─No quiero que ellos tengan el control de nuestro hijo y no le debemos nada…nuestra felicidad es solo nuestra y debe de seguir así. Porque ellos son los culpables de que nuestro amor no se proclamara mucho antes y si quieren estar en nuestras vidas, deben de demostrar mejor sus intenciones hacia nosotros…princesa ─declara, provocándome una comisura por su imponente carácter. ─Como desee, su alteza ─murmuro, colocándome de puntillas para besar sus labios. Él suelta un jadeo, por la intensidad de nuestro beso. ─Debemos de calmarnos, mientras…no pueda expresar mi lujuria, como realmente lo deseo ─gruñe en mis labios, provocando el palpitar de mi corazón con efusividad. ─Tu lujuria, siempre ─manifiesto, él muerde su labio y en definitiva, no podría aburrirme de él. ** Unos meses despué

