—Así lo haré— dijo Carola y, enlazando su brazo con el de Mary-Lee, salió de la habitación en compañía de la joven norteamericana. —Hay una escalera al final del corredor— dijo, recordando lo que Peter le había explicado—. Conduce directamente a la Capilla. Resultaba muy conveniente en los viejos tiempos, cuando el Marqués de Broxbourne en turno, quería rezar. —Tenemos que mostrarle eso a Papá— dijo Mary-Lee—. Está convencido de que, comparados con los norteamericanos, los ingleses son casi paganos en sus costumbres. —Entonces debemos sacarlo de su error. ¡Y me encanta saber que él no tiene todavía una Capilla privada! —Estoy segura de que mandará construir una en cuando volvamos. Cuando llegaron al fondo del corredor vieron que, tal como Peter le había dicho a su hermana, partía de a

