Capítulo 22

1266 Palabras

BRYCE El llanto que escucho es insoportable. Por lo general, no soporto a los bebés, pero el llanto que proviene del dormitorio principal me produce una sensación extraña, como si me naciera de la nada: la necesidad de calmarlo a como dé lugar. Por eso, entro y veo a la misma niña que América cargaba la noche anterior. Su cabello es como el de ella, color caoba, pero más claro. Sus mejillas y nariz están rojas; se mueve dentro del cunero y, sin poder controlar mis movimientos, ya la estoy cargando. De pronto, deja de llorar y la detallo. No hace falta ser un genio para darme cuenta del parecido: esos ojos… esa nariz… en general, se parece a… Como puedo, saco la navaja que siempre llevo conmigo, un llavero que me regaló Rupert por Navidad el año pasado, y le corto un mechón de su cab

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