Ji Hoo termina de arreglarse dando una alisada a la camisa con su mano, toma la bolsa donde ha guardado el vestido junto con la peluca y se acerca a la puerta, duda por unos minutos en girar el frío picaporte que le separa del exterior, de él. No quiere verle, ni escucharle, ni tener contacto por más pequeño que sea. Desde aquella noche se ha vuelto asfixiante su presencia, las imágenes le atacan constantemente infundiendo un temor por su cuerpo, su cuerpo desnudo es un amargo recuerdo de lo ocurrido. Yi Jeong debe estar en la sala, debe estar allí, está seguro. No quiere cruzar por su lado, al menos mientras se recupera y olvida el modo en que le ha tomado, en que le insultó y humilló. Su amor ha quedado por los suelos, su cariño se vio vulnerado por la persona que más deseaba hacer fel

