Emily:
Mi plan iba bien. Thommas accedió a actuar e incluso cuando nos encontramos en el parque habló conmigo como si nada. Es interesante como a veces se deja llevar por mí, me pregunto porque lo hace, pero sea cual sea la respuesta, me conviene que siga siendo así.
Lo único que me incomodaba era que en la obra había un beso, pero si me servía para acercarme más a él, lo haría.
A pesar de todo, me despierto fastidiada. Siento que han pasado tantas cosas.
No quiero ir al instituto. Tengo que ir y responder las eternas preguntas que me harán mis amigos, también ver qué pasará con eso del castigo ya que no me molesté en ir.
Quería dejar de pensar en la obra, pero no podía.
¡Era demasiado! ¡Un beso!
¡Y con Thommas Darrien!
No estoy emocionada. Realmente no me gusta ensayar porque frente a él me siento vulnerable, por más que no me guste admitirlo. Llegué a un parque, me senté en un banco y simplemente me puse a pensar en todo. Pensé que debía sentirme feliz ya que iba a poder hacer algo que todas querían: besar a Thommas. Pero no me sentía así. Debía estar feliz por estar saliéndome con la mía. Pero, otra vez, no lo estaba. ¿Por qué no lo estaba?
Había algo con él. Algo que lo hacía diferente. Algo que no me permitía ser egoísta y malcriada como quería.
Eso debe ser porque no le agrado, porque es el único que se atreve a desafiarme. Eso me enojaba.
Odiaba a Thommas, pero a la vez... Simplemente me gustaba.
Recuerdo perfectamente haber gritado "¡Estoy loca!" en el parque sin importarme que me vieran los demás.
Eso nunca pasaba conmigo. Normalmente solo aceptaba a personas por alabarme. Ésta vez estaba aceptando a alguien por hacerme saber que no le importo.
Estúpida. Eso es lo que soy.
Cerré los ojos y traté de relajarme en el parque. Pero no pude hacerlo por mucho tiempo, ¿y eso por qué?
Porque un auto paró. Y Thommas salió de él.
No quería verlo, pero me sorprendí cuando lo vi. Supe rápidamente que tenía que cambiar mi estado de ánimo y hablar con él para tratar de ganarme su confianza. Resultó bien y decidí irme yo primero, para que pareciera que no estaba interesada en él en lo absoluto.
De mala gana me levanto de la cama y voy al baño, me cepillo, tomo una ducha y salgo cambiada del baño. Me arreglo el cabello (decido tenerlo lacio), me maquillo y bajo a la cocina a comer una manzana.
Como todos los días al llegar a la cocina me encuentro con el "altar" de Christina. Le sonrío a las fotos.
Finalmente salgo de la casa y voy al instituto.
Al llegar veo a mis amigos esperando en la entrada como siempre, pero podía notar su actuación. Querían tratar de lucir normal, pero realmente me estaban esperando. En sus ojos había emoción y curiosidad. Cuando estuve frente a ellos los saludo (rogando internamente que no me pregunten nada, aunque sé que lo harán) y por unos segundos todos se quedan callados mirándome.
—¿Por qué me miran? —disimulo—. ¿Tengo un grano?
—Por favor, Emily, dinos que sucedió. —pide Ashley.
—¿Qué sucedió con qué? —pregunto fingiendo estar confundida.
—No te hagas la estúpida. —dice Sel enojada.
Alzo una ceja.
—¿Disculpa?
—Con la maestra Angella. —respondió bajando su tono de voz y encogiéndose como un cachorrito. Sonrío—. ¿Por qué los llamó? Y porque ni tú ni Thommas volvieron...
Suspiro—. Okay, eso es algo de lo que quiero hablar contigo en privado Sel. Y luego contigo Caleb.
—Sí, yo también tengo muchas preguntas. —comenta Caleb serio, pero no enojado.
Él sabe que ya tuve suficiente con Sel.
—¿Y nosotros qué? —pregunta Ashley señalándose a sí misma y a Alex después.
—Que se lo cuenten Sel y Caleb. —les digo dándoles la espalda—. Vamos a clase. —comienzo a caminar hacia el aula correspondiente.
Cuando llegamos entramos y tomamos asiento, cuando el profesor estaba a punto de empezar su clase, llega el innombrable.
—¿Se ha dado cuenta lo tarde que está llegando, Darrien? —le pregunta el profesor a Thommas, es obvio que él tampoco tenía prisas por llegar.
Él se queda callado y el profesor con un gesto le indica que puede pasar al salón. Thommas lo hace. Instintivamente mis ojos se encuentran con los de él y noto que hacemos contacto visual involuntario por tres segundos mientras camina hasta un asiento en el fondo.
Y eso fue suficiente para que me sintiera solo como me siento cuando estoy cerca de él: confundida, molesta, y... Bien. De alguna manera, me sentía bien.
Sacudo la cabeza y abro mi cuaderno para anotar algunas cosas de la clase. Sé que los chicos se están enviando mensaje, pero no me molesto en agarrar el celular.
Básicamente estuve toda la clase tratando de eliminar mis ganas de voltear la cabeza y buscar en el fondo del salón para verlo.
Suspiro cuando toca el timbre, me paro, tomo a Sel del brazo y la jalo hasta un salón vacío.
—Te voy a decir que pasó.
—Bien. —me responde tranquila y a la vez ansiosa.
—La maestra Angella me dijo que seré la protagonista de la obra.
—¿¡Qué!? —grita con voz chillona—. ¿Cómo pudiste hacerme esto?
Fue sencillo, ¿sabes? No tuve que mover ni un palo. Solo llegó un maldito chiflado diciendo, resumidamente, que era perfecta para Thommas y que él era perfecto para mí. Menuda estupidez.
—Ella me eligió de la nada... Y, querida, no te sorprendas de esto. Algunas personas simplemente son mejores que otras sin intentar serlo.
Ella me miró notablemente incómoda. Fingí que no lo noté y la miré con arrogancia.
—Thommas será el otro protagonista.
Sel ahoga en grito.
—¿Sabes qué esa obra es de amor, no? Y que también hay un beso.
—Sí, lo sé.
—¡j***r, que suerte tienes! Vas a besar a Thommas.
—No, no lo haré, no voy a besarlo.
—¿Cómo qué no? —preguntó incrédula—. Es Thommas Darrien.
—Tengo novio, ¿recuerdas?
—Ah, cierto. Pero no es como si no pudieras disfrutarlo. —guiñó.
—Sel, ni siquiera quiero actuar en esa obra. No voy a disfrutar nada.
Casi podía leer sus pensamientos. Ella odiaba ver que yo ni siquiera esto y aún así, lo tenía.
—Bueno... Una pregunta. Si no quieres actuar, entonces ¿por qué lo haces? —pregunta frunciendo el ceño. Ella sabe que si no quiero, simplemente no lo hago.
Pero ésta vez fue diferente.
Malditos plan.
—Mi padre me pidió que lo haga. Es por su relación de negicios con el director. —le digo frustrada.
—Oh.
—Me voy.
Salgo del salón y busco con la mirada a Caleb. Cuando lo encuentro lo llamo para llevarlo al mismo salón de antes. Cuando entramos, boto a Sel con un gesto y me giro para ver a Caleb.
—Bien, cuéntame. —pide.
—Me sacaron del laboratorio porque seré la protagonista de una obra.
—¿Y porque también llamaron a ese idiota?
—Ese es el problema. —suspiro—. Él será el otro protagonista.
—Mierda. —dice golpeando un escritorio—. Emily, la historia no es de...
—Es de amor, Caleb, es de amor. Y hay un beso.
—¡Mierda! —grita enojado volviendo a golpear el escritorio—. ¿Por qué lo haces?
—Yo no quiero hacerlo, imbécil. Mi padre y el profesor me están obligando.
Era casi divertido crear diferentes excusas para todos. Sabía que él tenía creer que yo no quería hacer esto para nada, al igual que Thommas.
—¿Tu padre? Wow. El mundo está de cabeza.
—Pero no te preocupes, amor, nada cambiará. Actuaré en una estúpida obra y nada más. No te sientas celoso. —lo beso para que deje de fastidiar.
—Bien. No me pondré celoso.
Luego salimos del salón, él rodea mi hombro con su brazo y vamos a la cafetería.
Cuando estoy en la cafetería siento unos ojos sobre mí. Volteo y veo que es... Thommas.
¿Por qué me mira?
¿Por qué me gusta qué lo haga?
Claro, ya lo sé. Porque a mí me gusta que todo el mundo me mire. Esa debe ser la razón.
No puedo evitar corresponder su mirada y por un momento me olvido de que mi novio está a mi costado.
—¿Qué ves? —pregunta.
—Nada, cariño.
Llegamos a la mesa con los chicos y logro escaparme del agarre de Caleb. Cuando todos se distraen, digo que voy por una fruta y me voy.
Cuando ellos me pierden de vista, cambio de dirección y me acerco a Thommas antes de que se vaya.
—Es la primera vez que veo al famoso Thommas Darrien en la cafetería. —saludo.
—Solo vine por mi almuerzo.
—¿Y a dónde vas después? —pregunto con curiosidad.
—Eso no te incumbe. —responde él.
Suelto una risa. Si cree que me voy a quedar tranquila con eso, está loco.
—Como quieras. —respondo y me voy.
Espero unos segundos y vuelvo. Él ya no está ahí, así que lo busco sigilosamente en los pasillos. Cuando lo encuentro, lo sigo asegurándome de que él no me vea.
Sale al estacionamiento y se va a una esquina que yo no había visto antes, cuando llega se va por un camino que hay entre muros.
Genial. Solo falta que llegue a un laberinto. Pienso recordando una película que vi hace unas semanas.
Finalmente llega a un lugar que no había visto antes. Era un estadio, pero se notaba que ya no lo usaban... Hasta los asientos estaban sucios. Sucios y empolvados.
Estaba caminando discretamente y...
—¡AH! —grito. Había un maldito insecto pasando por mi costado en el suelo y estuve a punto de pisarlo con mis tacones.
Thommas voltea. Me ve y pone los ojos en blanco enojado.
—¿Por qué me seguiste?
—¿Por qué vienes aquí? —le pregunto ignorando lo que él había dicho antes. Miro alrededor a la vez que me acerco a él lo suficiente como para acomodar mis brazos en sus hombros con un ligero movimiento. Pero no lo hago. Solo disfruto de la cercanía. A ver si puedo sacar algo de esto.
—Porque estoy solo, aunque ahora eso no va a ser posible. —murmura.
Por un momento me siento bien al notar que él no se aparta. En realidad, su rostro cambia...
¿Por qué se le ve tan cómodo con esto?
¿Por qué yo me siento cómoda con esto?
—No, no te preocupes. No pienso traer a nadie aquí. —respondo volviendo a mirar todo el lugar asqueada.
—¿En serio? —pregunta sorprendido por mi gesto.
—¿Tú crees que mis amigas se sentarían ahí? —señalo los asquerosos asientos.
—De acuerdo. —responde.
—Bien... Me voy... No quiero encontrarme con otro insecto. —le digo y me doy la vuelta rápidamente... Rompiendo la burbuja en la que estábamos.
* * *
Ya es salida.
Finalmente, cuando estoy saliendo hacia mi libertad me detiene Angella.
—¿Qué?
—Apréndase la primera parte del guión, señorita. El primer ensayo es en dos días.
—Okay. —farfullo y me voy.
Se lo prometí, así que iba a hacerlo. Tenía que prepararme para la obra y posiblemente para tener que besar a Thommas también porque sabía que ella no iba a dejar de insistir en que lo hiciéramos y no quiero hacerlo.
Me detengo.
No besaré a Dylan.
Frunzo el ceño.
¿Porqué de pronto siento qué... Quiero hacerlo?
Recuerdo lo que dijo Caleb, y me doy cuenta de que no se había equivocado.
El mundo está de cabeza.
* * *
Ya ha pasado un día y hoy es el ensayo para el que no estoy preparada.
Ayer fue un día horrible. Tuve que responder más preguntas y pasé varias horas más con Thommas ya que faltamos al castigo, y nos dieron castigo doble. Fue incómodo. Lo único "bueno", fueron las miradas de envidia de varias chicas del instituto. Al parecer, ya todos saben quiénes son los nuevos protagonistas de la obra.
Las primeras clases transcurren normal y me siento tranquila. Pero después...
—Disculpe, vengo a llevarme a la señorita Emily. Tiene que ensayar. —irrumpe la maestra Angella—. Apúrese.
—Estoy yendo. —respondo de mala gana.
Reconozco que solo estoy actuando porque quiero, porque es parte de mi plan, pero cada día que pasa me arrepiento más. Tener que perder mi tiempo en una obra que no me importa, solo para acercarme a alguien que, a veces, actúa como si yo le agradara y, otras veces, actúa como si solo me quisiera lejos.
Esa actitud me molesta. Verlo me molesta. Y eso es la única razón por la que sigo haciendo esto.
Finalmente cuando salgo del aula sigo a la profesora a otra aula, seguramente, para traer a Thommas.
Ella entra a otra aula y lo llama. Él sale poniendo los ojos en blanco al percatarse de mi presencia.
—Bien, vamos. Espero que hayan aprendido su parte.
Le sonrío con falsedad a Angella cuando ella me da una mirada.
Cuando llegamos al auditorio, teatro, escenario o la mierda que sea eso... La profesora nos dice que tenemos que subir al escenario. Thommas y yo lo hacemos.
—Estoy seguro de que no te sabes tus líneas. —murmura Thommas.
—No. No las sé. —confirmó. Él pone los ojos en blanco—. Oh, no me digas que tú si te las aprendiste.
Él mira el techo con indiferencia y responde—. No.
Lo oigo y por primera vez río con sinceridad frente a él, a pesar de que sabía que no trataba de ser gracioso. Thommas nunca trataba de ser gracioso.
—Okay, empiecen. —ordena la profesora. Al ver que no hacemos nada continúa hablando —. No se aprendieron sus líneas, ¿verdad?
—No. —respondemos Thommas y yo al mismo tiempo.
—Tengan. —dice ella entregándonos otros libreto—. Actúen leyendo el libreto.
Le hago caso y ojeo la primera página. Mi personaje se llama Grace y el personaje de Thommas se llama Brad.
En la primera escena estoy caminando y choco con un chico. Ese chico es Thommas.
Cuando lo hacemos la profesora dice...
—Paren. No. Cuando ustedes se topan, tú, Emily, te vas a querer ir ignorándolo. Pero, tú, Thommas, la vas a agarrar poniendo tu mano en su espalda y la vas a atraer hacia ti.
Incómodo.
Pero interesante.
La profesora nos indica con un gesto que podemos empezar. Entonces lo hacemos y en menos de diez segundos, estoy más cerca de lo que me gustaría estar de Thommas.
Sin poder soltarme de su agarre volteo la cabeza y le digo a la maestra...
—No entiendo porque tenemos que estar tan cerca si nos acabamos de conocer.
No estamos actuando, ¿por qué no me suelta?
—Porque tú vas a ignorar a Brad. Y Brad odia ser ignorado.
—Irónico, ¿no crees? —me susurra Thommas.
Siento su cálido aliento y me estremezco ligeramente.
¿Qué me está pasando?
—Cállate, idiota. —le respondo también susurrando.
Pues... Sí. Es irónico. Yo odio ser ignorada y en esta obra él es el que odia eso. Aun así, me enoja que me lo recuerde.
Lo volvemos a hacer. En el momento en el que ignoro a Thommas, me agarra por la espalda y me atrae hacia él. Prácticamente estamos obligados a mirarnos a los ojos.
Me siento extraña... Sentir su mano en mi espalda baja hace que me estremezca un poco cada cierto tiempo y estamos tan cerca que casi puedo sentir su respiración. En realidad, puedo sentir se respiración.
—Hola, linda. —me dice Thommas con un ligero tono de coqueteo ya que así dice el libreto.
Me es imposible no sentirme enojada con Thommas. ¿Cómo es qué yo estoy sufriendo con esto y él no? Se le ve tan relajado.
Tengo dos opciones: O a él no le importa esto. O es muy buen actor.
—Hola. —respondo y luego sonrío al ver su rostro conquistador. Le quedaría muy bien en la vida real.
—¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Esa es la conexión que yo veo en ustedes! —exclama la maestra.
... Un momento...
Me separo de Thommas y leo el libreto.
*Grace le sonríe a Brad mientras se pierde en sus ojos con profundidad*.
¿Eso decía? Yo no le sonreí por eso... Realmente no me había dado cuenta de lo que estaba haciendo.
¿Eso hice? ¿Estaba perdida en sus ojos?
Mierda, mierda, mierda.
No puedo evitar sentirme de mal humor por sentir estas sensaciones que no puedo controlar Odio que me haga sentir esto. Lo odio.
Thommas:
Tengo a Emily increíblemente cerca.
Siento que la estoy intimidando porque cada vez que la miro, ella trata de escapar de mis ojos. Yo soy un poco más alto que ella así que tiene que levantar la cabeza y constantemente la voltea para no tener que mirarme.
Yo hago que ella se sienta incómoda.
¿Eso es posible? ¿Emily incómoda por estar cerca de un chico?
* * *
Cuando acabamos el ensayo la profesora se acerca y nos dice—. El ensayo de hoy ha estado bien, pero aún tienen que mejorar. ¿Dónde está esa conexión que vi en ustedes?
—No existe. —responde Emily con dureza. Agarra su bolso y se da la vuelta.
—No. West, espere.
Emily deja de caminar.
—¿Qué? —pregunta ella y la profesora empieza a caminar en círculos con expresión pensativa.
—... Tengo que hacer que esto funcione... —murmura para ella misma. Después de pensar unos segundos más, finalmente habla—. Okay. Ustedes ensayarán esta obra también en la casa de alguno de los dos. Juntos. Hoy.
—¿Hoy? —hago una mueca—. ¿Por qué?
—Porque a ustedes los escogí por algo. Y ahora debo ayudarlos para que demuestren ese "algo". —responde—. Deben pasar más tiempo juntos, deben tener más confianza. Por cierto, West, necesito que te quedes unos minutos.
Emily:
Así que... Confianza. Sonrío.
Eso definitivamente me hace sentir menos molesta, porque es justo lo que necesito. Ganar confianza.
—De acuerdo, entonces hoy ensayaremos en mi casa, Thommas. —anuncio sonriéndole falsamente a Thommas e ignorando que la maestra quiere que me quede un poco más.
—¿Y por qué tanta emoción, de pronto? —pregunta él con desconfianza.
—Porque quiero cooperar. —le digo. Es obvio que él no confía en mí.
—Sí, como no.
—Darrien, debería hacer como ella y cooperar. —reprocha la maestra y yo vuelvo a sonreír.
—Así es, Thommas. Te veo en mi casa. A las seis.
Me doy la vuelta para irme, pero la profesora me vuelve a llamar, así que solo me quedo mientras Thommas es el que se va del auditorio.
—¿Qué, Angella? —digo con expresión burlona.
—Puedes llamarme Angella si quieres, no me molesta, West. Ni que fuera tan vieja.
Entrecierro los ojos. Esta profesora se siente como si fuera Thommas. Ninguno de los dos realmente se deja mandonear ni molestar por mí. Tampoco les importa si me agradan o no. Hace tiempo no me cruzaba con personas así.
—Como sea. ¿Por qué me has hecho quedar?
—Solo quiero hablar contigo.
Frunzo el ceño.
—¿De qué?
—Escucha, entiendo "quién eres" aquí. —dice haciendo las comillas con los dedos—. Entiendo que esto de tratar con gente fuera de tu círculo social es nuevo y no te gusta... ¿Es por eso que vienes dispuesta a molestar a todos, incluyendo a Thommas? Cuando haces eso, empiezo a creer que en serio odias esto, pero luego veo como cambias de humor y de momento a otro decides cooperar. También recuerdo como decidiste actuar solo si Thommas lo hace.
Pongo los ojos en blanco.
—¿Cuál es su punto?
—Solo quería pedirte que en serio hagas el intento de hacer bien las cosas. No trabajaremos bien si un día pones de tu parte y otro día no.
Siento un poco de lástima por ella al darme cuenta de que, lo que para mí es una estúpida obra que sólo me servirá para vengarme de Thommas, para ella esto un trabajo que le apasiona.
Suspiro.
—De acuerdo. Lo intentaré.
—Gracias, West. Puede retirarse.
Me doy la vuelta sin decir más y, por fin, me voy del auditorio. Cuando estoy afuera del auditorio me doy cuenta de que ya es el receso, así que busco a mis amigas con la mirada. Cuando las veo las saludo con las mano y camino hacia ellas, pero una mano se posa en mi hombro y me detiene...
Volteo.
Es Thommas.
Pongo los ojos en blanco ya que él tiene que pensar que su presencia me incomoda, lo cual es cierto, pero que él mismo me busque significa que está de cierta forma interesado en mí y eso es bueno.
—¿Qué quieres, Thommas? —le pregunto quitando su mano de mi hombro.
Demonios... Le acabo de tocar la mano.
Espero haber disimulado mi reacción al darme cuenta de que lo había tocado.
—¿Qué estás tramando? —pregunta enojado.
—¿De qué hablas?
—¿Así que ahora quieres cooperar, eh? No te creo eso.
—¡Por Dios, no planeo nada, Thommas! Solo quiero que la obra salga perfecta.
—Sí, sí. Y yo quiero besarte. —dice sarcásticamente.
¿Acaso el sarcasmo es su única defensa?
Suspiro—. Me voy. —espeto con los dientes apretados y me vuelve a agarrar, pero ésta vez de la muñeca—. ¿QUÉ?
—Yo sé que tú tramas algo. No voy a dejar que lo consigas.
—Como digas, cariño. —respondo guiñándole y él se va enojado.
Cuándo se va suspiro una vez más, luego Sel y Ashley caminan hacia mí, o mejor dicho, corren.
—¿Qué fue eso? ¿Qué te dijo? ¿Por qué estaba así? ¡No puedo creerlo! ¡Es la primera vez que veo a Thommas hablando con alguien! ¡Dios! ¿Le gustas? ¿Te gusta?
Fueron tantas preguntas al mismo tiempo que no sabía quién de ellas decía cada cosa.
Yo estaba callada mientras preguntaban y exclamaban. Pero al escuchar las dos últimas preguntas las hice callar con un gesto.
—Un momento, estúpidas. —espeto—. ¿Cómo pueden decir eso? No me gusta Thommas. Lo odio, además, ¿no se olvidan de alguien? Caleb. Si él escucha lo que acaban de decir se va a poner furioso conmigo.
—Bien, bien, lo sentimos. Pero, ¿por qué te habló? —pregunta Ashley.
—Por un asunto de la obra. —respondo.
—Ah... —dice Sel con un tono triste.
—Es una tonta obra, Sel. El próximo año será. —le digo palmeando su hombro con desinterés.
—Este es nuestro último año... —susurra, pero hago como si no la hubiera oído.
—Vamos a la cafetería.
—Sí, vamos. —Ashley asiente y entrelazamos nuestros brazos para ir a la cafetería.
—Ni se les ocurra decirle nada de esto a Caleb. Es más, no lo vuelvan a mencionar nunca en sus vidas. —amenazo en el camino.
—De acuerdo. —responden en coro.
Siento que cambié mucho mis personalidades en poco tiempo. Primero la más comprensiva con Angella, luego la irritable con Thommas y finalmente la de siempre con mis amigos. Hace mucho tiempo que no tenía que hacer eso, y realmente empecé a sentirme algo triste al darme cuenta de lo que estaba haciendo.
¿Acaso vivir así es bueno?
Sea lo que sea, siento que es muy tarde para cambiarlo.
Cuando llegamos, Axel y Caleb ya están en nuestra mesa.
—Hola, amor. —saluda Caleb y me besa.
—Hola.
—¿Qué tal tu ensayo?
—Horrible.
—Perfecto.
—¡Hola! —grita Ashley y prácticamente se tira encima de Alex.
Lucía como si estuvieran enamorados. Ja, al parecer saben fingir como Caleb y yo.
Y no lo digo por fastidiar. El otro día la vi saliendo de la casa de un compañero del instituto. Un rato más tarde nos dijo a mí y a Sel que estaba tomando la pastilla del día siguiente. Claro, Sel creyó que era por Alex, pero yo sabía la verdad. Decidí quedarme callada.
Sel y yo nos miramos y nos reímos—. Ay, cachorrita, no me sorprendería que salgas embarazada en un par de meses. —bromea Sel.
—¡Cállense! ¿Cómo Emily aún no lo está, eh? —dice Ashley señalándome a mí y a Caleb.
—Se llama protección, Ash. —respondo. Pero es que ella no sabe lo que es eso.
Iba a fastidiarla un poco más, pero la campana sonó y tuvimos que parar.
—Bueno, vamos a clase. ¿Qué toca? —pregunta Caleb.
—Química. —respondo y hago un puchero.
—¿Qué pasa, bebé?
—¿No lo recuerdas? Compañero de asiento.
—Cierto.
Caminamos por los pasillos y llegamos al laboratorio.
Cuando llego me siento y agradezco que Thommas no haya llegado todavía.
Minutos después llega. Bueno, al parecer sigue enojado conmigo, porque cree que estoy planeando algo.
Y no se equivoca. No voy a parar hasta conseguir mi objetivo.
—Alumnos, habrán su libro en la página ochenta y respondan las preguntas que están ahí. Con su compañero. —ordena el profesor.
Hago un puño con mi mano.
Más sufrimiento...