Mientras miraba los cuadros veo que la mujer intenta sentarse en el sillón donde previamente estaba sentada, pero, algo en su andar fallo y casi se cae, y digo casi ya que me pude mover a tipo para atraparla en el aire. La mujer se detiene por un instante, respirando hondo antes de tomar mi brazo suavemente, agradecida. Aunque dice que puede sola, su mirada revela el peso de los años: una mezcla de resignación y fortaleza que me conmueve profundamente. La ayudó despacio, cuidando de no apresurar sus movimientos, como si este acto compartido fuese también una forma de tender puentes entre nuestras experiencias. -A veces me gusta pensar que este dolor me recuerda todo lo que he vivido -murmura, con una sonrisa nostálgica mientras se acomoda junto a mí cerca de la estufa. El calor comienza

