Candlelight

1169 Palabras
Sara Todo aquello había sido algo que jamás me hubiera imaginado, yo ya tenía la imagen de Daniel, porque hasta cierto grado los mensajes me hacían pensar que podíamos congeniar, ahora con esto me quedaba con una sensación de escepticismo. Ni decir que en cuanto me dijo que en efecto él era Daniel quise salir corriendo del lugar, yo toda así en el peor estado en el que me pude presentar y él tan... ¡Argh! Lo primero fue hacer una videollamada con Miriam y Karen para contarles la fantástica aventura que me había ocurrido, porque analizándolo seguramente esta sería una buena historia, como esas que cuentan las mamis diciendo que tuvieron un amor de novela, el mío no llego a tanto, pero no podía quejarme. La cena me la pasé divagando, observándolo y babeando, sus modales en la mesa, lo atento que era, son cosas que están casi extintas, es como si hubiera descubierto el último fósil del más maravilloso dinosaurio que haya existido en la tierra. Miriam desestimo que aquel hombre fuera tan perfecto como se los describí, dijo que seguramente ya me había enamorado y por eso lo veía con ojos poco objetivos, Karen abogo por mí, diciendo que yo era capaz de atraer a cualquier hombre, con un poco de más esmero. Allí ya no supe si me defendía o me ofendía. Termine diciéndoles que, si tenía una siguiente cita con todo gusto, las llevaría para que constataran que realmente era muy guapo. Al parecer solo pique su curiosidad, Karen y Miriam se dieron a la tarea de buscar sus r************* o algo de Daniel, al no encontrar nada, el siguiente objetivo fue Grupo Añorve. Su principal giro era la construcción, de allí se desprendían varios ramos que coadyuvaban al área principal, una administradora de infraestructuras de trasporte, carreteras, aeropuertos y varias asociaciones con varios grupos, en fin, que aquello era un monstruo con muchos tentáculos. No se conformaron con ello, llamaron para verificar si Daniel trabajaba en aquel lugar, cuando el propio Daniel les respondió un mail que le enviaron, estaban asombradas, ahora ellas estaban más ansiosas que yo porque hubiera una siguiente cita. Los mensajes no se detuvieron, incluso ahora había una que otra llamada, en particular la utilizo para burlarse de mi persistencia por cerciorarme de que efectivamente no me estaba tomando el pelo, yo le contesté que cualquier persona cuerda haría lo mismo, más aún una no tan boba como yo dejaría de hablar con ese extraño. Contra todo pronóstico y el buen juicio que me caracterizaban, no hice lo que le dije, simplemente ignoré lo que mi cerebro me gritaba, seguí a mi espíritu aventurero y enamoradizo, culpemos al corazón, ¡No! Aún no me he enamorado, pero me agrada, y el empaque del producto es genial. ¿Cómo redimirme y salvar un poco de dignidad?, claro que la siguiente cita la debía planear, no podía dejar que mi imagen me fallara. Vino a mi mente un concierto, un “Candlelight”; son eventos a la luz de las velas e iluminación acorde a lo que interpretan, varía, puede ser desde música clásica hasta tributos a algunos artistas, el que yo quería ver era tributo a Frank Sinatra, ese señor y su voz ¡Oh God!. Yo súper emocionada, llame a Daniel le dije la idea sobre el concierto, hable tan rápido por lo contenta de poder acudir, realmente no creo que mi alteración fuera por Daniel, de verdad que lo perdí de vista y es que últimamente tenía más en consideración mi tiempo. Al aceptar, le di las opciones de fechas y horario, me comento que lo revisaría, como no tenía más que decirle, le colgué, cuando repase todo ¡Aah! Se me ha olvidado decirle el tipo de música, ¿qué tal si no le gustaba? Marco Estos días han sido de lo más entretenidos en bastante tiempo, mi mente no solo tiene negocios, ahora se podría decir que jugar a ser Daniel para Sara era algo que me ponía de buen humor, las llamadas y mensajes se vuelven interesantes, de vez en cuando me sorprende con sus ocurrencias. Hoy por ejemplo llamo muy acelerada para decirme que ya sabía de qué iría nuestra próxima cita, no entendí mucho, ni hablar me dejo, si le dije dos palabras fue mucho, de repente quise verificar si había entendido y ¡Pum!, ya había colgado. Por la noche recibí un mensaje en donde se disculpaba por su intempestiva llamada, seguido de los detalles que me contó se le olvidó informarme. Cuando me dijo que el concierto era de canciones de Frank Sinatra de inmediato vino a mi mente mi madre que solía escucharlo cuando estaba en su estudio pintando, lo que amaba realmente era que mi padre sabía que debía venir y bailar con ella, fueron buenos momentos, sobre todo porque eran de episodios donde aún estaba mi padre con nosotros. Confirmarle era algo que tenía que consultar con mi agenda, la cual lleva el verdadero Daniel, él es el más divertido y que está sacando provecho, por prestarme su tarjeta de crédito y su vehículo me ha hecho darle un bono, además de reponer todo lo que pague con su tarjeta y quiere un auto nuevo. No sé qué rumbo tome esto, mientras dure seguiré. Sara Por supuesto que Karen y Miriam se apuntaron para ir al concierto, por obvias razones me hacía gracia, pero también me daba una sensación de seguridad, no podía despejar de mi mente que fuera una estafa o yo qué sé. Aparecieron en mi departamento como si realmente necesitara ayuda, revisaron mi armario, mejor dicho “desordenaron mi armario”, sacaron un vestido azul marino pegado al cuerpo que me llegaba a las pantorrillas, pero la parte de arriba tenía un escote que se disimulaba con encaje. Me parecía demasiado, como siempre no les pude ganar, me agrado que al ponérmelo los rollitos ya no estaban, bendito yoga, sí que funcionaba y solo habían sido 4 meses. El maquillaje logré que fuera no tan cargado, sacaron unas sandalias altas aperladas que tenía siglos que no usaba, recogieron mi cabello en una coleta alta, pero allí no paro, me perfumaron y me dieron lencería muy sexy. — ¡No!, ni crean que me voy a acostar con él — les dije, me rebatieron diciendo que ya lo discutiríamos. En lo que estaban distraídas busque un saco largo color beige, peleamos para que pudiera llevarlo, eran ¡Odiosas!, lamento la hora en que las presente. El carro lo tuvimos que dejar a una cuadra, pues el lugar no tenía estacionamiento “El ex-convento de Regina” era una de esas construcciones del México colonial, de dos niveles, donde todas las habitaciones rodeaban el patio, arcos tallados en cantera o piedra negra volcánica. Faltaban 20 minutos para qué empezará, Karen y Miriam me dejaron en la entrada para esperar por Daniel, volteé a ver y allí estaban, esperando verlo desde la distancia.
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