CUANDO DEJES DE ODIARME

CAPITULO 4-2

Follar a la dulce niña de Burak Aksoy, era un placer que le fue negado desde hacia varios meses, pero que ahora tenía literalmente enfrente y sentía la v***a más dura nada más de imaginarla retorcerse entre sus brazos mientras con los ojos le suplicaba que no parara de follarla. Esos pechos debían quedar marcados por sus besos y sus pezones hinchados ante la atención de sus labios y mañana, mañana recordaría porque no debía jugar al juego de provocar siendo tan increíblemente inexperta. Otro hombre habría sentido culpable se aprovecharse de una inocente, pero él nunca había sido un santo, no lo seria nunca.

Tenía asegurado el infierno y eso no cambiaría, por eso debía disfrutarlo.

Su lengua recorrió sus pliegues y entonces lo decidió.

Iba a cenar en la habitación.

Levantó la mirada y dirigió su atención a la puerta.

—Discúlpame con mis invitados. Los veré en el desayuno—resolvió por fin antes de volverse a perder entre las piernas de Elif, esta vez con mucha más intensidad, tanta que la mujer se aferró a las sabanas y él tuvo que tornar el agarre de sus labios mucho más agresivo. En cuanto escuchó el “si señor” de la mucama y sus pasos alejarse, soltó sus labios y bajó hasta su cuello y barbilla. La diferencia de tamaño le excito.

Era menuda entre sus brazos. Una pequeña vasija que podía romperse.

Una vasija que él quería hacer pedazos.

Se incorporó con rapidez y se sacó la camisa de golpe para después lanzarla al suelo. Elif sintió la boca seca cuando lo vio incorporarse para luego destrabar su cinturón y sacarlo de forma rápida. El botón y la cremallera fue lo siguiente. Fue inevitable que sus ojos decidieran no perderse ni un solo segundo la excitante imagen que tenía delante. No era una ilusa sin experiencia en los hombres y estaba segura de que lo que tenía delante era algo demasiado bueno.

Se incorporó en la cama con lentitud y tentada a tocar, gateó hasta él con la mirada retadora siempre presente. Por breves segundos, Ruzgar no supo quien estaba jugando con quien. Elif tocó su pecho con cuidado sin romper el contacto visual. Eso le pareció nuevo. Usualmente las mujeres se lanzaban sobre él y tomaban lo que querían de inmediato, para después desaparecer cuando él consideraba que el polvo le era aburrido. Dejó que Elif deslizara sus manos por su pecho y lo que hizo después fue inesperado. Subió hasta sus labios y le besó, un beso tan intenso, que sintió como mordía su labio, justo antes de que su lengua entrara en su boca. Le sujetó por la cintura y de la barbilla para obtener más de esos besos sabor a raki.

No era lo que tenía planeado, definitivamente.

Elif gimió contra sus labios. Sus labios se hincharon un poco debido al intenso contacto y cuando los observó, el fuego se hizo presente en su mirada con toda clase de pensamientos obscenos. Se vería mucho más bonita con su v***a dentro de la boca. Pensando en eso, acarició su labio inferior con los dedos, sin perderla de vista y segundos después jugó delicadamente con él sintiendo la humedad en ellos. Tragó saliva.

Nunca pensó que un hombre pudiera crear un deseo tan rápido, pero él lo hizo.

Tenía que follar esa boca alguna vez, porque quería saber, si esa boca insolente tenía el mismo talento en el sexo oral, como tenía para hacerlo enojar. Observó esos ojos, encendidos por su atención de hacia un momento y quiso hacerlo de nuevo, quiso mostrarle lo bien que sus brazos podían sentirse y lo entretenido que podría ser casarse. Metió sus manos dentro del cabello de su esposa y le apretó con un poco de fuerza. Ella le dio acceso a su cuello y él lo recorrió con los labios.

Pegó sus pezones erectos a su pecho.

No había retorno. Iba a follarla esa noche.

El candente beso buscado por ella continuó con él siendo el doble de autoritario del principio. Lo fue tanto, que Elif terminó con la espalda sobre la cama de nuevo y con él encima, dominando toda la situación y eso fue excitante para ella, quien en ese momento no pensó con mucha claridad lo que estaba haciendo. Lo único que tenía claro era que Ruzgar Arslan le estaba provocado emociones que no eran negativas y que podría jugar a este juego pasional con toda la libertad, especialmente, porque recordaba que necesitaba ganar su confianza y que mejor manera que esta, así que tenía una justificación que mataba cualquier sentimiento de culpa. En ese momento, hizo que cualquier cosa, cualquier intento por ganar terreno con él, se hiciera valido sin importar el precio.

Estaba desnuda, con ese hombre en igual condición besando su cuello y bajando hasta sus pechos, los cuales tomó entre su boca y chupó usando su lengua alrededor. Parecieron gustarles, porque se demoró su tiempo con sus pezones entre sus labios, y después besando en medio de ellos, haciendo que Elif sonriera de forma inconsciente al ver sus mechones ya despeinados, contra ella. Ella tomó aire. Su cabello olía a una fragancia seductora.

Madera, cuero, hierbas…Una combinación abrumadora.

Elif acarició su espalda y enterró sus uñas trazando un camino en su piel. Ruzgar tenía algunas pecas pequeñas en su ancha y fornida espalda. Quiso encontrarle algún defecto físico, pero no pudo y lo peor de todo fue que quiso hacerlo, pero fue imposible. Entre más lo veía, más le gustaba visualmente. Cuando su mano se deslizó por su pecho notó como le cubría por completo. Una de sus grandes manos abarcaba casi todo su pecho, tanto, que, aunque eran grandes, para ante él fueron diminutos. Su cuerpo, se perdía debajo de la sombra de su aura.

No se imaginaba siendo follada por ese hombre, pero en ese momento lo hizo y en vez de estremecerse con negativa, su cuerpo pareció exigirle que lo hiciera y que disfrutara de la experiencia. Sintió un placentero espasmo en su estómago y segundos después, levantó su rodilla rozando la cadera de Ruzgar. Mal movimiento, pues el hombre enterró sus dedos en su pierna y se metió aun más entre sus piernas dejando sentir la dureza de su entrepierna. La naturaleza le llamó con necesidad, tanto, que sus dedos buscaron con rapidez dentro de la cremallera hasta que sus dedos dieron exactamente con lo que buscaba. Tragó saliva.