡Laila! Al fin te encuentro, ¿dónde estabas? Estaba preocupado.
Solté una risa.
-Holiss, solo había salido a tomar un poco de aire y me olvidé el teléfono cargando.-respondí y fui hacia el sillón a sentarme.
-Está el día hermoso para eso.-escuche que decía- ¿y cómo has estado cariño?
-Perfectamente bien, ¿y tú?
-Maravilloso…
Y algo en su voz hizo que me diera cuenta hacia donde iba la conversación.
-¿Qué necesitas?
Mi pregunta pareció sorprenderlo ya que escuché como se ahogaba del otro lado del teléfono.
-¿Cómo sabes que necesito algo?
Reí y negué con mi cabeza.
-¿Cómo no saberlo?-dije rodando mis ojos.
-Bien, bien, me descubriste… ¿puedes cuidar a tu hermana?
-Claro que si… ¿a Emma?
-Exactamente.
-Uff-dije bromeando-, ¿cuánto me pagaras? Es un trabajo duro.
Escuché su risa que hizo que la sonrisa se mantuviera en mi cara.
-Gracias cariño, en una hora estaremos allí.
Luego de cortar, me di cuenta que mis planes habían cambiado por completo. Claramente no tenía tiempo de salir y grabar un blog, así que decidí hacer un video rápido de mí jugando a algo, mientras esperaba a que mi hermana llegara.
Emma no era tan diferente a mí, lo único desigual eran su pelo y sus ojos, ah, y su altura, era bastante alta, cosa que yo claramente no era. Pero a pesar de lo físico, teníamos ideas y hobbies bastante similares, como ver series coreanas, ver anime o jugar hasta altas horas de la madrugada.
Mi padre debe haber sido la persona más puntual del mundo, porque llegó con Emma a mi puerta justo a la hora.
-Buenaass.-dije al abrir la puerta.
-¡Hermana!-Emma se lanzó a mis brazos haciendo que casi cayera.
Las dos reímos.
-Hola cariño, no sé a qué hora…
-No te preocupes, puede quedarse cuanto quiera.
Mi padre sonrió.
-Bueno, entonces las dejo.
-Te queremos.-dijimos al unísono con Emma y cerramos la puerta.
Mientras yo me aseguraba de que la puerta hubiera cerrado bien, Emma caminó hacia el sofá, donde por cierto estaba un Vicent muy tranquilo.
-Hola bonito hermoso.-dijo mi hermana comenzando a torturar al pobre animal.
Mi gato solo la miró y continuó lamiendo su pata; pero no contaba con la intensidad que manejaba la chica a su lado.
Caricias, besos, todas muestras de amor fueron dadas en menos de un minuto de parte de Emma hacia Vicent.
-¿Qué quieres hacer?-pregunte tratando de que la atención dejara a mi mascota un rato.
-Em… ¿tienes el uno?-preguntó mirando a su alrededor.
-¿El uno?
-Sí, el juego de cartas… uno.-respondió con obviedad.
Rodé los ojos.
-Claro que tengo el uno.
-¿Quieres perder?
Su pregunta me hizo reír sarcásticamente. Una de las características de la familia, era ser totalmente competitivos.
-¿Perder? Disculpa, pero me parece que la única que puede llegar a perder aquí soy yo.
Emma me lanzó una mirada que claramente me estaba retando. Con rapidez busque las cartas y nos pusimos a jugar. Cuando nos dimos cuenta ya habían pasado un par de horas desde la primera partida.
-Gane.-escuche que decía.
-¿Ganaste?-repetí en pregunta y reí con ironía- Disculpa cariño, pero la única ganadora aquí soy yo.
-Mentira.
-Bueno, no me creas pero el papel claramente dice quién ganó, y esa no eres tu.
Antes de que Emma pudiera refutar, sonó mi celular haciéndome entender que alguien llamaba.
*Victoria*
-¿Hola?
-¡Amiga!-el grito de Vicky me aturdió, haciendo que alejara un poco el celular de mi oreja.
Mirando a Emma que había decidido volver a molestar a Vicent, me pare y camine alejándome de ella.
-¿Qué pasa?
-¿Quieres venir a casa? Estamos con las chicas y bueno, los chicos de los otros días, ya sabes, Rubius, Mangel…-alguien le dijo algo y ella se interrumpió para contestarle- Lo siento Lai, ¿sigues ahí?
Parecía que tenía un ambiente muy alterado detrás de ella.
-Sí, sigo aquí… estoy con Emma, ¿puede ir también?
-Sí, claro, vengan, las esperamos, hay alcohol… o no, ¡Sam, bájate de la mesa!
Con tanto griterío decidí cortarle sin decir más nada.
-Nuevos planes.-anuncié mirando a mi hermana.
Emma me miró muy atenta.
-¿Tenemos que salir?
-Lamentablemente sí… pero te voy a sorprender.
-Si tu lo dices.-murmuró no muy convencida.
-Yo sé que sí.
El viaje en el auto fue muy musical, pero muy rápido. Que loco lo rápido que se pasa el tiempo cuando se la pasa bien, o hace algo que le gusta.
Estacione el auto y bajamos, ya era casi de noche, aunque todavía quedaba un poco de luz en la calle; se me había pasado el día con velocidad.
Desde la puerta se escuchaban gritos, que seguramente eran de Sam; Emma me miró con asombro, pero no le di mucha importancia, ella ya conocía a mis amigas. Toqué el timbre y esperé.
-¿Quién es?-se escuchó a la que parecía ser Silvia.
-Yo.-le grité.
Escuché como se movían unas llaves y luego la puerta se abrió revelando a mi amiga.
-¡Chicas! ¡Llegaron!-con los brazos abiertos, mi amiga abrazo a mi hermana y luego a mi- Por Dios, que grande y hermosa estas Em.-Silvia le sonrió.
Emma se sonrojó y le devolvió la sonrisa.
-Bueno, pasen, no se asusten por Sam, creo que tomo unos tragos de más.-dijo haciendo que una risa brotara de mi.
Dejando que mi amiga cerrara la puerta detrás nuestra, me gire hacia Emma.
-Te voy a advertir una cosa… por nada en el mundo grites y entres en una crisis nerviosa.-anuncie ganándome una mirada extraña por parte de mi hermana.
-¿Por qué gritaría o tendría una crisis nerv..?
-Exactamente por eso.-murmuré.
Frente a nosotras teníamos a los cuatro chicos que había conocido los otros días gracias a una de mis amigas. Justamente eran los famosos youtubers que mi hermana veía por horas enteras haciendo que ella se trasnochara.
-No.lo.puedo.creer.-su voz salió en un susurro, mientras que sus manos subían para tapar su boca, la cual estaba abierta de par en par- Dime que esto no es un sueño.
Su comentario hizo que rodara los ojos.
-Claro que no lo es.