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Euforia (Sr&Sra Harrys)

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Descripción

Camila es una chica normal a simple vista, para los medios es la hija menor del gran empresario Rafael Soto, para todos ella lo tine todo, una vida tranquila y sin preocupaciones. Pero nunca hay que juzgar a un libro por su portada.

En realidad, ella tiene recuerdos dolorosos de su adolescencia, hay personas que lo saben y quienes no. Pero por surte para ella, no todo es blanco y n***o, porque para Camila, todo es suficiente si lo tiene a él, quien haría lo que fuese necesario para verla feliz, aunque a veces, se equivoque.

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Comencemos |1|
Le doy a la palanca de cambio y pronto piso el acelerador, la línea de meta está a tan solo unos cuantos metros, soy la primera en la carrera, es tan solo acelerar un poco más y ganaré como siempre lo hago.  Una vez que logro llegar, la euforia de haber ganado me invade, salgo de mi auto y corro hacia Max, mi mejor amigo, mis brazos viajan a envolver su cuello y pronto sus manos toman mi cintura y me alzan para gíranos a ambos, suelto un grito de alegría junto a una risita.  —Lo has logrado otra vez — me dijo   —¡Lo he hecho! — le dije   En cuanto solté el agarre en su cuello y me aleje de él para mirar a mi amiga Gema, ella esta con una cara de horror plasmada en su rostro, sus ojos mirar fijo hacia una dirección, no alcanzo a mirar donde ella lo hacía, cuando una gran mano envuelve mi brazo a la altura de mi codo, miro a la persona que lo hizo con enojo, pero pronto aquel enojo se vuelve sorpresa y mi sangre se congela en mi torrente.  —¿Qué haces aquí? — consulté   —Tú y yo ya hablaremos — le habla a Max   Luego de eso soy cargada como una bolsa de papa sobre su hombro, no soy capaz de decir o hacer algo, ya que cuando mi esposo se enoja, es difícil hacerle razonar.   Quizá no entiendan nada, así que mejor, volvamos dos semanas atrás, antes de que me haya casado con este cavernícola sexy.  Dos semanas antes  Hoy era sábado, había terminado mis clases temprano, había tenido un examen a la media tarde y luego de eso, me había ido con Gema por ahí, comimos, tomamos helados y fuimos a por un outfit para ella, ya que tendría una cena de la universidad el domingo. Hoy era día de carrera así que estaba muy feliz, los sábados a la noche era mi escapada de la vida de mierda que tengo desde mis 17 años de edad.  Mi hermano mayor Samuel y mi madre, fallecieron hace tres años y desde ahí, todo había sido un caos en mi vida, Max, Gema y Tony habían sido mi sostén desde entonces.  Para Gema fue igual de difícil, ya que ella era la novia de mi hermano, sufrió demasiado su perdida, y aunque es tres años mayor que yo, siempre fuimos amigas y el apoyo de ambas en aquel momento tan duro.  —Nos vemos en una hora — me dijo Gem, asentí   —Te paso mensajito cuando salga — le contesté   Salí de su auto y camine hasta estar dentro de casa, pase por la sala y seguí sin importarme que padre estuviese ahí.  —Recuerda que la cena es en una hora y tu aun ni te aprontas, me dices ¿Dónde carajos estabas? — su voz se alzó al cuestionarme aquello   Baje el único escalón que había subido y gire en mis pasos para verle la cara, suspire.  —Tuve un examen muy importante hoy, luego Gem me necesito y fui con ella — simplifiqué   —Apresúrate o llegaremos tarde, siempre me haces quedar mal con los Harris — dijo despectivo   Opté por no decir nada y seguí mi camino, subí las escaleras y fui hasta mi habitación. En cuanto ingrese cerré la puerta tras de mí y tire mi bolsa en el suelo, me quite los tenis luego el crop top que llevaba puesto y por último mis pantalones cortos.   Deje un reguero de ropa de camino al baño, cuando ingrese a este, ya estaba solo en bragas, abrí la llave de la ducha y tome mi móvil, eran exactamente las siete treinta de la tarde, cuando el agua comenzó a salir, le marqué al número de Gem y me metí bajo la lluvia artificial.  —Dime amor mío — contesto ella — tanto me extrañas que me llamas mientras te duchas — bromeo, sonreí   —Iré a las diez treinta — le dije — había olvidado la cena con mis suegros hoy — expliqué — intentaré poner una excusa para irme antes, pídele a Max que me ponga en la última ronda — le pedí   Un suspiro se oyó del otro lado de la línea sonreí y negué con mi cabeza.  —Bien yo lo haré — me dijo — Mándale un beso en el trasero a tu queridísimo papi — dijo, solté una risotada al oírla   —Lo haré, se pondrá feliz de saber que quieres besar su trasero — dije, ella soltó una exclamación de horror al oír aquello   Parecía que podía ver el disgusto en su cara al oírme decir aquello.  —Bien que le miras las nalgas a mi prometido — dije, ella rio   —No más que tú, pero lo hago es imposible no hacerlo — respondió   —Ya, dejemos de hablar del trasero de mi papi hermoso, por favor — pedí   —Hay amiga, quisiera ser yo quien se case con ese bombón andante — suspiro   —¡Gema! — le reprendí, su risa se oyó estruendosa — Mas respeto que es el prometido de tu amiga, al cual solo yo le puedo llamo papi, además es el mejor amigo de tu — me calle al darme cuenta de lo que diría   —De mi difunto novio — termino por mi — Lo sé — dijo y suspiró — como sea, te espero a las diez en la pista — agrego, asentí como si pudiese verme   —Bien, nos vemos te amo — le dije   —Te amo a ti, beso — se despidió   Escuche la llamada cortarse y suspiré, termine de enjuagar mi cabello y pronto salí de la ducha, amarre mi cabello con una toalla y cubrí mi cuerpo con otra, camine fuera del baño luego de tomar mi móvil y en cuanto estuve en mi habitación, lo lance a la cama, el aire se congelo en mis pulmones al ver al móvil rebotar tres veces sobre el colchón, solté el aire al ver que se quedó justo a la orilla de la cama.  Seguí mi camino hasta mi closet y busque ropa interior, me seque el cuerpo para luego colocármela, solté mi cabello y lo peine, busque el secador y lo conecte para secarme el cabello mientras buscaba que ponerme, saque unos pantalones cortos, un top a juego y un blazer largo, todo en color blanco.  Una vez que tuve el cabello seco, me vestí y camine hasta el estante de calzados, iba a elegir unas zapatillas converse blancas, pero opte por una botinetas blancas de unos diez centímetros de alto.  Elegí una bolsa pequeña en color blanco también y pronto tome lugar en el tocador, me aplique corrector debajo de mis ojos, las ojeras que traía eran muy visibles, gracias a la semana de exámenes que había tenido. Me apliqué una sombra de gliter en el parpado un delineado en n***o delgado y un poco de rímel, me coloqué rubor y luego un gloss en los labios, sonreí al verme lista, sencilla y hermosa frente al espejo.  Camine fuera del closet y tome mi móvil, lo coloque dentro de la bolsa y de camino a la salida de mi habitación, tome las llaves de mi auto, una vez fuera. Recorrí el pasillo con tranquilidad y bajé las escaleras con la misma tranquilidad.  —¿Podrías apurarte un poco más? — me dijo mi padre, suspiré  —Podrías haberte ido sin mí, no era necesario que me esperaras de todas formas se perfectamente donde se encuentra el hotel de mis suegros — le dije   Su mirada era de furia total, sabía que no era la persona más agradable a los ojos de mi padre, a él le desagradaba y no era una sorpresa para mí, sabía perfectamente sobre aquello.   —¿Dónde has estado? — consultó — se perfectamente que tus clases terminaron a la mañana y vienes a llegar a esta hora — agregó, puse los ojos en blanco cansada de oírlo — ¡eres una vergüenza para nuestra familia! — gritó   Pegué un brinco al oírlo gritar de aquella forma, le miré sorprendida, nunca creí que solo mis ojos lo pondrían de mal humor.  —¿Por qué soy una vergüenza? — le consulté — ¿solo porque me gusta divertirme con mi amiga? — le dije   —¿Divertirte? — consultó irónico, soltó una risita sarcástica y pronto tuve sus ojos fulminantes sobre mi — Lo único que haces es andar por ahí durante las noches, bebiendo como si fueras una adolescente y haciendo sabe dios que cosas, nunca creí que te convertirías en esto, tu y Gema han sobre pasado los limites desde que Samuel murió, pareces una... — se detuvo y suspiró  —¿Parezco una que padre? — consulté — ¿una ramera es eso, o quizá me ibas a llamar puta? — dije — no le estoy haciendo ningún mal a nadie, lo único que hago es pasarla bien junto a mi mejor amiga, si para ti eso es ser una puta, entonces sí, lo soy, tu hija es una maldita puta que le gusta salir de fiesta y que los hombres la follen — le dije con rabia sin medir mis palabras  El sonido de su mano abierta chocando contra mi mejilla resonó en la sala silenciosa, mi cara se hizo a un lado y tuve que poner mis piernas firmes al creer que caería, mi mano viajo a mi cara y la toque, sintiendo mi mejilla arder, le mire con odio puro, mientras él se mostraba incrédulo por lo que había hecho.   —Creo que hemos terminado aquí padre — dije — espero estes satisfecho, nos vemos en la cena — agregué  Salí de allí antes que las lágrimas empezaran a correr por mis mejillas, me subí al auto y conduje hasta el hotel donde se llevaría a cabo la cena, cuando llegué al lugar, limpie mi cara y arregle el rímel corrido, volví a pintar mis labios y bajé del auto, le entregué las llaves al ballet parquin e ingresé al hotel.  Caminé con tranquilidad hasta el restaurante mientras me mentalizaba para no continuar llorando, una vez llegué a la puerta del lugar le dije a la dependienta el nombre de la reserva y ella me llevo al privado, donde ya mis suegros y prometido me esperaban.  —Buenas noches — dije al entrar, mi suegra sonrió al verme   —Buenas noches, ¿Cómo has estado niña? — me dijo ella   Caminé hasta su persona y dejé un beso en su mejilla, lo mismo hice con mi suegro, les regalé una sonrisa al alejarme y caminar hasta mi lugar, Tony se puso de pie y corrió la silla para mí, me senté inmediatamente.  —He estado muy bien — le contesté — ¿Cómo han estado ustedes? — consulté   —Muy bien — contestó Efraín, el padre de Tony   Mire a mi prometido, él me miraba con el ceño fruncido, baje la mirada e instintivamente lleve la mano hasta mi mejilla.  —Padre se retrasará un poco, él quizá llegue en cualquier momento — dije   —¿Con que te hiciste eso? — consultó Antony sin preámbulos, le miré  —Me golpee accidentalmente — dije e intente sonreír   —Si claro, yo nací ayer verdad — me susurró   Cuando fui a contestar, se oyeron las pisadas de alguien que llegaba, sabía que era mi padre así que no miré, aprete mis manos en puño por debajo de la mesa y sonreí al ver a mi padre llegar, él saludo a cada uno de los presentes y pronto tomo lugar a mi lado.  —Me disculpo por llegar tarde — habló  Los ojos me picaron al oír su voz, el recuerdo de mi propio padre llamándome ramera llego a mi mente y pronto quería llorar nuevamente, carraspee la garganta para que las lágrimas no salieran y suspire, queriendo sacar el nudo que se formaba en mi garganta.   —¿Cómo te fue en los exámenes? Oí que esta semana fue cargada — habló mi suegra, le miré   —Creo que me ha ido bien, fue bastante pesado y estresante, pero logré superarlo con éxito — contesté — o al menos eso creo — agregué y sonreí, ellos soltaron una risita   —Eres muy buena en tus estudios, es un hecho que te ha ido de maravilla — hablo mi suegro   —Muchas gracias por la confianza, ojalá y todos vieran esa parte buena de mi — le dije   Escuché a mi padre carraspear su garganta, suspiré y luego conecté miradas con Antony, él me miraba interrogante solo hice por sonreír.   La cena comenzó sin ningún inconveniente, los meseros habían llegado con la comida, que ya había sido ordenada por mi suegra, alegando que hoy había pedido mis platos favoritos, dado a la difícil semana que había tenido, solo hice por agradecer con una sonrisa en mis labios.   Después de unos veinte minutos, todos comían y hablaban amenamente, por suerte para mí, Antony había dejado de verme interrogatorio y se había concentrado en su comida y en lo que hablaban mis suegros y padre.   —No puede ser — susurré   Busqué en mi bolso mi móvil y pronto lo saque, busqué entre mis apps el calendario y aprete mis ojos al darme cuenta de la fecha, suspiré luego de guardar nuevamente mi móvil, y lleve mi mano hasta mi vientre bajo, dándole un leve apretón. Levanté la mirada y observé a todos, ellos estaban atentos a cenar y charlar entre ellos, no estaban prestándome atención realmente.   Carraspeé la garganta y me atreví a hablar entonces.   —Yo, si me disculpan debo marcharme — dije sin mirar a padre — Gemma me escribió diciendo que necesita de mi ayuda — mentí   —Oh pequeña ve sin problemas, es entendible que una amiga te necesite — habló Mariana   —Deja que Tony te lleve — habló el señor Efraín   —No es necesario, traje mi propio auto, si no quedará aquí — dije — me despido entonces, que tengan buen provecho — agregué   Me levanté de mi asiento luego de dejar un beso en la mejilla de Tony, pasé mi mano por sobre mi trasero, asegurándome que el saco tapara bien aquella zona, los ojos de mi prometido siguieron mi mano para luego mirarme directo a los ojos, le sonreí.   —Adiós, que estén bien — dije   —Tú también, ve con cuidado — pidió mi suegra   Le di una mirada fugaz a mi padre antes de ponerme en marcha, giré en mis pasos y caminé saliendo del privado, pronto sentí los pasos de alguien seguirme, sonreí pensando que podría ser mi prometido, pero cuando gire en mis pasos para verlo, descubrí que no era así, no era él, era mi padre, puse los ojos en blanco justo antes de que su mano tomara mi brazo por la altura de mi codo, le miré con el ceño fruncido por su arrebato, él me veía con enojo.   Suspiré.   —¿Qué deseas padre? — consulté — debo irme, me estas retrasando — agregué  Justo al sentir que mi periodo no aguantaría un segundo más por mí, los cólicos comenzaban a aumentar poco a poco y sabía que pronto comenzaría a retorcerme de dolor aquí mismo.   —¿No tienes vergüenza? — consultó entre dientes — abandonar a tu prometido y a su familia para irte por ahí a quien sabe que — agregó, le mire extrañada — no iras a ningún lado, tú te quedas aquí — demandó   Mientras comenzaba a arrastrarme con dirección al privado nuevamente, me aferré a su brazo intentando que me soltara, mientras intentaba no mover mis pies, estaba literalmente forcejeando con él, su mano me soltó al ver que Tony salía del lugar a donde él me quería llevar, sin poder sostenerme a mí misma, me caí de culo al suelo produciendo un gran dolor en aquel lugar y también, intensificando el dolor en mi abdomen bajo. Lleve la mano inconsciente hacia aquel lugar, mientras hacia una mueca de dolor con mi boca y ceño fruncido.   Sentí los pasos apresurados de mi prometido acercase a mí, sus manos me tomaron con cuidado desde mi cintura y prácticamente me levanto él del suelo, sin ningún esfuerzo.  —¿Estas bien? — consultó, asentí   Tony se giró para ver a mi padre, quien se removió incomodo en su lugar.  —¿Qué se suponía que intentaba hacer? — le consultó, su voz salió calma  Pero conocía a la perfección a Antony y podía estar sintiendo de todo en este momento, menos calma, sus manos cerradas en puños me demostraban que, si mi padre no le daba una inmediata respuesta, uno de aquellos puños estaría estampado en su rostro.   —Mi hija se va a revolcar con otro en frente a tus narices y tu no haces nada, ¿Qué crees que estoy haciendo? — le dijo papá, Antony avanzó hacia él y lo sostuve — mi reputación y la de tus padres están en juego con sus actos — agregó él   —Le voy a dejar algo en claro — hablo Tony, le miré nerviosa — la próxima vez que usted le ponga una mano encima a Camila, piense en las consecuencias, porque no me voy a quedar de brazos cruzados, hoy lo dejaré pasar por que mis padres están presentes, pero a la próxima así sea lo más mínimo, se lo devolveré y con creces — advirtió   Lo hale del brazo al darme cuenta que tenía su rostro casi pegado al de mi padre, sabía que Antony estaba hablando con franqueza, él jamás se andaba con rodeos y cuando se trataba de mí no le importaba en lo más mínimo lo que pensaran los demás de él, si de defenderme y dejarme bien vista se trataba.   —Llévame a casa por favor — pedí en un susurro   Los dolores habían aumentado y ya sentía mi ropa interior muy húmeda, gracias al periodo, sentía la necesidad de ducharme y dormir mucho, para que aquellos dolores desaparecieran.   Antony se giró y tomo mi pequeña mano entre la de él, camino conmigo fuera del hotel y se detuvo al estar frente a la salida de este, el ballet parquin fue a por su auto, yo solo me dediqué a verlo, su ceño estaba fruncido, su mandíbula estaba muy tensa y de sus fosas nasales no dejaban de salir respiraciones fuertes, me daba cuanta lo enojado que estaba.   Cuando el chico llegó con su mastodonte, llamada camioneta, Tony me llevo hasta él sin soltar mi mano, abrió la puerta del copiloto y antes de hacerme entrar al auto, se quitó su saco y lo dejo sobre el asiento, luego me hizo una seña para que ingresara y así lo hice, luego de cerrar mi puerta rodeo la camioneta y se subió de inmediato, poco después nos puso en marcha, estábamos en un completo silencio. No estaba incomoda ya estaba acostumbrada a esto.  Por más que él y yo nos fuésemos a casar, sé que no había amor romántico desde su parte, ya se había encargado de dejármelo en claro, él solo me veía como a su pequeña hermana, la hermana pequeña de su mejor amigo y se casaría conmigo, para que yo cumpliese mi sueño y no tuviese que hacerme cargo de las empresas de papá, algo que por derecho le pertenecía a mi hermano, solo que él ya no podría hacerse cargo de ellas.   Sali de mis pensamientos cuando sentí la camioneta detenerse, miré como Antony bajaba del vehículo e ingresaba a una farmacia, suspiré y escondí mi cara entre mis manos, siempre había sido tan trasparente frente a él, que me conocía a la perfección, de seguro con solo verme sabía que mi periodo había llegado. Poco después él salió de la farmacia y subió a la camioneta, poniéndola en marcha nuevamente, no me atreví a decir nada.  Pronto nos vimos entrando al estacionamiento privado de su pent-house, lugar donde había entrado solo una vez y a donde Antony venia pocas veces, él tenía su propia casa y solo utilizaba este lugar los días que salía demasiado tarde de la empresa y estaba lo suficientemente cansado, como para conducir hasta su casa. Una vez que el vehículo estuvo estacionado me bajé con cuidado y lo primero que hice fue chequear el saco de Tony, el cual al ser gris se le notaba muy bien la mancha de sangre, quería que la tierra me tragase en aquel momento.   —Subamos, no te preocupes por eso lo llevaré a la tintorería más tarde — anunció   Solo tomé el saco entre mis manos y caminé realmente incomoda, siguiendo a Tony de cerca. Subimos al ascensor y pronto estuvimos en el piso número 30 del edificio.   Ingresé luego de que él lo hiciera, lo miré sacar algo de la bolsa de papel que traía entre sus manos y pestañeé repetidas veces al ver que me pasaba la bolsa, la tomé con cuidado sintiéndome cohibida de repente.   —Ve a ducharte, te prepararé ropa para que estes cómoda — me dijo, asentí   Mas no me moví de mi lugar, no quería girarme frente a él, no sabiendo que en mi trasero debía de haber una gran mancha, Tony suspiró al darse cuenta de mis pensamientos y camino hacia la cocina, suspiré y me giré para luego correr hasta la habitación del pent-house.  Entre al baño y luego de desnudarme me duche inmediatamente, al salir de la ducha junte todas mis prendas y las coloque en el cesto de la ropa sucia, mire dentro de la bolsa que me había entregado Antony, este contenía toallas higiénicas, tampones, una copa menstrual y también unos shorts de protección, sonreí al ver todo aquello, mordí mi labio inferior al notar también una braga, sentí mis mejillas calentarse por la pena que estaba sintiendo.   —Este hombre me va a matar — susurré   Di un brinco al oír tres golpes en la puerta, sostuve con fuerza las bragas que tenía en mis manos, para que estas no fuesen a parar al suelo.  —Cam, te deje mi pijama más pequeño sobre la cama — informó del otro lado de la puerta — luego baja, debes de cenar algo — agregó   —Gracias — respondí   Mientras oía sus pasos alejarse, me apresure a colocar una toalla higiénica en la braga y luego de clocarme los shorts de protección, salí del baño cubriendo mis senos con mis brazos, caminé hasta la cama y me fije en el pijama, se trataba de una camisa y pantalón en color n***o, de ceda. Decidí solo colocarme la camisa ya que me quedaba lo suficientemente larga y, además, que ya llevaba los shorts. Luego de estar pronta, salí de la habitación y me dirigí hacia donde creía que podía estar él.  

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