Por más de que intenté dejarla en la casa, Tessa realmente es caprichosa y yo soy el más blando del mundo cuando se trata de darle los gustos. Ella sabe que puede conseguir lo que quiera simplemente batiendo un poco las pestañas o dando una orden oculta detrás de una petición. Así que ahora, luego de que intenté abrazarla una vez más para ver si lograba que se durmiera y fallar ante su rechazo, estoy manejando por la Broadway mientras pienso qué excusa voy a poner cuando la vea. — ¿estamos lejos? — ¿Nunca fuiste al puerto? — Bueno… no tuve necesidad. Nunca he estado en un bote y mucho menos he importado nada que requiera que vaya al puerto…—responde sarcástica. Me río porque nunca creí que una mujer contestándome como adolescente berrinchuda me hiciera sentir de esta

