Kerem tomó aire. Si, lo hicieron.
—Lo hicieron—reconoció entonces—, pero ahora mostró los dientes. La información que tenemos no son inventos del Meclis que buscan acusarla, si no dichos directos de la única verdad que nos envuelve. No hay peor ciego que el que no quiere ver Arabelle… ¿Veras a la serpiente y preguntarás que es lo que te ha mordido?
Usó esa metáfora y casi respiró con dificultad cuando la piedra cayó justo a sus pies. Esperaba que esta vez no se dejara llevar por sus emociones y tampoco apoyara el ultimo bastión de los Aksoy, que ahora estaba en caída. Era hora de que pagara, libre de cualquier piedad.
—¿Dónde está ahora? —preguntó Arabelle ignorando sus ultimas palabras. Lo que le estaba pidiendo era inconcebible, pero estaba amarrada de manos. Si decía que ella lo
