Chef encubierto

Denis

Denis Laurent era un hombre que no le apetecía esconder su dinero, había trabajado duro para obtenerlo, había amasado una fortuna desde cero y le gustaban las cosas hermosas, su comienzos habían sido humildes como ayudante de cocina, sous chef, luego se había forjado un nombre a través de cursos competencias culinarias y mucha preparación, tenía grandes propiedades y una colección de autos costosos, se daba sus caprichos y no pedía perdón por eso, para muchos él era un egocéntrico, fanfarrón y ególatra, pero que se destacaba por siempre lucir impecable y adquirir lo mejor, aun siendo un hombre joven de 35 años a logrado ser un Chef reconocido internacionalmente, considerado como el primero en Europa, dueño de la cadena más grandes de restaurantes en Francia la cual lleva su apellido y ganadores de estrellas Michelin, tiene poco tiempo para socializar lo cual no es una preocupación en este momento pues sus metas y sueños están en este momento en lograr la expansión internacional que tanto ha anhelado con los restaurantes próximos a aperturar en Italia, Suiza, Estados Unidos y Alemania, así que tiene mucho en que pensar y estar ocupado.

Era considerado un playboy por los periódicos en los titulares porque siempre lo fotografiaban con una mujer hermosa distinta en sus salidas aunque él no se veía así mismo de esa manera, era un hombre cualquiera que tenía necesidades que satisfacer y ya, de hecho muchas mujeres se beneficiaban de ser las acompañantes del momento algunas solo querían acercarse para ser la próxima en promoverse gratuitamente en los medios, lo que a él le traía sin cuidado, pues él también disfrutaba de la atención y de los encuentros fortuitos, sin embargo, desde hace mucho tenía claro que no se dejaría embaucar por ninguna mujer que le quisiera enredar con un hijo por lo que se realizó la vasectomía después de congelar sus espermatozoides y si algún día tenía un hijo sería por elección, no por errores ni por tretas, los hijos era un compromiso muy grande que no debía ser tomado a la ligera, de hecho ni siquiera estaba seguro de algún dia querer familia.

Sus padres lo habían abandonado desde pequeño, eran muy jóvenes cuando se enamoraron, como pareja rechazada por provenir de mundos distintos, vivieron en la calle, la familia de ella había  saboteado cada intento de encontrar trabajo y salir adelante, así que al poco tiempo después de tener a Denis su madre falleció debido a complicaciones del parto, su padre ante la desesperación y dolor se lo entregó a esa abuela que tanto mal les había hecho,  era cierto con esa decisión le había cambiado la vida y le habían ampliados las opciones para el futuro pero había recibido muy poco amor, su abuela era huraña, amargada, exigente y controladora  y el no podía de alguna manera dejar de sentir rencor por abandonar a su madre, le acusaba de alguna manera de su muerte, por eso cuando había fallecido frente a sus ojos en el hospital debido a una dolencia cardiaca no sintió nada.

Cuando pensaba en esos momentos se sentía asqueado, era cruel, despiadado, una piedra sin sentimientos, estaba roto y dañado, por eso  lo único que sentía que le pertenecía eran sus éxitos y su hijo deras sus restaurantes, tenia todo lo que la gente pudiera desear, ropa, autos, caballos, un yate y hasta un  avión, su vida la llenaba con objetos porque en el fondo su corazón no tenía nada que compartir, no lograba socializar con las persona de la mejor manera, por eso evitaba lo más posible socializar a menos que se tratara de su muy reducido grupo de amigos, los viajes y deportes extremos que eran su pasión habían sido reemplazados por trabajo duro y una obsesión desmedida, por tener cada vez más, si por eso te juzgaba la gente y estimaba así fuera de manera hipócrita, él lo lograría todo, lo tendría todo.

Al siguiente día de su salida, despierta aun recordando aquel  encuentro con el destino, aquellos labios tentadores y suaves que apenas probó, pero los cuales deseo durante toda la noche mientras se encontraba en la cama con otra, es muy temprano en la mañana, pero el teléfono de Dennis comienza  a sonar de manera insistente, se despertó con un humor de perros y el constante repicar del teléfono lo puso aún peor,  contra su voluntad se ve obligado a contestar pues debía ser algo importante pues era su publicista quien le llamaba.

—Buenos días, Eric, ¿qué ocurre para que me llames tan temprano?-, pregunta en un tono que parecen más unos ladridos.

—¿Has visto los titulares de hoy?—, pregunto exaltado.

—No, pero si es por la modelo con la que me fui de la discoteca a un hotel, te diré que es mi vida…

—No, no tiene nada que ver con eso, es algo más importante y perjudicial.

—Entonces sin rodeos termina de decirme qué es lo que ocurre.

—Una de las más prestigiosas críticas de comida hizo una reseña terrible sobre uno de los restaurantes.

—No puede ser.

—Sabes lo terrible y perjudicial que puede resultar  ser para el negocio, que se corra la voz de una crítica así,  pues no sólo habla de que el menu esta pasado de moda es repetitivo y sin emoción, sino que además comenta que has perdido la pasión por la cocina y que tus restaurantes se han convertido en el nuevo Mc Donald, producción en masa sin poner atención a los detalles.

—Me visto y salgo a la oficina, lo primero es intentar que de alguna manera se retracte intenta a ver si es posible, lo segundo es que ideemos una estrategia para supervisar los restaurante de manera incógnita a ver qué está pasando, pero no puedo  permitir que se vaya a la basura el nombre y marca que he creado.

—De acuerdo, te espero, ya estoy llegando a la oficina.

—Está bien—, cierra la llamada sintiendo rabia y frustración pero con eso no cambiaría debía pensar en las posibles soluciones.