TAMARA
Toda mi vida he sido una buena chica. Sigo las reglas como si fueran un asunto de nadie. Obedezco las pautas como si hubiera nacido para ello. Muéstrame una regla y te la seguiré el pie de la letra. Incluso soy virgen una virgen de veitidos años. Bueno virginidad es mi segundo nombre.
Y luego rompo una pequeña regla. Minúscula. Inconscientemente. Y Lo siguiente que se es que estoy atrpada con un extaño increíblemente guapo. Tiene unos ojos como esmeraldas talladas, unos biceps que me hacen girar la cabeza y una sonrisa que me hace pensar todas las etaciones de mi vida. Nos escapamos del baño de un bar. Vamos a una cita improvisada. Compartimos el beso más caliente que he tenido jamás, uno que me deja jadeando por más. Prometemos volvernos a ver.
Si, pero nuca pensé que fuera tan pronto. Resulta que nos vemos a la mañana siguiente. En mi clase de cálculo, que el está enseñando. Si, mi cita guapa y sexy es el profesor Benson, y nos veremos mucho. Todos los Lunes, miércoles y viernes durante todo el semestre. No queda más remedio que cancelarlo, ambos tenemos mucho en juego: Yo podría perder mi beca y el podría perder su carrera.
Pero no puedo cancelar lo que sieto. No puedo ignorar su aspecto cuando se arremanga las mangas y explica números imaginarios. No puedo borrar las miradas acaloradas, o la forma en que nuestras manos se tocan cada vez que entrego mi tarea, o el recuerdo de su cuerpo presionado contra el mío esa noche.
Soy virgen. El es mi profesor. Y si cedemos, podría costarnos todo a ambos.
Pero ya estoy cansada de ser siempre una chica buena.