CAPITULO 4

1047 Palabras
Llegué a casa después de un día cansado, estos tacones me están matando. Escucho cómo suena mi teléfono, es un número que no tengo registrado, no sé si contestar o no. Al final recibo la llamada, por si es algo urgente. - Hola… -Se escucha cómo respira alguien al otro lado de la línea, pero no hablan - Hola... - Espero, pero nada. Estoy a punto de colgar, pero la voz que escucho me sorprende. - Hola, Bella - me sorprendo, tengo que respirar hondo, mi corazón empieza a palpitar. Reviso mi teléfono, creo que estoy imaginando cosas. - ¿Hola?… - Hablo solo para confirmar. - Soy Sebastián - mi respiración sale en un suspiro y vuelvo a mirar mi teléfono. ¿Acaso estoy loca? - ¿Cómo conseguiste mi número? - Mi voz parece más un reproche. - Soy tu profesor, ¿recuerdas? Siempre he tenido tu número, lo tienes en tu expediente. - ¿Señor Wood, en qué puedo ayudarlo? - cambio mi tono de voz a uno más formal. Realmente estoy nerviosa. - ¿Podemos vernos? Perdóname, si estoy siendo muy insistente - doy pequeños saltitos de la emoción. - No lo sé... - ¿Qué más puedo decir? No quiero parecer demasiado emocionada. - ¿Podemos cenar? Elige el restaurante, quiero aclarar lo que pasó en la oficina. Dame la oportunidad, por favor, no quiero que te quedes con una imagen errónea de mí - Claro que sí... por supuesto que sí. - ¿Cuándo sería esa cena? Sebastián - muerdo mis uñas. - Qué tal ahora, o mañana, cuando tú quieras, solo dime que sí - sonrió. Miro la hora en mi teléfono y son las siete de la noche, tengo que cambiarme y tomar un baño. —¿Qué tal en una hora?—le digo con una sonrisa en mi rostro. - Dame tu dirección, allí estaré —doy un giro sobre mis zapatos de la emoción. - Señor Wood, es usted el que tiene mi expediente en sus manos, puede buscar la dirección, lo espero en una hora en mi casa. Cuelgo la llamada, que me pasa por Dios, ¡Hace poco estaba loca por el amor de Lucas, iba a declararme! Y ahora, por Sebastián, tengo que acomodar mis sentimientos. Subo a mi habitación, tengo que alistarme para cenar, no sé qué ropa voy a ponerme, y si tengo suerte esta noche, ¡qué cosas pienso Dios! Elijo un vestido n***o, ese nunca falla. Ropa interior sexy por si tengo suerte - sonrió— y tacones negros, esta vez son más altos, va a acabar mis pies, pero primero muerta que sencilla. Le aviso a mi madre por texto que voy a salir a cenar, que pueda que no llegue esta noche, no espero a que me responda. Son las 8 en punto y salgo de la casa, puedo ver un auto estacionado y me acerco. Apenas estoy por llegar, baja del auto y abre mi puerta. - ¡Qué caballeroso! Profesor Wood - le digo sonriendo. - Para ti, Sebastián. - Ok, Sebastián. - Tu mereces ser tratada como una reina, Bella. Mis mejillas están sonrojadas, no lo puedo evitar, es como una atracción instantánea, algo extraño. - ¿Y dónde vamos a ir a cenar, Sebastián? - Te voy a sorprender, solo espera. Llegamos a un restaurante Francés, muy exquisito. El chef llega a saludarnos y prepara algunos platos para nosotros. La noche es amena y encantadora, mi Crush resultó todo un galán. - ¿Qué sucede, Bella? - Eres todo un galán, Sebastián. - Te lo dije, mereces ser tratada como una reina, y esta noche eres mi reina. - ¿Qué pasó para que decidieras acercarte de esta manera? Siempre te veías tan serio, tan distante, cuando te hablaba, huías de mí, ¿qué cambio? - Ahora dejarás de ser mi alumna, eso pasó, cuando te vi entrar a mi clase, ese día, me hipnotizaste, tu brillo llena una habitación Anabella, eres especial, cuando trabajamos en el primer caso, había podido jurar que estabas enamorada de mí, me mirabas con ese brillo en tus ojos, y yo solo podía verte crecer, eras tan pequeña y sobre todo mi alumna. Elimine esa idea de mi cabeza, pero te acercabas y mis sentimientos crecían, tenía que alejarme, dejarte crecer. Y ahora estamos aquí, cenando en una armoniosa situación - No me esperaba esto, nunca esperé que mi profesor también sintiera cosas por mí. - Eres mi crush, Sebastián, ese amor imposible de la universidad. Me gustabas y mucho, recuerdo todas las señales que te enviaba y tú solo me ignorabas, pensé que eso había cambiado, pero ahora estoy un poco confundida, no sé qué me sucede. - Eso suena bien para mí, qué tal sí, nos conocemos y ¿le damos una oportunidad a lo que puede pasar? - No estaría mal, puede que suceda algo, pero sí, las cosas no se dan, podemos ser colegas o amigos. —Está bien para mí - me responde Sebastián con una sonrisa. Salimos del restaurante, él me ofrece su brazo y yo lo tomo. Se siente bien estar cerca de él, huele delicioso. Abre mi puerta, abrocha mi cinturón, sube y conduce. Veo que me lleva a mi casa, qué mal, pensé que esta noche iba a tener suerte. Llegamos a la puerta de mi casa, está por bajar del auto, cuando… - Bella - me llama y me da un beso, ¡qué delicia de beso, quiero que no pare!. Siento cómo desabrocha mi cinturón y me pone en su regazo mientras corre un poco su asiento. Continúa besándome, pero no avanza. Está tratando de darme tiempo. Como pidiendo permiso, decido darle un empujón y empiezo a desabotonar su camisa. Quiero ver su pecho, tocarlo, saborearlo. Besa mi cuello y mis senos se despiertan en mi vestido. - Bella, estaría mal que te invite a mi apartamento —me dice mientras me besa. - Sí, estaría mal — siento cómo se tensiona — pero no me importa lo que está bien o mal. No en este momento. - ¿Estás segura? — Asiento con mi cabeza. - Muy segura. Me acomodo en mi asiento, él abrocha mi cinturón y arranca con una sonrisa en su rostro.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR