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1767 Palabras
Alessandro. El rostro de Morgan no dejo de rondar en mi cabeza durante la noche, el color de sus ojos, sus facciones incluso su voz seguían reproduciéndose como una película. Mi cama estaba echa un desastre, no dejaba de dar vueltas, no dejaba de pensarla, hasta que por un momento pude dejar mi mente en blanco pero se estropeó, el movimiento de sus labios, el tintineo de sus caderas al caminar, sus piernas y su cuerpo entero, me hicieron estremecer. Imaginé sus labios sobre los míos, imaginé mis manos recorriendo su cuerpo, besando su estómago y parte de sus canales, exquisito. No deje de pensar en ella ni un solo momento y comencé a jalar mi falo, los movimientos de mi mano aumentaron cuando escuché un gemido, la escuche. De pronto senti caliente mi mano, termine, me hice una paja después de mucho tiempo, pesando en una niña. Me acomode boca abajo sobre la cama y cerré mis ojos, su sonrisa fue la última imagen que ví. * Mi reloj biológico me despertó puntual a las ocho en punto, con demasiada pereza me arrastre hacia el baño y me di una ducha rápida. El día de hoy sería algo productivo, el juicio para dar sentencia a un hombre sería hoy y mi padre quería ganarlo con toda su vida y parecía que las cosas iban por buen camino, por otra parte, yo tendría que hacerme cargo de hablar con dos familias para llegar a un acuerdo sobre una herencia, después de eso iria a buscar a Morgan a su colegio para poder pasar la tarde con ella. Al llegar a la oficina mi tiempo lo absorbieron como agua y justo antes de las tres, pude terminar con mis pendientes y salir en busca de Morgan. Su instituto quedaba muy cerca de la oficina, no demore ni diez minutos en llegar. Revise la hora en mi reloj 2:58 PM, faltaban dos minutos para que la manada de niños saliera por la puerta, a lo lejos escuché la chicharra y la vi salir por la puerta, me baje del auto y la espere parado a un lado. Se veía hermosa, parecía que las faldas eran su ropa favorita y eso me gustaba, se estaba convirtiendo en mi delirio. Su sonrisa se hizo enorme cuando me vio, se despidió de sus amigos y atravesó la calle. -Hola, no pensé que fueras a venir. -Pues aquí estoy, vamos, será un día largo. -Vamos. Morgan subió al auto y se colocó el cinturón de seguridad, su actitud hacia a mi cambio demasiado y eso me agradaba, sentía más confianza. El transcurso al centro comercial fue corto y silencio nada incómodo. -Caminaremos un buen rato, puedes dejar tu mochila. -De acuerdo, ¿Que vas a comprar?. -Algunas cosas para el viaje que haremos. ¿Tú ya tienes todo listo?. -Aun me faltan varias cosas, no tengo problema en conseguirlas después. -¿Que cosas te hacen falta?, Podemos conseguir juntos nuestras cosas, no tengo problema. -Esta bien, me hace falta un traje de baño y unas sandalias. Las que tengo ya están un poco gastadas. -Bien, vayamos por todo. Morgan caminaba contenta por la plaza, su sonrisa no desapareció de su rostro. Entramos a una tienda de hombres y compré todo lo necesario, traje, toallas, sandalias y protector solar. Parecía que todo estaba normal hasta que Morgan se escondió detrás de mi. -¿Sucede algo?. -No-no, nada, solo que aquí estoy bien. Intente ver a dónde se dirigía su mirada y no encontraba un punto exacto hasta que mis ojos se fijaron en un chico alto de cabello rubio. -¿Sucede algo con ese tipo?. -Aggg, es muy pesado. Lo he rechazado varias veces y parece no entender, si me ve estoy segurisima que se acercara y son situaciones muy vergonzosas. -No te preocupes, no hara nada mientras yo esté contigo. La cara de Morgan cambio a sorpresa cuando la tomé de la mano y plante un pequeño beso en su cabeza, el chico vio todo y se alejo. -Gracias, creo que por fin entendió. -Creeme que estando con una chica como tú, muchos lo seguirían intentando. El tiempo paso rápido, nuestras manos iban llenas de bolsas, así que decidimos ponernos en marcha hacia la casa de Morgan para que pudiera preparar su equipaje y mañana por la tarde partir a Sicilia. Llegando a su casa, se despidió de mi y entro con demasiada pereza. * El día comenzó siendo un desastre, la mayor parte de los clientes querían que resolvieramos sus problemas justamente antes de irnos de vacaciones y aunque intentaba ser paciente con ellos y explicarles el retraso parecían no entenderlo, estaba a punto de explotar. Faltaban dos horas para salir de viaje y no tenía ni siquiera mis maletas listas, así que no conteste ni una llamada más y salí de la oficina, todos los trabajadores estaban impacientes por irse a disfrutar y no los retendría, así que nos fuimos juntos. Al llegar a casa corrí a cambiar mi ropa y preparar mi equipaje, mi padre junto con los Rizzoto se encontraban en el aeropuerto, esperando por mi, así que no tarde mucho en salir hacia haya. El camino fue corto, no tuve problema al llegar, apresure mi paso y los pude ver desde lejos, sería una semana espectacular. Dentro del avión, me límite hablar con ellos, quería tener 56 minutos de vuelo, tranquilos para así poder llegar y salir a dar un paseo con Morgan. El vuelo fue rápido y sin problemas, Morgan seguía sonriendo y parecía ser mi nueva droga favorita. -¿Estás feliz?. -Claro que lo estoy, tenía demasiado tiempo sin salir de vacaciones. -Me alegra, ahora en cuanto lleguemos a la casa, te pondrás muchísimo más linda, saldremos a un bar con unos amigos. -Perfecto, llegaré arreglarme. Llegando, le mostré su habitación a Morgan así como mi padre lo hizo con los suyos, ellos estuvieron de acuerdo en qué saliéramos para que así puedan descansar y mañana disfrutar el día. Morgan se encerró en su habitación alrededor de cuarenta minutos, mientras que yo no tarde ni diez minutos en estar listo. Comenzaba a impacientarme cuando escuché el sonido de la madera crujir, Morgan bajo las escaleras y mi quijaba se fue al piso. Su cuerpo estaba adornado por un vestido color rojo precioso y su cabello caía en pequeñas ondas hacia atrás, es hermosa. -Estoy lista, perdón si tarde, mi cabello siempre es un desastre. -No te preocupes, te ves hermosa, andando, nos están esperando. Camine detrás de ella y por más que trate de evitar no ver su trasero, me fue imposible. Desde mi altura se notaba la pequeña tanga que traía puesta, maldición! Fuimos a  un bar cerca de casa, mis amigos de la universidad planearon una reunión "tranquila" para luego decidir a qué discoteca ir. -Estoy seguro de que te caerán muy bien, son buenos amigos. -Yo se que me caerán bien, pero no sé si yo a ellos. Puse mi mano en su pierna, su cara fue de sorpresa pero en ningún momento la apartó. -Disculpa, mis impulsos. -No tengo problema. Mis ganas de estar con ella de probar su piel y sentir su calor cada vez eran más grandes y no sabía hasta donde me podrían contener. Al entrar al bar, camine directo hacia mis amigos con Morgan detrás de mi, tomados de la mano, que fantasía. -Madre mía, jamás pensé volver a verte, pero que cambio diste. -Exagerada, solo fue un año. Leslie me abrazo con fuerza y recorrió a Morgan de arriba a bajo. -Y quien es esta muñeca tan linda que te acompaña? Leslie se acercó a Morgan y la abrazo con la misma fuerza que a mi. -Es una amiga, la invite a pasar la noche con nosotros. -Pero que buena elección, ven muñeca, siéntate conmigo. Leslie la llevo con ella del otro lado de la barra para presentarle a las demás chicas, Morgan encajo perfectamente y comenzó a charlar con ellas como si las conociera de toda una vida. Yo me quedé con los chicos, quienes no paraban de preguntar por ella y es obvio, el maldito vestido que trae puesto no ayudaba en nada. -Ya dinos quién es ella?!, Esta que se cae de buena. -Es una amiga, deja de hablar así de ella. -No seas ridículo Alessandro, habla claro. -Es una amiga. -Perfecto, es tu amiga, ya tengo con quien estar toda la noche, adiós. Leo se levantó de su lugar y fue tras Morgan, sus manos recorrieron su cintura y la invitó a bailar, ella siguió sus pasos y se adueñaron de la pista, no pude apartar mi vista ni un segundo de ellos, Morgan era la carnada perfecta para cada uno de los malditos puercos que la rodeaban, no la dejaría con él. Me levanté de mi asiento y camine directo hacia ellos, la jale hacia mí y con tirones la lleve a la salida. -Auch, me lastimas. ¿Qué sucede contigo?. -Tenemos que irnos. -Pero tus amigos están dentro, me siento cómoda con ellos. -Pero yo no, ninguno de los hombres de ahí dentro dejan de verte, es mejor que vayamos a otro lugar. La tomé de la mano y caminamos hacía el auto, mi respiración era rápida y elevada, estaba apunto de perder el control sobre mi. Morgan subió al auto molesta y eso no ayudaba en nada. -¿A dónde iremos?. -No se Morgan, ponte el cinturón de seguridad. -Oye, basta!, No se lo que sucede contigo pero no tienes que tratarme así. Maldita sea, tenía razón pero era tan culpable como yo, en traer ese vestido y después metarla a una cueva de lobos hambrientos. -Lo siento de acuerdo, estoy celoso. Ninguno de esos hombres dejaban de verte, te comían con la mirada, eras su presa. -¿Celoso?. -Lo estoy, eres hermosa Morgan, no puedo verte como una prima o una amiga lejana, me estás volviendo loco. Me acerque poco a poco a ella y nunca retrocedió, sus ojos conectaron con los míos y paseaba su mirada por mis labios. -Se que me arrepentiré de esto, pero no puedo sacarte de mi cabeza. -¿Que piensas hacer?. Sus palabras fuero una melodía hermosa para mis oídos y la bese, sus labios suaves y carnosos siguieron el ritmo perfecto de los míos. Mis manos fueron directo a su cintura y la estruje levemente y de nuevo pareció no importarle. Seguimos besándonos hasta que el aire nos hizo falta y nos separamos. -Es mejor que vayamos a un lugar más tranquilo, quiero proponerte algo.
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