Capítulo 3

2158 Palabras
Cedric me escucha con total atención. No estoy pidiendo nada del otro mundo, sabe que cuando me pongo seria y me intereso en algo no hay forma en que pueda dejarlo ir. En este caso, el profesor Cannigham es lo único que tengo en mente por lo tanto si mi hermano vuelve a jugar conmigo a ver quién es más Judas, espero que este preparado para las consecuencias. No es que sea mala, soy una chica bastante tímida. -Rhoss no puedes simplemente pedirme todo es y esperar que le perdone la vida. – se sirve un trago, no sin antes ofrecerme. Percatándose de lo que hace niega y me advierte. —No puedes beber, agrega eso a tu lista de deseos y tal vez lo ponga en consideración. – resoplo. Es peor que un carcelero, aunque agradezco que ahora sea un poco más abierto al escuchar mis peticiones. Antes no se tomaba ni el tiempo de decirme Hola. -No estoy pidiéndote nada del otro mundo, solo no quiero que te metas con Miles Cannigham, tú y yo estaremos bien si haces lo que te pido. — me mira con desdén, no entiendo su odio irracional por mi profesorcito. -Me lo pides como mi hermana o como líder de la Organización. – me acerco a él, a pasos lentos y sin dejar de verle. Le quito el vaso y me lo bebo de un trago. Cedric gruñe molesto. -Eso hermanito, depende solo de ti. – me quita nuevamente el vaso. -Joder. ¿Quién es realmente ese tipo por el que eres capaz de amenazarme? Soy tu hermano mayor, recuérdalo. – pregunta con total ofensa, molestia y desdén. Todo lo malo que se pueda atribuir al hecho. -Es mi profesor de leyes. -  me encojo de hombros. Quiérase o no, eso es lo que Miles es, mi profesor sexy de leyes. -Es que si no te hubiese enviado a Escocia no le hubieses visto otra vez. – gruñe furioso. Mi corazón, mi alma y espíritu se detienen por un segundo. Acaso mis oídos han escuchado mal, pero estoy segura que mi hermano acaba de decir algo que no esperaba me dijese. -Lo que quise decir es que no le hubiese conocido, me alegraba que un hombre te hubiese regresado la confianza pero ya ves en lo que termino. No confío en Miles Cannigham, nunca lo he hecho. — entrecierro los ojos. Cedric me mira arrepentido dándose cuenta de lo que acaba de decir, estoy entendiendo algo, mi hermano sabía que Miles y yo nos conocíamos de hace un tiempo, sabía que habíamos estado juntos en aquella fiesta. Cedric conoce a Miles. -Ahora entiendo, tú conoces a Miles y sabes la relación que tuve con él hace cuatro años. – inquiero. El rostro de mi hermano palidece, abro los ojos tan sorprendido como se puede y niega. -¿Tu lo recuerdas? ¿Por qué sabes que fue hace cuatro años? – pregunta con preocupación. Su rostro se descompone al escucharme decirlo. El corazón comienza a dolerme, esto no es precisamente lo que quería saber. Cierro los ojos y trato de calmarme, no sirve de nada que me moleste con Cedric. Mi corazón es lo importante. -Rhoesia, respóndeme, ¿lo recuerdas? ¿Qué es lo que recuerdas exactamente? – me toma de los hombros, abro los ojos y le observo fijamente. Respiro profundo tranquilizándome. -No recuerdo mucho, solo he tenido fragmentos de memoria desde el incidente con Vasiliev y Trisquel. – Cedric aprieta los puños y sé que el recuerdo le enfurece. – Estoy bien, vale, no paso a mayores y mis recuerdos siguen bloqueados. – le restó importancia pero Ced parece no desistir. -Esos recuerdos, Rhoss, si recuerdas todo lo que sucedió promete que me lo dirás. – no le digo nada, sin darme tiempo a decir algo me abraza, de hecho me asfixia en un abrazo. -Terminaras matándome si continuas abrazándome de esta forma. – me quejo riendo. No me suelta y termino regresándole el abrazo. –Te amo Cedric, si quisiera dejarte ya lo hubiese hecho desde hace mucho tiempo, quizás hasta te hubiera cambiado por alguien más. -Me cambiaste por Casper. – gruñe soltándome. Ruedo los ojos. Eso no es realmente lo que sucedió. -Primero me dejaste por Raven, después por Casper, por el maldito de Dracovic y ahora por el maldito Miles Cannigham. – gruñe furioso. No entiendo la razón de sus celos. -Cedric eres mi hermano y nadie te quitara ese puesto. Primero, Raven casi casi tu decisión, ¿recuerdas? Tú querías que tuviera un escolta y Raven apareció en mi jardín. – su mirada se ensombrece. El hecho de como conocí a Raven es un recuerdo agridulce. -Raven tu decisión y capricho. — reprocha. —No tengo la culpa de que Raven te considerar un enemigo en aquel entonces; y ahora, Zess fue un caso especial y ahora lo considero mucho más que un simple guardaespaldas siempre fue así, y Miles Cannigham. – hago una pausa. Cedric me mira con molestia el recuerdo también es duro para él decidimos no hablar nunca más de ello. – Él es mi prioridad, mi pasado en mi presente, mi presente en mi futuro. – explico.  —A Raven lo acepte porque quería disculparme tras lo qué pasó, Zess Casper fue mi decisión tras lo sucedido en aquel incidente con nuestros padres pero Miles Cannigham, ese tipo no es bueno para ti, ¿Sabes que ha metido a la cárcel a muchos de nuestros clientes? — resopló, eso no tiene nada que ver con mi amor por él. —Miles es un buen hombre, no sabe realmente quienes somos. — pero tendré que decírselo. Me pregunto como reaccionará. -Cannigham debería de quedarse en tu paso, ese hombre es dañino para ti. Rhoesia no me hagas repetirlo, si ese tipo se acerca a ti... - levanto la mano. No permitiré amenazas o que le haga algo a mi profesor. -Estoy ofreciéndote un trato, una oferta que no puedes darte el lujo de rechazar. Recuerda, como dice el dicho, "No hay bien que por mal no se vaya." – Cedric niega frustrado. ¿Ahora que? -Cariño, es "No hay mal que por bien, no venga." – eso no es verdad. Le hago un puchero. – Estas diciéndome que te harás cargo de la Organización y a cambio tengo que mantenerme lejos del profesor Cannigham, ¿estoy en lo correcto? – se rasca la barbilla. Hermano... soy yo, no me haras un juego de palabras y mucho menos comer la mente. -No, estoy diciendo que volveré a mis obligaciones dentro de la Organización y a cambio, Miles Cannigham permanecerá sano y salvo, en el momento que te atrevas a dar una orden, hacerle algo indebido... - hago una pausa viéndole. –Nuestra relación se terminara, tu y yo terminaremos y ya no haremos cositas. – Cedric me mira, analiza lo que digo y se debate entre aceptar o ignorarme. -Creo que tenemos un trato Rhoesia Husher. – sonrie pero mas parece una mueca. -Eso parece Cedric Husher. – suspiro. Mi hermano se acerca. –Te he dicho que no me gusta que me llames por mi nombre completo y que me mires desde arriba, ya no me intimidas como antes pero aun asi es molesto. -¿Te he dicho que eres capaz de romperme el corazón? – termina abrazandome con fuerza. Demasiada fuerza. -No, no lo has dicho pero te he dicho cuanto escapas a matarme con tus abrazos. — me quejo pero el solo me aprieta más, ya no respiro. -Es que es la forma en la que te siento más cerca de mí. — vaya manera. -Y yo me siento más cerca de la muerte. — mi hermano se ríe. —Tal parece que sigues tan enamorado de mi que no puedes soltarme, pervertido. — le digo. Termina apretándome a un más. Besa mi coronilla y se aferra a mí como si estuviera dejándolo. -Rhoss sabes que te amo y que todo lo que hago es por tu bienestar, ¿cierto? – lo dice en un susurro anhelante. Acaricia mi espalda y yo me relajo. –Te amo princesita, eres mi hermanita y no quiero que otro hombre vuelva a lastimarte, no quiero que ningún cabron vuelva a maltratarte porque no eres alguien que merece eso. – nos separamos unos centímetros. – No pude cuidarte una vez, no quiero volver a perderte. – su mirada se cristaliza. -Estoy aquí, estoy bien y estoy contigo. El pasado no se olvida Cedric solo tienes que pretender que nunca existió. – mi hermano niega. -¿Ya me has perdonado? ¿Confías en mi? — las preguntas son fáciles pero difíciles de responder. -Ced las cosas son diferentes ahora y no porque esté enamorada de Miles significa que voy a olvidarte, solamente no quiero que me hagas elegir entre ambos. -¿Por que? ¿Lo elegirías a él? — no le respondo. No podría responder una pregunta así. -¿Qué es lo qué pasa contigo? No estoy muriendo o algo así para que estés confesándote, soy tu hermana y algo entre nosotros por más que lo deseemos no podemos. — bromeó pero mi hermano niega, una expresión de tristeza aparece en su rostro. -Es que tantas cosas que pude evitar y... -- de pronto comienza a sollozar y mi corazón se estruja. – Es mi culpa... y no puedo evitar sentirme culpable porque te he dañado, lastimado y hecho mi voluntad tu castigo. Nuestros padres... — lo detengo. -No. No hablemos de nuestros padres, no quiero saber o escuchar algo que tenga relación con ellos. Cedric mírame, estoy aquí y estoy bien. – vuelvo a repetir. Mi hermano continúa sollozando y de pronto yo también quiero hacerlo. – Eres el único hombre capaz de lastimarme al grado de romperme, pero también eres el hombre que me regresa la vida, que me da un propósito y mi amor por ti, hermano, es eterno, incondicional y para siempre. – lo agarro de la cara. – A veces es muy difícil amarte, pero lo hago y lo seguiré haciendo aunque me rompas mil veces. – Cedric niega. -No lo volveré a hacer, Rhoss no volveré a romperte. Te lo prometo. – la decisión en su voz me da confianza pero aun así, no puedo confiar a un cien por ciento en el. -Te amo, eres mi hermanito. – acaricio su rostro, me pongo de puntas para darle un pico. –Eres mi hermanito, te protegeré siempre. – Cedric asiente. -Siempre odie que me dijeras "hermanito". – me imita pero se ríe. Su enorme cuerpo vuelve a envolverme y asfixiarme. -Lo sé, eso es lo divertido. – el recuerdo no es tan grato pero ahora me divierte. -Pero tienes razón en algo, es más fácil que tú me protejas a mí que yo a ti, aunque claro siempre tratare de estar a tu lado y cuidarte de todo lo que pueda. – suspiro, hubiese esperado escuchar esas palabras hace mucho tiempo pero ahora todavía lo valen. No le digo nada más, nos abrazamos y me quedo cuidando de él. Nos sentamos en el sillón y esta vez soy yo quien sostiene su cabeza en mis piernas y le acaricia. Cedric es mi hermano, lo amo y respeto como tal, pero en un punto en específico de nuestra vida ambos nos perdimos. Recuerdo lo que sucedió y he decidido que ese pasado no exista pero aun así es difícil cuando volvemos a estar juntos. Cedric es una maquina letal que podría aniquilar a cualquiera. -Estoy celoso. – dice de la nada. Me mira desde abajo y sabe que esta si es la posición que me gusta. -Primero fue Raven, después Casper, el maldito Dracovic y ahora Miles Cannigham. – suspira. Otra vez repite lo de cambiarlo, no le he cambiado porque él sigue siendo mi único hermano. -¿Qué con ellos? – ladeo. Mi hermano estira la mano para llegar a mi mejilla y jalarme. -Los hombres por los que me has cambiado. – tira de un lado hacia otro. -¡Duele! ¡Ced! ¡Ced! – me quejo pero me ignora. -Eres una niña bastante desconsiderada haciendo que tu hermano mayor tenga ese tipo de sentimientos tan innecesarios. – finalmente suelta mi mejilla y me desvanezco. ¡Mi mejillita! Se pone en pie dejándome ahí tirada casi muerta necesitando un médico de urgencia para mi mejilla enrojecida. Abre la puerta para marcharse pero antes vuelve a verme. Se muerde el labio y cuando pareciera que no dirá nada más, suspira y dice; -Espero que un día me devuelvas ese lugar en tu corazón que tanto he deseado por más de siete años. – sin decir más, sale dejándome ahí. Suspiro. Siete años. Realmente han pasado siete años, no es que puedavolver en el pasado y hacer que esa niña de catorce años piense mejor las cosasy decida no cerrar su corazón.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR