CAPITULO 9-3

1011 Palabras
—Bitirdim (Terminé). El guardaespaldas asintió y le dejó solo después de que sus dedos le indicaran que podía marcharse. Se incorporó a llenar otra copa de licor y mientras veía el color ámbar llenar el cristal, reflexionó sobre lo que debía hacer. Casarse con Aygul era un tema de necesidad, Elif no era segura como esposa y él tenía un severo problema que guardaba para sí mismo. Deseaba un hijo. La madre que escogería para él no era importante, pero mínimamente debían llevarse bien si iban a criar un hijo. Elif, aunque fue propuesta con ese objetivo, distaba mucho de llevarse bien con él y aunque se lo propuso, fue claro que ambos no deseaban eso. No era tan joven como el mundo creía y resultaba necesario por biología y naturaleza dejar huella en el mundo al final del día. Había tenido mujeres por montón, casas de placer, juegos de éxtasis, tríos, cuartetos, orgias, todo mientras disfrutaba de la plenitud del mundo que dominaba con mucho disfrute. Pocos fueron los lascivos placeres que no pudo cubrir y si no lo hizo, fue porque al final no fueron tan provocativos. Ahora quería un hijo, una esposa en casa y un poco de tranquilidad, al menos momentánea. Elif no iba a darle un hijo y Aygul siempre ansió hacerlo. Maldijo para sus adentros. Elif Aksoy acababa de convertirse en su dolor de cabeza. (…) —No es divertido, Gurkan. Kerem río. —Tienes cara de que no la estas pasando bien y yo intento averiguar el porqué, pues después de varios meses creo que has dado un paso gigante en esto—dijo el Mudur mientras le servía una copa whisky al día siguiente de su tormentosa noche. Si la sangre pudiera hervir, la suya se mermó en colera, una que no tendría que sufrir de no haber aceptado ese maldito matrimonio. —Elif Aksoy es un problema que ya no pienso tolerar más tiempo. Es orgullosa, engreída, molesta, inmadura, sagaz y sobre todo increíblemente insolente. No creo que podamos llegar a algo nunca, antes de eso vamos a matarnos y no pienso seguir tolerándolo. Se que tu ordenaste que lo hiciera y te respeto, pero estoy harto. Kerem notó sus ojos iracundos. —Creí que todo iba bien. —Define bien… —¿Dormiste con ella? ¿No? —Podría dormir con cualquiera—aseguró—. El sexo nunca ha significado nada para mí. He tenido mujeres de todo tipo en vida y ninguna de ellas ha sido exclusiva. No hay nada diferente en Elif Aksoy, salvo que su lengua viperina me enloquece y no de buena forma. Además de que tiene ponzoña en la mirada y me… Se detuvo al ver la forma en como Kerem le estaba observando. Rara vez hablaba de una mujer con tanta emoción, aunque fuera negativa. Ruzgar notó su mirada y golpeó la mesa con sus dedos. —¡Estoy harto! —concluyó poniéndose de pie y afirmando sus manos en la silla mientras esperaba una respuesta, un consejo o simplemente la liberación por parte de Kerem. —Eso se nota. —Voy a casarme con Aygul Celik. No puedo hacer más. Perdóname, pero intenté hacer esto por Arabelle ¿Sabes? Entendía que de todos los Aksoy, Elif es quien menos merecía morir, pero eso no significa que yo tenga que cargar con su cruz. De haber sido sencillo, la habría ayudado, pero lo está complicando todo y yo ya no puedo seguir. —Si sabes que si te divorcias tendré que matarla. —No es un tema que me competa. —Claro que lo hace, es tu esposa. —No por elección—replicó. —Yo cumplí mi parte hasta el cansancio, hasta casi perder la cordura. He estado fuera de mi casa meses y ahora que regreso, dos semanas fueron suficientes para volverme loco. La mantendré conmigo el tiempo que sea necesario mientras termina su prórroga, pero mientras eso pasa, llevaré a cabo mi boda con Aygul. —¿Y porque no te casas con ella cuando todo termine? —¿Quieres que espere otro año más? ¿Cuánto más tiempo debía tolerar? ¡No! Estaba harto. Cansado. —Llevas casi uno, no creo que sea problema. Arabelle no verá con buenos ojos que tú te cases con otra mujer a pesar de que nuestras reglas lo permiten. Es más, no verá con buenos ojos ni siquiera que respires a lado de nadie más y yo, bueno—se tomó unos momentos—. Entenderás que mi deber como esposo es mantener a mi mujer feliz. —Eres un traidor, Gurkan. ¿Dónde quedó la lealtad fraterna? Hace meses cuando decidieron dejar viva a esa chica propusiste esta locura y yo la entendí. La fortuna de los Aksoy debería terminar en manos de alguien y no perdida en el limbo de sus cuentas bancarias sin reclamar. El dinero, aunque jugoso, representa poco considerando que no lo necesito, pero aun así pensé que podría ser un buen negocio, aunado claro, a una mujer joven y bonita como esposa que… —Si es joven y bonita ¿Cuál es el problema? —No me estas entendiendo en absoluto. Ruzgar era un ser de paciencia limitada, pero entre ambos solía tener más control de la situación siempre y tomarlo todo con gracia y diversión, pero ahora, en sus ojos, notaba que estaba todo menos divertido con esto. Kerem intentó comprenderlo, pero no entendía porque estaba tan desesperado por casarse y sacarla de su vida. —Te entiendo. No debe ser fácil vivir con ella. —Sabes que llevo meses evitándola, dándole el espacio que según Arabelle iba a necesitar, pero han pasado meses y las cosas en vez de mejorar, han empeorado. No tocaré el tema del matrimonio hasta dentro de tres meses, pero cuando llegue ese tiempo, espero, puedas darme la respuesta afirmativa que necesito. Las cosas con Elif Aksoy no van a funcionar y mientras tanto, comienzo a labrar el camino que he elegido futuro. El Meclis ya sabe mis deseos.
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