Morgan.
No me aparte del beso y mucho menos me arrepentí, llevaba tan solo tres días de conocer Alessandro y como él lo dijo, no podía verlo como un primo o amigo, su cercanía me pone los nervios de punta pero aún así me siento cómoda a su lado.
Alessandro manejo alrededor de diez minutos cuando aparco el auto frente a un edificio bastante hermoso.
Me abrió la puerta y caminamos en total silencio hasta el elevador.
-Vamos a mi departamento, no podemos llegar a casa y tratar de tener una conversación sin que nos escuchen.
-¿Vivías aquí?
-Si, cuando estudiaba la universidad rente un departamento para mí solo. Hasta el momento he podido conservarlo.
-Me alegro.
Caminamos hacia el último departamento, Alessandro me dio el paso y quedé encantada. La sala y comedor solo estaban separadas por un pequeño pasillo, el color n***o de los muebles hacían ver el lugar muchísimo más elegante.
-Me gusta, es muy bonito.
-Puedes venir cuando quieras, ahora ven. Vayamos a la terraza.
Alessandro me tomo de la mano y me guío a la pequeña terraza, me senté frente a él y la tensión s****l aumento.
-¿Porqué no te apartaste del beso?.
-Queria besarte, estoy de acuerdo contigo en qué no puedo verte como alguien cercano a mi, no te recuerdo.
-Vamos por mal camino Morgan.
-Lo se, la diferencia de edad trae muchos problemas. Sobre todo por la relación que tienen nuestros padres.
-La edad no me interesa si tú estás de acuerdo, y nuestros padres no importan mientras no se enteren.
-¿A qué quieres llegar con eso?.
-Salgamos, acepta tener citas conmigo, todas las que quieras para que decidas estar conmigo.
-¿Como novios?
-Como tú lo quieras.
Sus palabras dieron vueltas por mi cabeza, ¿realmente estaba consiente de lo que iba hacer?. Quería experimentar, un hombre como Alessandro me puede enseñar tantísimas cosas que no he vivido, pero por otra parte está mi temor a que las cosas salgan mal y mis padres se enteren. Lo pensé un poco más, mi cabeza intentaba hacerme razonar pero mi corazón hacía todo lo contrario, voy aceptar.
-De acuerdo, acepto.
-Bien, solo hay ciertas condiciones para esto.
-¿Cuáles?.
-Mientras estás conmigo, no puedes estar con nadie más. Nadie puede tocarte, nadie puede hacer nada contigo, excepto yo.
-Entiendo, ¿Tú harás lo mismo?.
-Por supuesto. Tienes que tenerme demasiada confianza y hablar conmigo sobre cualquier cosa.
-De acuerdo.
-Ven.
Alessandro palmeó el hueco de sofá que había a un lado de él, arrastre mi cuerpo hacia él y hundió su rostro en mi cuello.
-Eres hermosa y fue inevitable no fijarme en ti. Si llegas a estar incómoda con alguna de mis acciones dímelo, estoy un poco más de la cabeza, ¿Entiendes?.
-Lo haré. ¿Que haremos?.
-¿Que quieres hacer?.
-Tu dime.
Sus manos recorrieron mis brazos y mi cuello, no paso mucho para que comenzaramos a besarnos, existía una sincronía perfecta. De pronto sus manos bajaron a mi cintura y me subió sobre él, sus caricias iban y venían sobre mis piernas y mi cintura.
El beso subió de tono y no faltaba mucho para que las cosas se salieran de control, así que me despegue de él.
-No podemos seguir así, es mejor que hagamos otra cosa.
-¿Pasa algo?, Hace unos segundos parecía que no querías dejar de besarme.
-No quiero dejar de hacerlo, pero tengo miedo el rumbo que va a tomar ese beso.
-¿Miedo?.
-No he estado con ningún hombre, ni siquiera he tenido novio.
-¿Hablas en serio?, Jure que al menos habías experimentado un poco.
-No tengo por qué mentir, por esa misma razón acepte. Para experimentar contigo, con alguien mayor que yo.
-Oh nena, no sabes lo mucho que vamos a disfrutar, pero todo sucederá cuando tú estés lista, sin ninguna presión.
-Esta bien, gracias por entenderme.
-Siempre lo haré.
Alessandro y yo entramos al departamento, parecía que no había nada bueno que hacer, hasta que encendió la tele y y comenzamos a ver una película.
Al terminar era la una de la mañana y siendo sincera moría de sueño.
-Ale, tengo mucho sueño, ¿Podemos ir a dormir?.
-Claro preciosa, la segunda habitación es la mía, puedes dormir ahí.
-¿Y tú?, ¿Dormirás aquí?.
-No tengo problema en hacerlo.
-Duerme conmigo.- Sus ojos se abrieron como platos y me regaló una sonrisa hermosa, tendríamos citas, tal vez como novios e incluso puede que pierda mi virginidad con él, ¿Porque no empezar con la confianza?.- No tengo problema en que duermas conmigo, total, vas a romper mi florecita un día de estos.
Su risa inundó el departamento por completo y me cargó en su hombro, mi culo quedó pegado a su cara y camino rumbo a la habitación.
-No deberías de usar esa tipo de ropa interior cuando sales a la calle con un vestido como el que traes puesto.
-¿Y porqué no?, La ropa interior es muy importante.
-Si no quieres que algún día de estos pierda el control, no la uses.
-¿Y si quiero que pierdas el control?.
-Tendrás que asumir las consecuencias y no son nada lo buenas.
-Tendre que averiguarlo.
Me subí sobre sus piernas y y comencé a besarlo, claro que tenía miedo. Pero parecía que conocía Alessandro de toda la vida y la confianza que me transmitía me daba el valor para poder hacer cualquier cosa. El beso subió de intensidad cuando mordió mi labio y un gemido se escapó de mis labios.
Sus manos bajaron a inicio de mis nalgas.
-¿Puedo?.
-Hazlo.
Sus manos comenzaron apretar y recorrer mis nalgas por encima de falda hasta que la subió.
-Morgan, me estás volviendo loco, tenemos que parar.
-No estoy lista para dar el siguiente paso, mucho menos para detenerme.
-Voy a terminar de romper tu linda tanga si no te detienes.
-Rompela, no me interesa.
-¿Desde cuándo tienes tanto valor y confianza?.
-Desde que acepte todo este rollo, me das mucha confianza y se que no me lastimarias.
-No lo haría, no me gustan esta clase de jueguitos, pero lo intentaré por ti.
El beso siguió y poco a poco nos fuimos quedando en ropa interior, el torso de Alessandro estaba totalmente definido y trabajado, me gusta.
Sus manos viajaban atraves de todo mi cuerpo, sus caricias iban y venían en mis pechos, mi cintura y mis nalgas, parecía que mi durazno se estaba convirtiendo en su zona favorita.
-Te ves hermosa con este pequeño conjunto, deja mucho a la imaginación y no sabes lo duro que me está poniendo.
-Puedo sentirlo, recuerda que estoy sobre tus piernas.
-¿Quieres intentar algo?.
-¿Que harás?.
-Tendrás tu primer órgasmo si así lo quieres, no sucederá nada que no quieras. Todo será con ropa, ¿De acuerdo?.
-De acuerdo.
-Mueve tus caderas de adelante hacia atrás, yo llevaré el ritmo y la velocidad.
Comencé a menear mis caderas sobre su falo, tenía vergüenza sin embargo quería intentarlo y saber más. Sus manos se quedaron en mi cintura y comenzó a marcar un ritmo lento, de pronto comencé a sentir un cosquilleo en mi vientre y la falta de aire se hizo presente. El ritmo cambio a uno más rápido, la respiración de Alessandro como la mía iban en aumento y se entrecortaban, hasta que mis piernas comenzaron a temblar y el cosquilleo se intensificó y el placer inundó todo mi cuerpo. Pude sentir mojada mi entrepierna, los fluidos de Alessandro y los míos, estaban ahí.
La sensación fue tan placentera y deliciosa, que no sería la última vez que lo intentemos.
-¿Te gustó?.
-Si, ¿Lo hice bien?.
-Claro que lo hiciste bien Morgan, te estás convirtiendo en mi dulce favorito, jamás dudes de ti.
Alessandro me bajo de su regazo y fui a gatas hacía el inicio de la cama, su palma se estrelló en mi culo y voltee a verlo.
-No hagas eso sí no quieres terminar gritando.
Voltee mis ojos y me cubri con las mantas, Alessandro imito mis movimientos y se me metió en la cama. Me abrazo y me pego a él, sus brazos rodearon mi cintura y aunque no le había prestado atención, a su lado soy muy pequeña.
-Soy muy pequeña a tu lado, puedes cubrirme con un brazo.
-Eres perfecta para mí.
-¿Lo soy?.
-Claro que si, ahora vamos a dormir, mañana tenemos que estar en casa antes del desayuno.
-Descansa.
Le di un pequeño beso en sus labios y me acurruque en su pecho, mis brazos quedaron envueltos en su torso.
-Descansa nena.