Capítulos XIX. Akiko

1368 Palabras
Acerina estaba tranquila en el sofá cuando escucha que tocan la puerta. El miedo la invadió, ¿sería algún m*****o de la mafia rumana?, ¿algún Yakuza? No lo sabía, pero antes de que corriera a esconderse escuchó un "Ryo, ¿estás en casa?", detrás de la puerta. Se calmó y un guardia se asomó a mirar por la mirilla antes de abrir la puerta. -Guardia- Buenos días, Sra. Tanaka, ¿qué se le ofrece? -Buenos días. ¿Están mis hijos en casa? Es que ninguno me contesta. -No Sra., salieron a comprar. Puede esperarlos dentro si gusta. -De acuerdo, gracias. La Sra. Tanaka entró y lo primero que vió fue una hermosa mujer en medio de la sala en un avanzado estado de embarazo. Ella se preguntaba quién sería aquella chica, su hijo no le había hablado de ninguna. -Acerina- Buenos días, yo soy Acerina. -Buenos días, yo soy Akiko. Soy la madre de Ryo, ¿tú quién eres? -Bueno, se podría decir que soy su novia. Ella la miró extrañada -Que raro, él no me había dicho que voy a ser abuela. -Es que no son de él. -¿Cómo? Acerina iba a explicarle pero entraron los hermanos cargados de cosas. Narra Ryo Íbamos llegando a casa cuando veo lo que creo que es el coche de mi madre aparcado en la cochera. Ayudamos a los guardias a bajar las cosas y cuando entramos a la mansión veo a Acerina hablando con mi madre. -¿Mamá?¿Qué haces aquí? -¡Ryo!, ¿cómo estás, hijo?-Pregunta dándole un abrazo. -Bien mamá, ¿por qué esta visita tan repentina? -Es que voy a volver a Japón en unos días y como llevamos tiempo sin vernos decidí pasar unos días aquí antes de irme. Por cierto, fui a la mansión y me dijeron que se habían mudado, ¿por qué? -Es un cuento muy largo. Pero bueno, ella es Acerina, supongo que ya se conocen. -Sí, pero hay algo que no entiendo. Ella es tu novia y está embarazada, pero me acaba de decir que no es tuyo.- Todo esto lo dijo en japonés para que nadie entendiera. -Es verdad, no es mío. -Si sabes que te está siendo infiel, ¿por qué sigues con ella? -Es que no es solo mi novia, es novia de los cuatro. Mi madre se quedó en silencio analizando lo que acababa de escuchar. -De los cuatro- Dijo afirmando pero a la vez dudando. -Sí. -Entonces, ¿de quién es el bebé? -De Yun. Mi madre lo mira sorprendida.- No me esperaba eso de ti Yun. ¿Qué es, niño o niña? -Yun-Son dos niñas. -¡¿Son gemelas?! -Sí. -Qué alegría, hijos.- Dijo dándonos un abrazo a todos, incluso a Acerina.- Por cierto, ¿qué tal está Mattia? Escuché que Rhea tuvo que volver a Italia. -Ian-Mattia está perfecto, ahora mismo está durmiendo arriba. En cuanto a Rhea, ya está todo solucionado, pero igualmente se va a quedar por un tiempo más allí. -Que bien, me alegro de que todo se haya solucionado. -Atid- Madre, ¿te vas a quedar a comer? -Sí, está bien. ¿Qué quieren qué les preparé? -Acerina-Si quiere yo puedo ayudarla. -Oh, no te preocupes hija, los chicos me ayudan. -De verdad que no es molestia, a mí me encanta cocinar. Ellos pueden ir montando todo para la llegada de las niñas, ¿verdad? -Sí, ya vamos. Narran los hermanos -Ian-¿Por dónde empezamos? -Yun-¿Y si nos repartimos el trabajo? Acabaríamos más rápido. -Ian-De acuerdo, yo monto las cunas, Yun los cambiadores, Ryo los carros y Atid los armarios. Cuando uno termine ayuda al otro. Mientras tanto, en la cocina Acerina y Akiko hablaban de muchas cosas, la chica le había caído bien, pero entonces le hizo la pregunta que menos se esperaba. -¿Cómo se conocieron tú y mis hijos? Supongo que ya sabes en lo que están metidos, por lo que siempre se suelen mover por lugares un poco turbios. Tú no tienes pinta de ser así. -Bueno, es una larga historia pero básicamente nos conocimos cuando salía de mi trabajo. -¿Trabajo? ¿Cuántos años tienes? Pareces estudiante de universidad. -Tengo 24 años y una carrera. Estaba trabajando para poder pagarme la segunda carrera. -¿Qué estudiaste? -Estudié idiomas y me gradué con honores y el año pasado empecé la segunda carrera que es de enfermería, pero la tuve que dejar porque ellos me secuestraron.- En segundos me di cuenta de lo que dije y me paralizé. -¿Cómo que te secuestraron? -¿Secuestrar? Yo no he dicho eso.- Cada vez me ponía más nerviosa, sobre todo porque la mujer no dejaba de mirarme fijamente. -Sí, estoy segura de que lo dijiste. ¿Cómo te secuestraron? Ya sabía que no podía mentir así que no tuve más remedio que contarle todo. -Esto es increíble, se van a enterar cuando bajen. -No Sra., no se preocupe, está bien. -¿Cómo va a estar bien? No es normal ir y secuestrar a una mujer sólo porque te parece guapa. No importa que sean mafiosos, nosotras les enseñamos que la educación siempre va por delante. -De verdad que no pasa nada, todo tiene una explicación. -¿Ah, sí?¿Y cuál es? Porque yo sigo sin ver un secuestro como algo normal. -No puedo decírselo, pero le aseguro que todo está bien. -Si insistes, pero igualmente hablaré con ellos. Poco después ya estaban todos sentados a la mesa. Acerina tenía los nervios a flor de piel, primero, porque se había cambiado de ropa puesto que había empezado a hacer calor y tenía miedo de que se diesen cuenta de las marcas que había dejado Ryo, segundo, porque temía que Akiko fuera a hablar con los chicos sobre el secuestro y tercero, porque había empezado a tener unas pequeñas molestias en el vientre. -Ian- Acerina, ¿te encuentras bien? Te ves un poco pálida. -Sí, no te preocupes.- Dijo notando como esas molestias se iban. -Akiko- Y bueno chicos, todavía no me han contado cómo conocieron a Acerina. De un momento a otro todos se tensaron, pero Atid contestó con gran tranquilidad. -Nos conocimos en su trabajo. -Hasta dónde yo sé ella trabajaba en un restaurante, ustedes casi nunca van a esos sitios. -Atid-Exacto, CASI nunca. Ese día acabábamos de firmar un nuevo trato así que decidimos ir a celebrarlo. Acerina cada vez estaba más intranquila, sobre todo ahora que Ian no le quitaba la mirada de encima. Cuando terminaron de comer Acerina fue a su habitación y no pasó mucho tiempo antes de que Ian entrara. -Parece que Ryo y tú se divirtieron anoche, ¿verdad? Acerina lo mira un poco desconcertada, no sé esperó que fuera a entrar de repente. -¿Qué te hace pensar eso? -No lo sé, puede que las marcas en tu cuello, por mucho que hayas intentado ocultarlas. -No necesariamente tengo que acostarme con él para que me haya dejado esas marcas. -Qué te apuestas a que si levanto tú vestido encuentro marcas en tus muslos. -Bueno, vale, sí me acosté con él. ¿Cuál es el problema? -Problema ninguno, solo que me parece injusto que me hayas rechazado minutos antes de ir a su habitación. -Pero si tú y yo ya hemos estado juntos. -Eso no cuenta como estar juntos. -¿Entonces, qué quieres de mí? -De ti nada, solo quiero que pases más tiempo conmigo. Quiero que hagamos cosas de pareja. -Ian, yo también quiero, pero las parejas normales suelen ir a pasear, a comer fuera de vez en cuando, suelen quedar con amigos y tú más que nadie sabe que eso es casi imposible. No he salido de esta casa sino tres veces porque al estar con ustedes todo es peligroso, y no les estoy echando la culpa, solo quiero que comprendas eso. A mí también me gustaría poder salir a pasear y más ahora que la familia crece, pero no se puede. Y si consigo qué podamos hacer un viaje sin riesgos,¿vendrías sola conmigo? -Porsupuesto que sí. -De acuerdo.- Dijo y se marchó dejando a Acerina sola y desconcertada.
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